El juego online se ha convertido en un quebradero de cabeza para el Gobierno. En 2012, hace justo dos años, entró en vigor la nueva normativa que regularizaba el sector para evitar que siguiera operando en negro, pero los ingresos vía impuestos que ha conseguido Hacienda están muy lejos de lo esperado.
En 2012, según las cifras que maneja Ce-Juego, la patronal del sector, los operadores en Internet apenas aportaron 59 millones de euros y el año pasado, a falta de las cifras definitivas, la situación fue aún peor, con pago de tasas por apenas 57 millones, un 4,5% del total recaudado en el sector.
Alejandro Landaluce, director general de la Confederación Empresarial del Juego (Ce-Juego), una organización que agrupa a los operadores privados, asegura que "el problema de fondo es que hay todavía al menos un 40% del negocio que sigue operando en negro, desde Gibraltar o Malta y sin pagar los impuestos correspondientes aquí". En 2012, el sector del juego online declaró unos ingresos brutos (importes jugados menos los premios pagados) de 235 millones de euros, una cifra que se redujo a 229 millones al cierre del último ejercicio.
Para intentar lograr nuevas vías de recaudación, el Gobierno va a aprobar ahora un cambio de la reglamentación para permitir las máquinas tragaperras en Internet, algo que, según explica Landaluce, "no existe en ningún otro país de la Unión Europea", salvo en Italia. El problema, según el máximo responsable de Ce-Juego, es que "con ello se causará un daño aún mayor al sector tradicional, que opera con muchas trabas -entre ellas la de la prohibición de la publicidad- y Hacienda, si cumple sus objetivos, tan sólo recaudará 5,6 millones más".
Juego responsable
Para Ce-Juego, la regulación propuesta "va contra los principios del juego responsable -al no fijar límites a las apuestas y premios ni regular la publicidad, permitiendo incluso que se pueda jugar en establecimientos presenciales- y resultaría muy lesiva para el sector tradicional, debido a la competencia desleal derivada de una oferta mucho más competitiva y desregulada".
A pesar de ello, la patronal admite que todos los operadores de juego online en España registran píérdidas, con la sola excepción de unos pocos radicados fuera del país, que ya estaban activos de forma irregular antes de que se concedieran en junio de 2012 las primeras licencias en nuestro país, licencias que legalizaron el juego por Internet, hasta entonces ilegal.
Hay que tener en cuenta que las máquinas tragaperras, conocidas tambiíén como slots, representan en España, en sus diferentes variedades, la modalidad presencial más popular y de mayor contribución al sector económico del juego. En el año 2013, los ingresos brutos estimados fueron de 3.235 millones de euros, aportando a las haciendas autonómicas más de 700 millones sólo en concepto de tasas de juego. Las máquinas en su conjunto presentaron pues un 75% de todo el juego de gestión privada.
El gasto medio, estancado
Un 82% de los ingresos de los slots presenciales corresponde a las 165.000 máquinas recreativas instaladas en bares y cafeterías; máquinas cuya apuesta máxima por partida es de 1 euro y cuyo premio máximo no supera los 500 euros.
Según Landaluce, el gasto neto de los jugadores y apostantes en el canal online lleva varios meses estancado en unos 22 millones de euros, por lo que no es razonable prever que la introducción de los slots online lo incremente, salvo si es trasvasando juego presencial a en línea basado en mayores expectativas de premios. "La inevitable migración de jugadores del canal presencial al online perjudicaría a la economía del país, y sólo favorecería a empresas que operan fuera de España y no invierten ni crean empleo aquí, tributando únicamente el impuesto especial del juego, pero no el IVA, ni el impuesto de sociedades ni el IAE (Impuesto de Actividades Económicas", insiste Landaluce.