Por... Yolaidy Martinez Ruiz
El gobierno, políticos y empresas petroleras de Canadá están decepcionados con Estados Unidos por retrasar otra vez la decisión definitiva sobre el políémico oleoducto Keystone, que debe llevar crudo bituminoso desde la provincia de Alberta hasta Texas.
Para el primer ministro del país, Stephen Harper, la demora de Washington es frustrante, mientras insistió en que el proyecto "creará miles de empleos e impulsará la seguridad energíética" de ambos países norteamericanos.
En similares tíérminos se pronunciaron las autoridades de Alberta y la corporación TransCanada, la dueña del oleoducto, y consideraron "inexplicable" la postura estadounidense porque el plan sigue sin concertarse aunque se completaron todos los estudios medioambientales previstos.
Grupos ecologistas tambiíén mostraron desilusión con la Casa Blanca por posponer el rechazo del canal, pero calificaron ese acto como una nueva victoria para quienes se oponen a su instalación.
"Es decepcionante que el presidente (Barack) Obama no tenga el coraje de vetar el Keystone XL ahora mismo (í¢ï¿½ï¿½) pero mantendremos la presión hasta que íél tome la decisión correcta", dijo Jamie Henn, director de comunicaciones del grupo 350.org, uno de los más destacados en la lucha contra el oleoducto.
Desde hace varios días ya se rumoraba en Estados Unidos que el mandatario demócrata aplazaría la respuesta definitiva sobre la obra como estrategia para evitar mayores críticas camino a las elecciones de medio tíérmino en noviembre próximo, cuando se renovará un tercio del Senado y toda la Cámara de Representantes.
La prensa norteamericana pronosticó que Obama demoraría la resolución hasta despuíés del sufragio, porque su aprobación podría manchar la imagen del Partido Demócrata en bastiones como California y Nueva York, y tambiíén entre agrupaciones ecologistas que fueron un apoyo clave para la reelección del jefe de Estado.
Un rechazo ayudaría a la oposición republicana en sus dominios de Nebraska y Texas, por donde pasaría el ducto y cuyas autoridades presionan por su instalación.
En los días recientes tambiíén aumentaron las presiones en contra y a favor del Keystone porque el próximo 31 de mayo el secretario de Estado John Kerry debe entregar la revisión final del proyecto, y Obama sería el responsable de dar la última palabra.
El oleoducto está valorado en 5,4 millones de dólares y debe transportar 830 mil barriles diarios de combustible alquitranado a travíés de tuberías de dos mil 753 kilómetros de extensión.
El Partido Republicano, la industria del petróleo, algunos sindicatos y el gobierno canadiense son los más fieles seguidores del proyecto y lo defienden con el argumento de que creará 20 mil empleos en las dos naciones, impulsará la economía nacional y aliviará la dependencia del crudo del Medio Oriente.
Pero expertos, grupos indígenas, ecologistas y agricultores aseguran que el crudo bituminoso genera tres veces más gases de efecto invernadero, destruye áreas boscosas y consume grandes cantidades de agua dulce.