El Consejo de Estado chino, el órgano ejecutivo del país, aprobó el miíércoles varias medidas de estímulo basadas en un aumento del gasto público con el objetivo de impulsar la economía del país, despuíés de una racha de indicadores decepcionantes durante los primeros meses del año.
Según informan hoy varios medios locales, el paquete de medidas incluye recortes de impuestos para las pequeñas y micro empresas, una dotación a la rehabilitación de las zonas urbanas degradadas y una mayor inversión en ferrocarriles.
China ya había incluido previamente estas medidas en su plan de desarrollo económico para el año 2014, pero la novedad radica en que el Gobierno chino las ha planteado conjuntamente como "paquete de estímulo para impulsar la economía".
Concretamente, las autoridades decidieron extender hasta 2016 los incentivos fiscales para aquellas empresas que obtengan unos beneficios anuales menores de 60.000 yuanes (9.720 dólares, 7.050 euros), que cuentan con rebajas fiscales del 50 por ciento.
Según el documento publicado despuíés de la reunión del Ejecutivo, encabezado por el primer ministro Li Keqiang, el Gobierno se plantea asimismo aumentar este umbral, ya que "las micro y pequeñas empresas son vitales para el empleo y el mercado en China".
El Ejecutivo aprobó tambiíén la puesta en marcha de 6.600 nuevos kilómetros de nuevas líneas ferroviarias en 2014, 1.000 más de lo establecido el año pasado.
Así, se creará un fondo para el desarrollo ferroviario con un valor de hasta 300.000 millones de yuanes (48.602 millones de dólares, 35.251 millones de euros), que se financiará en parte con una emisión de bonos por valor de 150.000 millones de yuanes este año (24.156 millones de dólares, 17.556 millones euros).
Las nuevas líneas se construirán principalmente en las regiones centrales y occidentales -las menos desarrolladas del país- para ayudar a la urbanización de la zona.
Por último, se dotará un fondo para la renovación de las viviendas degradadas en las regiones urbanas, que tambiíén se financiará parcialmente con la emisión de bonos para inversores institucionales como bancos comerciales, fondos de pensiones y compañías de seguros.
Según los analistas, esta actuación señala que las autoridades están preparadas para estimular la economía si crece por debajo de lo esperado, pero tambiíén demuestra que no se pretende llevar a cabo un programa de estímulo masivo que podría empeorar los niveles de deuda del país.
Aunque el Consejo de Estado no facilitó la inversión total en este plan de estímulo, la cifra no es comparable a la realizada durante el año 2008, en plena crisis financiera internacional, cuando las autoridades inyectaron más de 4 billones de yuanes (586.000 millones de dólares, 464.000 millones de euros al cambio de entonces) que permitió al gigante asiático sortear los efectos de la crisis.
China pretende crecer este año a una tasa del 7,5 por ciento como mínimo, despuíés de que el año pasado registrara su tasa de crecimiento más baja de los últimos 14 años, del 7,7 por ciento.
El primer ministro chino, Li Keqiang, aseguró a principios de marzo que la prioridad principal de las autoridades no es tanto el crecimiento económico sino la creación de empleo, y que el Gobierno "tomaría medidas" en caso de que no se cumplieran las previsiones de creación de nuevos puestos de trabajo.
China está inmersa en un proceso de cambio de su modelo económico, hasta ahora basado en la inversión pública y las exportaciones, para que el consumo y la inversión privada sea el motor de crecimiento.
En ese sentido, desde que Li Keqiang asumió el cargo de jefe del Gobierno hace un año, las autoridades han reivindicado un crecimiento "más enfocado en la calidad y menos en la cantidad".