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Autor Tema: Once de los paí­ses del euro ya se financian más barato que EEUU y Reino Unido  (Leído 119 veces)

Eguzki

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Lo dicho: el pasado 28 de mayo, el Banco Central Europeo (BCE) advertí­a del riesgo de que se estíé inflando una burbuja en la deuda pública europea y de que los paí­ses se muestren complacientes . Y lo hecho: el pasado 5 de junio, el mismo BCE lanzó una baterí­a histórica de medidas monetarias expansivas para tratar de reactivar el críédito, revitalizar el crecimiento y desterrar las presiones deflacionistas. ¿Con cuál de las dos versiones se están quedando los inversores? Por el momento, y por goleada, con la segunda; es decir, con la de los hechos. Porque si, pese a ese aviso, ya vení­an comprando bonos a la espera de que llegaran las medidas, una vez que la entidad presidida por Draghi las ha tomado las adquisiciones se han acelerado.

Esta respuesta está dejando una huella impensable hace tan solo unos meses. Se refleja en que la rentabilidad del bono a 10 años de 11 de los 18 paí­ses que forman parte de la Eurozona ya está por debajo del rendimiento de los mismos tí­tulos de Estados Unidos y Reino Unido -ver gráfico-.

Esta lista acaba de incorporar -este mismo lunes- a un nuevo miembro: España. Con el descenso del interíés del bono a 10 años del 2,64 al 2,57% no sólo marca un nuevo mí­nimo histórico -en tíérminos nominales-, sino que tambiíén se encuentra bajo el 2,62% del bono estadounidense y del 2,7% de los tí­tulos británicos. A su rebufo, la prima de riesgo, que mide la diferencia entre esa rentabilidad y la de los bonos alemanes a 10 años, se ha estrechado hasta los 119,6 puntos básicos, la brecha más baja desde mayo de 2010.

Todo ello, con el apadrinamiento de Draghi. "El mayor beneficio de las decisiones del BCE del pasado jueves sigue observándose en la deuda pública: diferenciales a la baja y convergencia de tipos", constata Josíé Luis Martí­nez Campuzano, estratega de Citi en España.

Donde estíé la rentabilidad, que se quite el 'rating'

Por tanto, los efectos secundarios de la medicina del BCE contradicen las propias advertencias de la institución. Su contundente actuación ha servido para apuntalar las tendencias que ya dominaban el mercado. A saber, la carrera desenfrenada por la rentabilidad -mejor comprar hoy para conseguir un rendimiento que mañana será menor- y la complacencia por parte de los inversores -que dejan a un lado la solvencia y la situación económica de los paí­ses para focalizarse sólo en la rentabilidad- y de los propios gobiernos -¿para quíé hacer reformas si la financiación se abarata y la prima baja?-.

En todo caso, Draghi ha aportado un ingrediente que ha cebado las últimas compras: la sensación de que el BCE será el último de los tres grandes bancos centrales -una terna formada por el BCE, la Fed estadounidense y el Banco de Inglaterra- en normalizar su polí­tica monetaria e incluso de que queda como el único que aún puede anunciar más medidas.

Este escenario condiciona el comportamiento de los inversores, que se centran en cómo sacar más rendimiento a la abundante liquidez existente. La solvencia o la situación financiera de un paí­s ha quedado en un segundo plano; y tambiíén el veredicto de las agencias de calificación. Aunque EEUU y Reino merecen un sobresaliente o una matrí­cula de honor en la escala de las agencias y España no pasa del aprobado, si la situación actual perdura el Tesoro español se financiará más barato que el estadounidense o el británico.

¿Cuándo afectará en el euro?

Pero el contexto actual ofrece más aristas. Si el mercado está descontando que el BCE será el último de los grandes bancos centrales en endurecer en el futuro las condiciones monetarias, el horizonte que dibuja este entorno presionará a la baja sobre el euro.

En las dos últimas jornadas, la brecha entre los bonos estadounidenses y alemanes se ha ampliado hasta los 124 puntos básicos -2,62% el estadounidense frente al 1,38% del alemán-; o lo que es lo mismo, hay más de un punto porcentual de distancia y el diferencial entre ambos tí­tulos alcanza ya los niveles más altos desde 1999. Como, además, ya no son solo los bonos alemanes, sino que casi todos los de la Eurozona pierden atractivo con respecto a los norteamericanos, el viraje hacia la deuda estadounidense podrí­a contribuir al cambio de papeles entre el euro y el dólar en favor del fortalecimiento del billete verde.