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Las acciones antirrusas de Occidente relacionadas con la crisis en Ucrania y los intentos de aislamiento de Rusia coadyuvaron a la unidad del Grupo Brics, afirmó hoy el embajador especial de la Cancillería Vadim Lukov.
Contrastó Lukov la condena de los socios del Brisc (Brasil, India, China y Suráfrica) a la imposición de sanciones contra Rusia por la crisis ucraniana, mientras algunos gobiernos occidentales presionan para la exclusión del país euroasiático de la cumbre del G-20 en Australia.
El diplomático se refirió tambiíén al rechazo del denominado quinteto a los intentos de querer decidir por un pequeño círculo quiíén tiene derecho a participar en la cita de los Veinte.
Consideró así en entrevista a la agencia de noticias Ria Novosti que las acciones antirrusas de Occidente influyeron en la unidad de la alianza dentro del grupo.
Recordó Lukov que los cancilleres del foro adoptaron un comunicado conjunto en la cumbre de Seguridad Nuclear, celebrada en La Haya, en marzo último, en el que deploraron el mecanismo de sanciones como solución de la crisis ucraniana.
En cuanto a la cumbre de líderes del Brics, programada para julio próximo en la ciudad brasileña de Fortaleza, el representante de Moscú ante ese formato dijo que estaba por consolidarse la agenda en una serie de temas y momentos importantes.
Para Lukov, en general, cabe esperar progresos en la próxima cumbre, incluido el tema sobre el Banco de Desarrollo y la creación de un depósito de reserva de divisas (Fondo anticrisis), luego de disipar suspicacias artificiales que rondan esa reunión anual del foro.
Advirtió el embajador especial de la Cancillería para el G-8, el G-20 y el Grupo Brics que se han originado tensiones y expectativas sobre todo desde la propaganda occidental alrededor de la magna cita en Brasil, la sexta desde la primera celebrada en 2009 en Ekaterinburgo, en los Urales.
Los llamados Brics concentran el 43 por ciento de la población mundial y un 25 por ciento del Producto Bruto global. El capital inicial del Banco de Desarrollo ascendería en principio a unos 100 mil millones de dólares, según se acordó en Durban, en marzo de 2013.