AFP
El presidente que los argelinos elijan el próximo 17 de abril tendrá que enfrentarse al desafío de diversificar una economía muy dependiente de los hidrocarburos, expuesta a una posible caída de precios que podría provocar tensiones sociales.
Argelia se ve sacudida con frecuencia por movimientos de protesta de alcance reducido. En 2011, el gobierno tuvo que echar mano a sus reservas y tomar medidas para intentar paliar la situación, algo que le permitió contener los efectos de la Primavera írabe.
Sin embargo, las tensiones podrían volver al país, explica el economista Abderahman Mebtul, si aumenta su dependencia de los hidrocarburos. Según este especialista, "Argelia se caracteriza por un equilibrio artificial, tanto macroeconómico como macrosocial, basado en la renta de los hidrocarburos".
Además, aunque el desempleo ha bajado (9,8% en 2013), existe un amplio sector informal de trabajadores precarios, a veces ilegales, que han creado una economía paralela, advierte Mebtul.
Un informe de la comisión de asuntos exteriores del parlamento francíés de diciembre de 2013 señala que "el sector de los hidrocarburos apenas da trabajo al 3% de la población activa, pero representa alrededor del 40% del PIB, el 70% de los ingresos fiscales y el 97% de las exportaciones".
Cuando el presidente Abdelaziz Buteflika llegó al poder en 1999, el país apenas salía del control del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), que aplicaron una terapia drástica contra la crisis petrolera de finales de los años 1980.
El resultado fue que "se perdieron 360.000 empleos entre 1994 y 1998, miles de empresas se disolvieron o cerraron, hubo una gran acumulación de díéficits sociales y se destruyeron infraestructuras a causa del terrorismo por un valor estimado de 24.000 millones de dólares" estadounidenses, indica el experto Mustafá Mekideche.
Gracias al aumento de los precios del petróleo en el año 2000, Argelia amortizó su deuda, acumuló 200.000 millones de dólares en reservas de cambio e invirtió otros 500.000 millones de la divisa norteamericana en proyectos colosales.
"Entre 1999 y 2012, Argelia obtuvo más recursos que en los 36 años precedentes. Las exportaciones de hidrocarburos le aportaron en 13 años unos 751.000 millones de dólares", según Mebtul.
Estos ingresos permitieron al gobierno lanzar un nuevo programa en cada uno de los tres mandatos de Buteflika: un Plan de Apoyo a la Reactivación (PSRE) de 6.900 millones de dólares, un Plan Complementario de Apoyo al Crecimiento (PCSC) de 155.000 millones de dólares para el periodo 2005-2009, y luego un plan quinquenal 2010-2014 de 286.000 millones de dólares, de los cuales 130.000 estaban destinados a finalizar los trabajos del plan precedente.
Sin embargo, el balance ha sido moderado.
Según Mekideche, "se registraron algunos resultados palpables en la esfera social" y se resolvieron algunos problemas estratíégicos, como el del agua, con soluciones satisfactorias aunque costosas.
Sin embargo el experto lamenta un "recurso mayoritario a los medios exteriores" y los sobrecostos inexplicables, como el de la autopista que atraviesa el norte de Argelia, un proyecto que costó 13.000 millones de dólares a pesar de un presupuesto inicial de 6.000.
Para el economista Abdelatif Rebah, "las vulnerabilidades y las desventajas estructurales de la economía argelina se han agravado, y el país se mantiene en una posición de monoexportador de energía (petróleo y gas)".
"La parte que corresponde a la industria en la producción interna bruta pasó en 30 años del 25% al 5%. Las barreras aduaneras del país han caído y se espera que queden totalmente eliminadas, mientras que los importadores han tomado el control del comercio exterior y el Estado les ha acordado un verdadero monopolio", observa Rebah.
En 2013, la factura de las importaciones argelinas fue de casi 55.000 millones de dólares.
"Uno de los elementos clave del próximo presidente será su capacidad para reducir la influencia de estos grupos de presión y para poner la política económica camino de la reindustrialización", estima Mekideche.
