Ana Pastor lo tiene claro. Aena ha alcanzado el punto de cocción para su colocación en los mercados de capitales con una oferta pública de venta en bolsa que aportará a las arcas públicas alrededor de 2.500 millones de euros. Bajo este argumento, la ministra de Fomento ha decidido dar un paso al frente para exponer ante los distintos agentes de la actividad económica las ventajas que supone la privatización inmediata del gestor aeroportuario.
Los datos básicos de la salida a bolsa de Aena fueron anunciados esta misma semana por la ministra en la reunión que mantuvo con el lobby de los empresarios del Ibex agrupados en el Consejo Empresarial de la Competitividad. Las cuentas de Ana Pastor se fundamentan en una valoración de la compañía de 16.000 millones de euros calculados a partir de un multiplicador de diez veces el ebitda de 2013, que ha sido de 1.610 millones de euros.
Una vez descontada la deuda bancaria de 11.400 millones de euros, la compañía ofrece una posición neta de 4.600 millones con vistas a la OPV. La venta de la mayoría del capital, entre un 51 y un 60%, supondría por tanto en números redondos unos ingresos de 2.500 millones de euros, que vendrían a enjugar parte de la inmensa deuda acumulada por el Estado.
La comunidad empresarial y financiera está expectante ante la decisión que finalmente adopte el Gobierno y los primeros espadas del Ibex han acogido muy satisfactoriamente los planes esbozados por la ministra. Algunos de los responsables de las principales empresas cotizadas animaron incluso a Ana Pastor para que insista en llevar a buen puerto una operación que, en su opinión, servirá como reválida de esa nueva percepción de confianza que empieza a existir sobre la economía del país.
La salida a bolsa de Aena es, sin duda, la gran oportunidad que llevan esperando los mercados de capitales desde hace meses. Los bancos de negocios y fondos de inversión internacionales quieren que el Consejo de Ministros díé luz verde al acuerdo de privatización para presentar sus ofertas de compra sobre una compañía que ha alcanzado velocidad de crucero despuíés de una verdadera ‘cura de caballo’ a lo largo de los dos últimos años.
Cambio de piel tras dos años de ajustes
Al cierre de 2013 la entidad pública que preside Josíé Manuel Vargas ha mudado materialmente la piel con unos beneficios de 715 millones de euros, de los que 597 proceden del negocio de aeropuertos, que es el destinado a la privatización. Aena Aeropuertos se ha convertido además en el primer gestor mundial del sector con más de 187 millones de pasajeros.
Las medidas de reestructuración llevadas a cabo, tanto por la vía de la optimización de ingresos como a travíés del fuerte recorte del gasto, han permitido cambiar el signo de la cuenta de resultados y pasar de una generación de caja negativa por valor de 511 millones en 2011 a un importe positivo de 847 millones al cierre del pasado ejercicio. Aena ha entrado en rentabilidad adecuando su estructura operativa para una nueva fase de crecimiento y expansión en los mercados exteriores.
El Ministerio de Fomento considera que la privatización es el último empujón para la puesta en valor de una multinacional sometida al escrutinio del mercado y en la que el Estado se reservará como mínimo un 40% del capital. La salida a bolsa no tiene contraindicaciones en el plano económico ni financiero pero, eso sí, levanta ampollas en algunos ambientes autonómicos que se resisten a perder un argumento de debate para sus futuros programas políticos.
Ana Pastor es consciente de que el tiempo de la OPV corre en su contra porque España va a entrar en una nueva fase de tensión electoral que se prolongará hasta el final de la legislatura, inflamando los intereses de todos aquellos que quieren hacer de los aeropuertos una bandera de sus reivindicaciones territoriales. Aena dispone, en realidad, de un último cartucho a partir del próximo otoño si quiere salir a bolsa, y para ello es necesario que el Gobierno apruebe la operación antes del verano. Está visto que la ministra se resiste a tirar la toalla y que dispone de adhesiones firmes a su proyecto, pero deberá darse prisa para conseguir el único y más importante requisito que todavía le falta: convencer a Mariano Rajoy.