Los operadores de cable se han puesto de moda ante la oleada de compras que salpica al sector. Con semejante efervescencia, la vasca Euskaltel, la asturiana Telecable y la gallega R se acicalan con vistas a posibles operaciones corporativas, según explican a elEconomista fuentes del mercado.
Los expertos consultados coinciden en que los cableros regionales están ahora más expuestos que nunca a la fiebre de consolidación que afecta a las telecos.
Entre las opciones que aparecen en el horizonte destacan dos caminos: o bien fusionarse y crear un gran operador, con vistas a una futura venta en paquete; o bien ofrecerse por separado a Orange, compañía que estos días estudia todas las posibilidades para crecer y no alejarse de la estela de Vodafone.
Por su parte, los tres operadores de la cornisa cantábrica han lanzado en los últimos meses agresivas campañas de captación de clientes. Algunos de ellos, incluso, han tirado los precios de algunos de sus servicios integrados con el empeño de impulsar sus magnitudes comerciales y así "salir mejor en las nuevas fotos", explican las fuentes consultadas.
A lo largo del último trimestre, la terna de operadores ha disparado su negocio de móvil y se ha volcado en desarrollar sus servicios convergentes. De esa forma, los cableros regionales lucen sus mejores galas y ganan atractivo empresarial al tiempo que responden a Movistar Fusión, tambiíén con una propuesta integrada de telefonía fija, móvil, datos móviles y acceso a Internet de alta velocidad.
En manos del capital riesgo
Las firmas de capital riesgo, que en su mayoría controlan los referidos operadores de cable, comparten idíéntica ambición por rentabilizar sus inversiones y aprovechar el actual río revuelto de adquisiciones. La compra de Ono por parte de Vodafone se ha interpretado en el sector como el pistoletazo de salida de una carrera en la que se impone estar muy atento a todos los movimientos. Con anterioridad se produjeron otras operaciones de gran calado en Europa, como la holandesa Ziggo o la alemana Kabel.
La fusión de las tres cableras regionales es un escenario anhelado por el capital riesgo desde tiempo. Las tres juntas sumarían el 16% del mercado de banda ancha fija en España. Sin embargo, esa triple integración se ha visto frenada hasta ahora por unos condicionantes políticos, financieros, territoriales y hasta fiscales, que en muchas ocasiones se escapan del control de los fondos estadounidenses.
Por su parte, Orange dispone de un mundo de posibilidades para crecer y lograr su objetivo de ser el segundo operador español en 2015. Por un lado, el grupo galo debe estar haciendo números para alcanzar los 3.000 millones de euros que podría costar Jazztel. La teleco que dirige Jena Marc-Vignolles tambiíén mantiene su ritmo inversor con su fibra óptica compartida con Vodafone. Junto a todo lo anterior, Orange es consciente de la oportunidad que representan los cableros regionales -individualmente o en conjunto- para cubrir gran parte del norte de España de forma inmediata a golpe de talonario.
Además, las inversiones de fibra óptica de Orange todavía no se han realizado en esas zonas, lo que evita el riesgo de duplicidades en el caso de que se animara a comprar todos o algunos de los cableros.
Euskaltel ha echado el resto durante el último año en el negocio del móvil, ahora bajo la red de Orange, con la captación de 100.000 altas, lo que le permite sumar un tercio del total de la telefonía celular en Euskadi. El 48,1 por ciento de Euskaltel está en manos de los fondos Trilantic e Investindustrial, unidos en la sociedad International Cable.
La mayoría del capital de Euskaltel pertenece a Kutxabank, con el 49,9% (incluido el 7,07 de Araba Gertu, del grupo financiero vasco), contando con el 2% de Iberdrola. Euskaltel ofrece servicios de telefonía fija, móvil, televisión y es el líder en banda ancha en Euskadi, con una cuota del 45%. La compañía afronta estos días una profunda reestructuración laboral, con la amenaza de reducir hasta en un 40% su actual plantilla de 546 empleados, según los sindicatos.
El fondo Carlyle Group manda en Telecable con el 85 por ciento del capital, mientras que Liberbank dispone del 15 por ciento. La entrada del capital riesgo en la asturiana se realizó en 2011, por lo que los fondos no tienen urgencia por colocar su negocio en otras manos. Pero tampoco se cruzarán de brazos ante los posibles movimientos de sus iguales. Telecable atesora una cuota de mercado del 50 por ciento en el Principado, con 2.100 kilómetros de fibra óptica.
La compañía gallega R Telecomunicaciones está controlada por CVC Capital Partners con el 70%, con la intención de adquirir el 30% restante ahora en manos de NCG Banco. Como es práctica habitual en el sector, las intenciones de permanencia del capital riesgo en sus participadas suelen tener una fecha de caducidad de cuatro o cinco años, por lo que CVC Capital Partners podría mostrarse muy receptivo ante posibles oportunidades que se pongan a tiro.
Lo malo para los cableros regionales es que no hay mucho comprador donde elegir en suelo español.
Hace unos meses, los tres operadores podían llamar a la puerta de Ono, Vodafone y Orange. Pero la cosa ha cambiado de forma radical en el último mes. De los potenciales pretendientes ahora hay que borrar a los dos primeros, llamados a integrarse en una única compañía el próximo verano. Además, conviene recalcar que Vodafone no se plantea ninguna operación corporativa con el objetivo de concentrarse en la fusión con Ono, según indican fuentes próximas al operador rojo. Asimismo, para despejar cualquier duda sobre el interíés de Vodafone por los cableros regionales basta con comprobar el empeño de la compañía por desplegar su propia fibra óptica en las comunidades vasca, asturiana y gallega, zonas en las que no operaba Ono