La cooperativa Arrossaires del Delta del Ebro, que tras comprar Nomen a Ebro Foods dobó su negocio, pide un aumento del caudal para sus cultivos .
El nuevo Plan Hidrológico de Cuenca para el río Ebro ha destapado la antigua lucha de las Terres de l'Ebre contra el Gobierno y la Confederación Hidrográfica del Ebro por considerar que los nuevos caudales asignados a las tierras de Tarragona no se ajustan a la cantidad mínima de agua que debería circular por el río para garantizar su salud medioambiental. La zona del Delta ve en el horizonte la amenaza de la regresión de esta área y con ella la desaparición de uno de sus sustentos económicos, los cultivos de arroz.
El plan de la administración central prevíé un aumento estimado del consumo de agua de 7.880 hectómetros cúbicos anuales (55% de la aportación natural del Ebro ) a casi 10.000 hectómetros cúbicos (casi el 70 % del agua de la cuenca), lejos de las demandas locales. La Comisión para la Sostenibilidad de las Terres de l'Ebre pedía 7.167 hectómetros cúbicos para los años secos, 9.508 los años de pluviometría media y 12.543 los años húmedos. La media de caudales en el Ebro en los últimos 10 años ronda los 8.000 hectómetros cúbicos.
La zona del Delta reclama un aumento del caudal para, entre otras cosas, facilitar que el río arrastre los sedimentos necesarios para mantener esta área natural y ecológicamente muy importante que ya tiene que afrontar otros efectos negativos, como es, por ejemplo para los cultivos de arroz la aparición y proliferación de especies invasoras que destruyen las cosechas. La más dañina, el caracol manzana, un molusco habitual en aguas dulces tropicales.
Detectado por primera vez en 2009, en el margen derecho del Delta, el caracol manzana ha destruido ya 250 hectáreas de arrozales, según el sindicato agrario Unió de Pagesos. La lucha por la erradicación de esta ya plaga es difícil y costosa. En un principio se intentó eliminar con uso de productos fitosanitarios formulados a base de saponinas, un extracto natural de semillas de camellia, pero si en un primer momento el resultado fue esperanzador, a las pocas semanas de su aplicación, el molusco invasor reapareció.
Un animal contra el que tambíé han luchado los agricultores en el ámbito de la justicia puesto que presuntamente la especie se infiltró en los arrozales desde una piscifactoría que la empresa Promotora Bama instaló en unos terrenos del margen izquierda del río, a tocar de los cultivos de arroz, que pasó a la cría de peces ornamentales y a importar otros tipos de animales. En 2007 facturaron más de cuatro millones de euros. La causa judicial abierta contra Promotora Bama como presunta responsable de la introducción de esta especie exótica fue archivada por sobreseimiento el pasado mes de octubre.
Pero los envites no acobardan a los agricultores que ahora intentan combatir la plaga inundando los campos con agua de mar durante el invierno. Un plan de actuación que se lleva a cabo con el control del Departamento de Agricultura de la Generalitat y que parece efectivo. El problema: "que todo el sistema de riego del Delta está pensado para agua dulce y la sal lo puede dañar", explica Jordi Casanova, presidente de la cooperativa Arrossaires del Delta de l'Ebre.
Esta agrupación, que suma 3.000 socios, de los cuales 1.200 son agricultores de los que depende el 65% de las tierras del margen izquierdo del Delta, es con la cooperativa Cambra Arrossera d'Amposta, al otro lado del río Ebro y con otros 3.200 socios, los principales promotores del arroz con denominación de origen con las marcas Nomen y Montsií , respectivamente.
Ambas, junto con los pequeños agricultores independientes y sus respectivas marcas no piensan renunciar a cultivar las tierras del Delta de las que precian su calidad.
Arrossaires del Delta es un gran ejemplo de esta actitud. La cooperativa decidió, en septiembre del 2012, adquirir la marca Nomen a la multinacional Ebro Foods, por 40 millones, a pagar en cuotas anuales hasta 2025. Ahora, con ni tan sólo dos años transcurridos, la cooperativa está en pleno proceso de transformación. Primero fue la inversión de un millón de euros en una nueva planta envasadora para cubrir la fabricación de diferentes productos para la marca Nomen, como son arroz, puríé de patatas, harinas y síémolas de trigo y arroz. Se sumaron a sus marcas tradicionales Bayo y Segadors del Delta. En total, 44 referencias de producto con marca, puesto que la cooperativa ha reducido a sólo el 20% la producción de marca blanca.
La cooperativa ha intensificado su expansión internacional alcanzando el 30%, cuando hace dos años era un 12%, y el objetivo llegar al 44%. Ahora la marca está presente en Bulgaria y Rumanía -sobre todo con producto a granel-, como en el Líbano, y acaba de introducirse en Perú. Latinoamíérica y el Oriente Próximo se configuran como área de expansión con la variedad de arroz redondo, aunque la compañía tambiíén elabora el largo y el llamado bomba, más usado en restauración.
Otro segmento de mejora para la cooperativa, que ha doblado su negocio en pocos años alcanzando los 35 millones de euros, con una producción anual de casi 70 kilogramos, es la innovación, que focalizará a travíés de la marca Nomen. La cooperativa ha ideado, junto a la firma Bardinet, licores y espirituosos elaborados con alcohol proveniente de la hidrólisis y posterior fermentación del arroz, del que ya produce 30.000 botellas, con cuatro referencias, en tiendas especializadas. Y, en la feria Alimentaria, acaba de lanzar un puríé de patatas elaborado con nata.
A medio plazo, la cooperativa persigue entrar en el segmento de platos semielaborados, siempre con el arroz como principal ingrediente y de la mano de un gran chef. La marca ya ha buscado vinculación con la alta gastronomía y su imagen viene de la mano de Carme Ruscalleda.
Una imagen para potenciar la calidad y los productos de una marca "que quiere crecer comercialmente" y que quiere demostrar que el "Delta está vivo y se mueve", explica Jordi Casanovas, su presidente, porque son "tierras con sentimiento", con futuro.
Especialización para abrir mercado
Los productores independientes tambiíén están al pie del cañón a uno y otro lado del margen del río Ebro. Su especialización -pues la calidad ya la ofrecen- es un hándicap para mantenerse en el mercado. Como ejemplo, el trabajo de Illa de Riu, una arrocera dedicada a la producción de arroz desde el año 1917, en manos ya de la tercera generación que lidera su actual gerente, Juan Trias. Illa de Riu produce tres variedades de arroz (bomba, carnaroli y bahía), con semillas propias cultivadas y seleccionadas de manera minuciosa en la finca que la familia tiene en Sant Jaume d'Enveja,. Además de vende parte de su producción a la cooperativa Cambra Arrossaire d'Amposta. Con una producción de 4.000 toneladas de arroz al año para el mercado nacional y las exportaciones, Illa de Riu se precia de servir a algunos de los restaurantes con estrellas Michelin, que trabajan con variedad bomba o carnaroli. Reivindica, al igual que el resto, un mejor reparto del caudal del río, y reconoce los esfuerzos que se están haciendo para erradicar el caracol manzana, porque ambas cosas potenciarán la calidad del producto que «prima por encima del precio, aunque la competencia es alta y dura», admite Trias.