EFE
El multimillonario Andrej Kiska, futuro jefe de Estado de Eslovaquia tras ganar el domingo las elecciones presidenciales, nunca ha sido miembro de un partido y considera que el jefe de Estado no debe ser un apíéndice de una formación política.
Ha trabajado como directivo de grandes empresas y ha fundado varias compañías, tanto en Eslovaquia como en el exterior.
En Eslovaquia fundó dos sociedades financieras de pagos aplazados y tras 15 años de actividad empresarial decidió venderlas y dedicarse por entero a la actividad caritativa.
En 2007 creó la sociedad sin ánimo de lucro "Dobry Anjel", que recauda fondos para familias en apuros por causa del cáncer.
Kiska, que se definió como "el primer candidato presidencial independiente", ha dado la sorpresa al lograr el 59,4 por ciento de los votos en su primera aventura política y haber vencido a un veterano candidato como el primer ministro, Robert Fico.
Ya en la primera vuelta electoral, hace dos semanas, Kiska se quedó, con el 24 por ciento de los votos, a sólo cuatro puntos de Fico.
El empresario no tiene ninguna experiencia política y ha logrado movilizar en su favor buena parte del electorado de centroderecha, huíérfano de un candidato con potencial.
El millonario suele denunciar la corrupción y falta de competencia de los funcionarios eslovacos, así como el mal funcionamiento de la judicatura, que -según íél- obliga a las empresas a quebrar y despedir a sus empleados.
Uno de sus eslóganes preferidos a lo largo de la campaña ha sido "humanizar Eslovaquia".
Andrej Kiska está casado y tienen cuatro hijos