INICIO FOROS ÍNDICES DIVISAS MATERIAS PRIMAS CALENDARIO ECONÓMICO

Autor Tema: John Law, híéroe de nuestra íépoca…  (Leído 136 veces)

OCIN

  • Moderador
  • Excelente participación
  • ***
  • Mensajes: 98.294
  • Karma: +8/-12
  • Sexo: Masculino
John Law, híéroe de nuestra íépoca…
« en: Junio 01, 2014, 10:21:04 pm »
Por… Alberto Benegas Lynch (h)

 

Muy bien ha dicho Hans Sennholz que “confiarle el manejo del dinero al gobierno es lo mismo que entregarle un canario a un gato hambriento”.

Es curioso pero todaví­a hay quienes seriamente proponen que el aparato estatal administre la moneda “pero bien manejada” sin percatarse que, en definitiva, se está poniendo en manos de los polí­ticos en funciones el patrimonio de la gente que nunca puede interponer una demanda frente al saqueo gubernamental. Y tengamos en cuenta que la denominada independencia de la banca central es del todo irrelevante frente a este problema puesto que quedan en pie las encrucijadas que apunto a continuación.

Esto es así­ puesto que los banqueros centrales están siempre y en toda circunstancia frente a la decisión inexorable entre tres caminos posibles: expandir, contraer o dejar inalterada la base monetaria y cualquiera de las tres avenidas que se elijan se alteran los precios relativos respecto a lo que hubieran sido de no haber mediado la intervención estatal. Este deterioro en los precios relativos necesariamente malguí­a la asignación de los escasos factores productivos con lo que disminuyen los salarios e ingresos en tíérminos reales.

Los alquimistas del fine tuning y otras sandeces, son incapaces de imaginar siquiera la posibilidad que la gente ponga de manifiesto sus preferencias respecto a los activos financieros que desea utilizar en sus transacciones. Vuelvo a referirme a los premios Nobel en Economí­a Friedrich Hayek que escribió el libro titulado La privatización del dinero y Milton Friedman que en Moneda y desarrollo económico consigna que “Llego a la conclusión de que la única manera de abstenerse de emplear la inflación como míétodo impositivo es no tener banco central. Una vez que se crea un banco central, está lista la máquina para que empiece la inflación” y en lo último que escribió en materia monetaria Money Mischief concluye que “la moneda es un asunto demasiado serio como para dejarlo en manos de banqueros centrales”.

Y esto no es una cuestión secundaria de polí­tica económica sino que se trata del elemental respeto al derecho al fruto del trabajo ajeno, muy especialmente de la consideración a la integridad moral y material de los más necesitados. Desde Aristóteles en la í‰tica a Nicómaco se ha destacado la importancia del dinero hasta la prepotencia de los autoritarios que ven en la manipulación monetaria una fuente muy potente para controlar a sus súbditos. El dinero no es un asunto menor: hace al respeto a la propiedad privada tal como lo vieron los Padres Fundadores en Estados Unidos por lo que originalmente se opusieron a la idea de una banca central (reciíén en lo que se denominó la revolución del año 1913 se instaló, para lo cual se requirió una reforma constitucional).

Desde antiguo los gobiernos vienen falsificando moneda en provecho propio, los relatos de Marco Polo sobre lo que se consideró el insólito descubrimiento que en China habí­a papel moneda eclipsó el hecho de haber sido pioneros en la imprenta. Pero la forma sistemática y metódica de fabricar moneda inconvertible en base a largos razonamientos expuestos en extensos escritos con pretensión acadíémica se sitúa con la aparición en escena de John Law. Un escocíés heredero de cuantiosos recursos, jugador empedernido pero estudioso de sistemas bancarios y crediticios, primero propuso una banca central al Parlamento escocíés basado en la contrapartida del valor de la tierra lo cual no fue aceptado y, además, finalmente se fugó de la justicia escocesa que lo condenó por haber matado a una persona en un duelo.

Volvió a presentar su proyecto esta vez en el continente europeo al regente —Duque de Orleans— despuíés de la muerte de Luis XIV en pleno desorden fiscal y monetario. En esta oportunidad logró su cometido y fundó y dirigió personalmente la Banque Generale en 1716 como un banco central con el monopolio de emitir en Francia que a poco andar se transformó en Banque Royale con la imposición del curso forzoso y, al mismo tiempo, el gobierno le encomendó la dirección de la empresa Mississippi pergeñada por el mismo Law teóricamente respaldada por la tierra estadounidense de Louisiana. Los resultados de las ejecuciones de los referidos proyectos estallaron por los aires en 1720 con la hiperinflación provocada por la banca central y la burbuja financiera del esquema Mississippi, todo muy detallado en la bibliografí­a que menciono más abajo. Estallido que arrasó con la “soberaní­a” del papel falsificado en gran escala y comprometió aun más al “soberano”, y, sobre todo, intensificó la liquidación de la única y genuina soberaní­a cual es la de los gobernados (considerados súbditos de jure por el gobierno de entonces y súbditos de facto por los de nuestros tiempos).

Pero lo interesante para esta nota periodí­stica es resaltar la argumentación y la terminologí­a que empleaba John Law y su correlato con la utilizada hoy por las “autoridades monetarias” y sus apologistas. Subrayaba Law la trascendencia de “cuidar el valor de la moneda” y en esa dirección de estar atentos a “los ratios clave” en un contexto de “absoluta independencia de la banca central y su cuidadoso manejo del sistema de reserva fraccional”. Vale la pena abundar en algunos pasajes de los escritos de Law a los efectos de ilustrar lo dicho.
En su Money and Trade Considered with a Proposal for Supplying the Nation with Money escribe que “se reconocerá que no hay otro medio para mejorar nuestra condición que el aumento de nuestro numerario […] Los objetos dependen del comercio y el comercio depende del numerario y así­, para ser potentes y ricos con relación a las otras naciones, deberí­amos tener numerario en la misma proporción [de esas naciones y de la producción]”.
En Considíérations sur le Comerse et sur l´Argent afirma que “El críédito que promete un pago en moneda metálica no puede extenderse más allá de una cierta proporción que debe observar con esta moneda metálica y de tal moneda sólo tenemos una cantidad tan módica que el críédito al que ella podrí­a servir serí­a muy poco considerable”.

En Lettres sur le Nouveau Systíéme des Monnaies dice que “Es como si hubieran substraí­do una parte de las lanas o sedas que hay en el Reino para convertirlas en signos de transacciones: ¿no serí­a más fácil que se las devolviera a sus usos naturales y que se aplicaran como signos de transacciones materias que por si mismas no sirvieran para nada? Aun habrí­a una mayor ventaja en estos signos aplicados a esta clase de materias y es que nadie estarí­a nunca tentado de desviarlas de su verdadero uso que es el de circular […] ¿Para quíé emplear la moneda metálica? Cualquier papel hará el mismo servicio y más barato”.

En Míémoires sur les Banques señala que “Todas las monedas del Reino pertenecen al Estado, representado en Francia por el Rey y le pertenecen precisamente como las carreteras y grandes caminos, no para encerrarlas en sus dominios, sino, al contrario, para impedir que nadie las encierre en los suyos”. Por último, en Troisiíéme Letrre sur le Nouveau Systíéme des Finances explica que “el curso forzoso es superior al curso libre”.
Charles Gide en la obra que cito enseguida concluye respecto a los trabajos de Law que “Nunca se ha rechazado con un cinismo más completo el derecho de propiedad de la moneda ni se ha afirmado con menos hipocresí­a el derecho eminente del Estado sobre los bienes de los súbditos”.

En resumen, como ha escrito Juan Bautista Alberdi en Estudios económicos: “No hay más que una esperanza de que el papel-moneda de Estado, una vez establecido y convertido en hábito, desaparezca, y es la de que arruine y entierre al gobierno que lo ha creado”.

Como señala Murray Rothbard en el primer tomo de An Austrian Prespective on the History of Economic Thought los dos discí­pulos más destacados de John Law fueron George Berkeley y John Maynard Keynes. Además de esta obra, por si interesara indagar en consideraciones sobre Law y, especialmente su vinculación con Keynes, puede consultarse de Charles Rist Historia de las doctrinas relativas al críédito y la moneda. Desde John Law hasta la actualidad, de Josíé Antonio Aguirre El poder de emitir dinero. De J. Law a J. M. Keynes, de Elgin Groseclose Money and Man. A Survey of Monetary Experience, el ensayo de Charles Mackay “The Mississippi Scheme” y el libro de Martin A. Larson The Federal Reserve and our Manipulated Dollar.

Cualquier coincidencia actual con John Law no es casual sino más bien causal.



Suerte en sus vidas…


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...