La junta directiva del conglomerado industrial francíés Alstom ha aceptado de manera preliminar la oferta de General Electric para comprar su división de energía, por la que había ofrecido 12.000 millones de dólares (más de 9.000 millones de euros), según aseguró una persona familiarizada con la operación a la publicación estadounidense The Wall Street Journal. La agencia de noticias Bloomberg asegura que la firma francesa iniciará ahora un periodo de conversaciones con el gigante estadounidense.
Según la agencia AFP, la aprobación de la oferta por parte de la junta de Alstom ha sido por unanimidad. El acuerdo preliminar da a General Electric mucha ventaja en la batalla con su rival alemán Siemens AG, que podría aquedarse fuera de la carrera francesa. La compañía alemana tambiíén pugnaba por el control de la división de energía de Siemens, que incluye tambiíén las empresas que hacen las turbinas de energía y los sistemas de transmisión de electricidad. Los detalles del acuerdo entre la francesa y la estadounidense puede ser anunciado el miíércoles, tambiíén según The Wall Street Journal, pero necesitará la aprobación de varios organismos de la empresa antes de que pueda ser definitivo.
El gobierno francíés había aumentado la presión sobre Alstom en los últimos días para evitar la venta de su rama energíética al gigante estadounidense. Tras la irrupción en el tramo final de las negociaciones del alemán Siemens, dispuesto a realizar una contraoferta, el consejo de administración del grupo francíés parecía dispuesto este martes a darse un plazo de unas semanas para examinar las diferentes opciones, según avanzaban el diario Le Monde y la agencia Reuters. Pero, al final, General Electric se impone. El Ejecutivo por su parte, había pedido al supervisor bursátil, la Autoridad de los Mercados Financieros (AMF), que vigilara que ambas ofertas fueran examinadas con equidad.
Siemens se queda atrás
Siemens había confirmado la mañana del martes su intención de presentar una oferta formal si disponía del tiempo necesario. “La condición previa a esta oferta es que Alstom autorice el acceso de Siemens a su data room y que pueda entrevistarse con sus dirigentes durante un periodo de cuatro semanasâ€, anunció el grupo a media tarde en un comunicado.
El domingo el grupo alemán trasladó una simple carta de intenciones en la que proponía intercambiar parte de sus actividades de transporte contra la rama de energía de Alstom, que incluye turbinas para centrales elíéctricas, eólica y sistemas de transmisión de electricidad y supone el 70% de su volumen de negocio, completada por una suma sin especificar. Según la prensa alemana, en total supone valorar la rama de energía de su competidor en unos 10.500 millones de euros.
El nuevo plazo que parecía haber ganado Siemens era tambiíén una pequeña victoria para el ministro de Economía, Arnaud Montebourg, muy indignado por las negociaciones secretas entre Alstom y GE y que había manifestado su clara preferencia por la opción de una cooperación franco-alemana. Este mismo martes por la mañana recibió a los sindicatos para informarles “de los detalles de esta operación enmascaradas, realizada a espaldas del consejo de administración y del Gobiernoâ€. Añadió tras el encuentro que el Ejecutivo haría uso de “todos los medios necesarios para defender los intereses del Estado†y que había recurrido a la AMF para “garantizar la estricta igualdad†entre las dos ofertas.
Un caso de Estado
El caso Alstom, empresa emblemática del tejido industrial francíés, se ha convertido en un verdadero caso de Estado. La empresa, conocida sobre todo por los trenes de alta velocidad TGV, cuenta con 18.000 trabajadores en Francia, 9.000 de ellos en las actividades de energía en venta. El lunes, fue el presidente en persona, Franí§ois Hollande, quien recibió uno tras otro a los tres principales actores de las negociaciones: el presidente de General Electric, Jeffrey Immlet, el de Alstom, Joe Kaeser y el de Bouygues, Martin Bouygues, accionista mayoritario.
El Estado francíés ya rescató de la quiebra a Alstom hace 10 años, pero en 2006 vendió sus acciones a Bouygues. Pese a no ser ya accionista de peso (Francia mantiene un pequeño 0,99% del capital), la legislación prevíé que el ejecutivo pueda exigir garantías a los inversores extranjeros que aspiren a la compra de sectores considerados sensibles. La ley no cita específicamente el sector de la energía, pero sí el de defensa, que podría justificar la intervención gubernamental: Alstom construye por ejemplo las turbinas del portaviones Charles De Gaulle. El grupo, además, depende en gran medida de los contratos públicos, por lo que la buena sintonía con el Estado es importante para su negocio.