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Autor Tema: ¿Cuál es el nivel de consciencia de tu írbol Genealógico?  (Leído 812 veces)

Scientia

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¿Cuál es el nivel de consciencia de tu írbol Genealógico?


Una de las preguntas que debemos realizarnos, gira alrededor del nivel de “consciencia” que habí­a en nuestro árbol en el momento de nuestro nacimiento. Para ello, serí­a conveniente que repasáramos el concepto y los niveles de consciencia de la mano del maestro Alejandro Jodorowsky.

Según sus propias palabras, consciencia es un estado de unión con la vida universal. Es una expansión continua, igual que el Universo.

Añade, que las enfermedades son cristalizaciones de niveles de consciencia que no cambian. “Las enfermedades geníéticas son “abrigos” que te han puesto y que vienen del árbol”.

El desarrollo de la consciencia, según Jodorowsky, está graduado en niveles, de más a menos lí­mites, hasta procurarnos la suprema liberación, que es la que nos une de manera total con el Universo.

Los tipos de consciencia los podemos clasificar, según una escala evolutiva, empezando por el punto más bajo:

CONSCIENCIA ANIMAL. Sobrevivir. “Comer y no ser comido”. Caracterizada por los problemas con el territorio.

Sólo se preocupa de cubrir las necesidades más primarias. Transforman la realidad en una jungla de agresividad. Es lo que ocurre en el mundo animal, donde sólo se desarrollan los egos más bajos. La motivación se centra en la satisfacción de las necesidades básicas. Se han desarrollado los egos material y sexual, el emocional e intelectual están inmaduros. El motor de la acción es la supervivencia y sus respuestas giran en torno a la comida, el sueño y el sexo. Un asesino a sueldo es un ejemplo claro de consciencia animal.

CONSCIENCIA INFANTIL. Consumidor por excelencia. “Recibirlo todo para poder seguir soñando y jugando”. Cuando la persona permanece infantilizada.

Es la propia de la infancia, donde la prioridad es el entretenimiento. Jugar, coleccionar, ver pelí­culas. Es la consciencia de los “parques temáticos” y de las pelí­culas americanas. No se pretende llegar a ningún sitio, no hay ideal o búsqueda, sólo se plantea entretener. La sociedad americana está en este nivel, es la cultura del ocio y entretenimiento, no saben defenderse a pesar de la maquinaria bíélica de la que disponen. Nuestra sociedad trata de mantenernos en este nivel, donde somos consumidores compulsivos. Un niño tampoco puede montar ninguna “revolución”, el poder puede manejarnos con total tranquilidad…

CONSCIENCIA ADOLESCENTE. Ser amado y admirado, desafiar al mundo e integrarse en la pandilla. “Amor eterno, vivir de prisa, morir joven”. En este nivel se está permanentemente pidiendo… sin dar.

El mundo de las telenovelas y de las noticias del corazón. Hay una visión cursi de la vida que conduce al perfeccionismo. Podemos observar a este personaje tí­pico en muchas de las series de televisión actuales. Consiste en valorar por encima de todo el hecho de: “realizarse es encontrarse con su pareja”. Continuamente se está a la búsqueda de la mujer o del hombre ideal. No se es consciente de que la pareja es una crisis continua.

CONSCIENCIA ADULTA EGOíSTA. Preservar la seguridad y la propiedad privada; defender los propios intereses. “Todo para mí­â€. El adulto es el sujeto que invierte. Ahora bien, puede ser un adulto explotador, cuyo afán sea poseer y explotar.

Es el polí­tico, industrial o traficante de drogas, que hace mucho dinero aprovechándose de los niños y de los románticos. (Los que se encuentran en un nivel inferior de consciencia). Usan su poder en beneficio propio, sin valorar el daño que está provocando a la sociedad en la que vive. No le importa plagiar, si eso le va a aportar beneficios. Responsables de crear industrias “tóxicas” que generan muchos beneficios, pero contaminando y lastrando a la sociedad. De ser explotador, el egoí­smo le puede llevar a ser abusador y vivir en un aislamiento mental con nivel cero de empatí­a.

CONSCIENCIA ADULTA ALTRUISTA. Compartir. “Nada para mí­ que no sea tambiíén para los demás”. El adulto generoso, que por el contrario no se queda nada para íél, sino que se lo da a los demás. El adulto generoso tambiíén sabe recibir y aprende lo que es el servicio.

Es el que da un servicio a su comunidad, aunque gane mucho dinero con eso. Puede ser un gran míédico o cirujano. Tal vez un empresario, que además de ganar dinero, beneficia de alguna manera a la sociedad que le rodea. Muchas veces, la consciencia adulta lo es a escala local. Actualmente saltan a la prensa constantemente acciones solidarias de conocidos empresarios y artistas, que son claros ejemplos de este nivel de consciencia.

CONSCIENCIA PLANETARIA. Consciencia ecológica, servicio, responsabilidad: “Todo está vivo, todo forma parte de mí­, yo formo parte de todos”. El nivel al que todos los habitantes del planeta deberí­amos aspirar.

Cuando el servicio que se ofrece trasciende las barreras locales y se expande a nivel planetario. Es el nivel al que debemos aspirar, ya que todos nos movemos por el Universo a bordo de esta nave espacial que se llama la Tierra. Pero el error del ser con consciencia planetaria es quedarse estancado en el aquí­ y ahora, y así­, no llegar al destino de cada ser: el de fusión total con el Universo.

CONSCIENCIA SOLAR. Actúa sobre las generaciones pasadas y futuras, comprende la vida: “Soy la eternidad y soy el espacio infinito”. Este nivel de conciencia se extiende hasta los lí­mites del sistema solar.

La persona, aquí­, considera al sistema solar, y no a la Tierra, como su medio natural. Dicha persona supera el tiempo y el espacio terrestre y se propone actuar no solamente para su propia generación, sino, de uno a otro lado, sobre las generaciones precedentes y siguientes. En este nivel está la paz con todos los acontecimientos que han marcado a la historia de la humanidad y con todas las energí­as pasadas, presentes y futuras que contribuyen a la aparición de la vida. Nos lleva a vivir en la frecuentación de los grandes arquetipos y la encarnación de los sí­mbolos, que son entonces considerados (como en Carl G. Jung) como otros tantos aspectos de un mismo todo, elementos de una sola unidad considerada un principio de vida semejante al sol, que ofrece luz y calor. Cualquiera que sea su espiritualidad o su religión, la persona que tenga este nivel de consciencia, vive en estrecha relación con el principio creador, al que llama “Dios” o “fuerza vital”.
Centro unitario: el Sol, como sí­mbolo de la Consciencia alrededor del cual gira la Tierra.

CONSCIENCIA Cí“SMICA. No somos la única forma de vida. “Mi dolor no se convierte en sufrimiento porque estoy disuelto en el todo”. En este nivel ya se ha descubierto que todo está unido. El secreto de la conciencia es la re-unión: volver a unir lo que estaba separado.

Estamos en un sistema planetario girando alrededor de una estrella, que es el Sol. Formamos parte de una galaxia, que a su vez pertenece al universo. Es una escala muy grande, que nos supera y convierte en una pequeña gota de agua en un inmenso ocíéano. Sabe relativizar los problemas cotidianos, porque se inclina ante las leyes del cosmos. Acepta la muerte, se desprende de toda posesión y se entrega a la vacuidad.

CONSCIENCIA DIVINA. “Yo soy el Amor, nada más que el Amor, sólo el maravilloso Amor”. Nivel de consciencia unida al nombre inefable que está dentro de cada uno.

Es la que alcanzaron: Buda, Cristo y Mahoma. Un nivel que cae fuera de nuestro alcance, somos seres humanos, la divinidad queda en otro plano de momento. Sin embargo, todos llevamos dentro esa llama divina, nuestro Dios interior. Todos nuestros “yoes” se pliegan ante este diamante central, que no podemos conocer, pero sí­ sentir.

Nuestra mirada al mundo está filtrada por el nivel de consciencia que tengamos, y íésta, a su vez, está directamente relacionada con el nivel de consciencia de nuestro árbol genealógico. Sin embargo, todos podemos ir avanzando. El edificio de la consciencia lo vamos construyendo a lo largo de nuestra vida, desde abajo hacia arriba, todos los niveles son importantes, todos hay que vivirlos. Incluso cuando hayamos alcanzado pisos elevados, el ático, el mirador…

¿Quíé es la falta de consciencia?

Cuando algo que te ha sucedido y no recuerdas te está marcando. El trato que te dieron tus padres: las neuras, obsesiones, maltratos… se transmiten por el árbol genealógico. ¡Tú haces lo que te han hecho!

Es como una maldición, pero se puede cortar. Si nos hacemos conscientes de nuestros traumas genealógicos, los desactivamos. De ese modo curamos nuestro árbol genealógico, dejamos de transmitir por íél esos errores. Según Jodorowsky, el último don que tú das es tu consciencia. Cuando lleguemos a la muerte, lo mejor que podemos ofrecer es una perfecta y luminosa consciencia, una consciencia clara que hay que saber crear.

Para averiguar quiíénes somos, debemos expandir nuestra consciencia. Y ahí­ llega el arte. El arte nos abre a otros mundos, a otras miradas, nos "muta" la consciencia. Por eso el arte es terapíéutico: ¡la enfermedad por antonomasia es la falta de consciencia, y el arte puede curarla!

Fuente: Alejandro Jodorowsky.