La matriz de Barclays en Londres anunció el 8 de mayo pasado que quería vender su red de banca minorista en España, Italia y Francia. El consejero delegado del banco, Antony Jenkins, dijo que se daban un plazo de dos a tres años para realizar la venta, pero ya han empezado a moverse.
La entidad británica —que no ha contratado a ningún banco de inversión— ha presentado el cuaderno de venta a los grandes jugadores españoles. Por el momento, CaixaBank y BBVA han sido los que han mostrado mayor interíés. El Santander ha prestado escasa atención a los datos, mientras que el Sabadell y el Popular no tienen intención de negociar a fondo con la entidad. Fuentes financieras apuntaron que Bankinter aún no ha analizado el balance, pero que, en cualquier caso, sólo tendría interíés por el negocio de banca privada.
Según algunas fuentes del mercado, Caixabank es la que está realizando un examen con más detalle sobre el negocio minorista de Barclays. Fuentes cercanas a la entidad catalana admitieron que estaban analizando Barclays, pero eludieron ofrecer más detalles.
El BBVA tambiíén estaría interesado, según ejecutivos bancarios, pero no en la totalidad del negocio minorista de Barclays, sino en la división de tarjetas y en la banca personal. Barclays tiene una unidad, denominada Retail Business Banking, dedica a la banca personal, de patrimonios inferiores a los 300.000 euros. A partir de esta cifra, los clientes se agrupan en Wealth Management, y cuando superan el millón de euros entran Ultra high net worth.
No está claro quíé parte del negocio venderá Barclays, pero algunos creen que sólo está dispuesto a desprenderse de la banca minorista y personal para mantener las otras divisiones, que ofrecen alta rentabilidad.
Según Bloomberg, el fondo de inversión Apollo Global Management y Centerbridge Capital Partners tambiíén están interesados en el negocio minorista de España y Portugal. La agencia citó a personas cercanas a la operación que pidieron el anonimato.
Uno de los mayores problemas de Barclays para vender su negocio es que tiene una gran cartera de hipotecas concedidas al euríbor más 0,50 puntos. Hoy en día este margen no es atractivo para los bancos por el alto coste de la financiación y porque consideran que no cubre la posible morosidad. Además, dicen que los clientes están poco vinculados, es decir, sin tarjetas o domiciliación de nóminas, lo que dificulta la venta de productos. Además, toda la banca está reduciendo oficinas y empleados, por lo que no hay interíés por ampliar la presencia.
En la parte positiva están las altas provisiones realizadas, así como críéditos fiscales diferidos por importe de unos 715 millones, que podrían utilizarse en el futuro al quedar en manos de una gran entidad financiera.
Barclays ha acelerado la venta de la entidad porque desde que se confirmó que abandonaba España, el 4 de mayo, buena parte de los clientes han mostrado su inquietud y está resultando difícil mantenerlos. Por supuesto, la captación de nuevos clientes resulta casi imposible.
Ante de anunciar la decisión de abandonar España, Barclays estaba girando hacia el negocio de clientes de altos patrimonios con nóminas de 5.000 euros mensuales. De los 600.000 clientes activos, solo 100.000 encajarían en el perfil de rentas altas, según datos de la entidad. Algunos clientes consultados comentaron este miíércoles que la entidad ha comenzado a aplicar nuevas comisiones más altas a los que no están en este nivel patrimonial. El resultado es que muchos abandonan el banco sin que nadie intente retenerlos.
La entidad británica, que era el banco extranjero más grande implantado en España, hace ya 40 años, cuenta con 2.200 empleados, 271 oficinas y unos 580.000 clientes. Barclays justificó la venta de su filial española (así como la de Italia y Francia) por la baja rentabilidad que le ofrecen estos negocios, así como por las píérdidas de los últimos años. Entre 2011 y 2013 la entidad arrastra 681 millones de píérdidas.
La irrupción de Barclays puede quitar potenciales compradores a Catalunya Banc, que ha iniciado los trámites de su subasta. Solo las grandes entidades pueden adquirir Barclays o Catalunya Banc, por lo que el juego queda reducido a Santander, BBVA y CaixaBank. Hasta ahora, fuentes financieras apuntan que las tres entidades consideran que serán necesarias ayudas públicas para la compra de la entidad catalana, aunque acaban de recibir los datos.