Corren tiempos de dudas y temores en Wall Street. La Bolsa estadounidense ha vivido en los últimos meses un rally sin freno gracias al impulso de los estímulos a la economía de la Reserva Federal estadounidense (Fed, por sus siglas en inglíés). Estas subidas elevaron a sus principales índices hasta máximos históricos. En las dos últimas semanas, el panorama ha cambiado. El Dow Jones cae cerca de un 2,5% desde su máximo y el selectivo S&P 500 se deja casi un 3%. El índice tecnológico Nasdaq, que alcanzó el 5 de marzo el nivel más alto de su historia, cae desde entonces un 7%. ¿Simple corrección o fin de ciclo?
“Una corrección del 10% es algo con lo que hay que contar de vez en cuando en las Bolsas sin que cambie la tendencia de fondo positivaâ€, afirma Nicolás López, analista de MG Valores. Este experto dice que el actual descenso “empieza como una toma de beneficios y va cogiendo fuerza con preocupaciones sobre si los valores están caros y el crecimiento de las compañías no justifica esas valoracionesâ€.
Las dudas se ciernen especialmente sobre el sector tecnológico. “Estas empresas están extremadamente caras. Las valoraciones se basan más en las altas expectativas de estas compañías que en sus resultados. Cotizan a 50 o 60 veces sus beneficiosâ€, afirma Pablo González, consejero delegado de Abaco Capital.
Los expertos no se atreven a hablar por el momento de burbuja y consideran lógico que los inversores empiecen a exigir mejores resultados en las empresas para justificar los precios altos en los que cotizan las compañías que más han subido. De momento, creen que se trata de una corrección razonable y estiman que la recuperación económica en Estados Unidos tendrá que ser el principal apoyo para las Bolsas a partir de ahora.
La semana pasada empezó la temporada de presentación de resultados en EE UU con Alcoa y los bancos JPMorgan y Wels Fargo. El temporal invernal ha provocado una revisión a la baja del beneficio medio por acción estimado para el S&P, que aumentará un 1% trimestral. Los inversores se interesarán especialmente por conocer las expectativas futuras que manejan los responsables de las empresas.
Ante este panorama, el principal impulso puede venir del BCE. Mario Draghi, dijo hoy que la institución está abierta a adoptar medidas “adicionales†de expansión monetaria “si es necesarioâ€, durante su participación en la reunión de mitad de año del Fondo Monetario Internacional (FMI). Draghi añadió que una revalorización del euro sería un desencadenante para una política monetaria más laxa. Aunque el BCE no fue critidado abiertamente por el FMI en la asamblea de este fin de semana, si lanzó varios toques de atención al organismo, al citar como uno de los principales riesgos económicos del mundo la posibilidad de deflación en la zona euro.
Los analistas creen que una eventual decisión del BCE podría condicionar los mercados. “La divergencia entre ambas economías podría desembocar en políticas monetarias diferentes (más restrictiva en EE UU, más expansiva en la eurozona) que en el corto y medio plazo podrían pesar positivamente sobre la renta variable de la zona euro, permitiendo una mayor descorrelación entre las Bolsas de EE UU y las perifíéricas europeasâ€, cree Tomás García-Purriño, asesor financiero de CortalConsors