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Autor Tema: Un 'laboratorio' de una estrella  (Leído 348 veces)

Potto

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Un 'laboratorio' de una estrella
« en: Junio 13, 2014, 08:41:11 am »
Llegar al santuario del lí­der y poder sostener el trofeo del último Gran Premio de Mónaco, el mismo que recogió Rosberg ante la indignación de Hamilton hace dos semanas, es un momento que ya vale por sí­ solo la visita. Las fábricas en F1 se traspasan, como cuando se compra una ganaderí­a, con todo lo que contiene. La de Mercedes es aparentementre modesta.

Está en Brackley, a 10 km del circuito de Silverstone, y antes fue BrawnGP y más atrás Honda y BAR Honda. En realidad, la escuderí­a original era la mí­tica Tyrrel, pero a principios de los 90, cuando la marca tabaquera decidió quedarse con los restos de aquella escuadra, apostaron por edificar su propio complejo.

Se simula la carrera 300.000 veces y se ve 10.000 cada giro

Son naves industriales forradas de aislante, no muy diferentes a las de cualquier polí­gono industrial. Nada que ver con el Tecnologhy Center de McLaren en Woking, lo que demuestra que el continente, el cristal y los lagos artificiales no hacen correr a los monoplazas en la pista. "Es un medio camino entre la modestia de Enstone (Lotus) y la de McLaren. Es bastante completa", nos dice Bradley Lord, que en su dí­a ya trabajó en Renault con Alonso en el departamento de prensa de los dí­as gloriosos.

Las medidas de seguridad son muy estrictas, acorde con el equipo que puede guardar hoy los mayores secretos del campeonato. Todos los móviles y las cámaras de los visitantes pasaron a un sobre de estraza acolchado, que se sella hasta el regreso del tour por las instalaciones. Y no es que se muestre nada realmente a fondo por dentro, pero lo de las fotos suelen producir urticaria en el Gran Circo.

Ni en la fábrica de Red Bull ni en la de Ferrari se requisan los terminales. La simple advertencia ya basta.

Para ellos, el 80 por ciento del íéxito está en la fábrica

El box remoto es el inicio del paseo. La limitación de 45 personas dedicadas a los coches en los circuitos por equipo y cinco asientos en el muro, obliga a crear otro paralelo en la fábrica. Alcanza a 24 personas durante la carrera, que ven y oyen lo mismo que los ingenieros del circuito. Es la sala de la simulación de los datos que se adquieren en pista en un fin de semana. Las posibles variables se repiten y repasan una y otra vez. "Se simula la carrera unas 300.000 veces antes de disputarse y luego, una vez finalizada, se repasa unas 10.000 veces cada vuelta", dice Jock Clear, jefe del departamento.

En Canadá, unas 700.000 en total. Una locura que hace preguntarse si es estrictamente necesario o se ha perdido la perspectiva. Cuando se oyen datos en estas magnitudes, siempre recuerda a lo pequeño que se siente un piloto a los mandos del coche, en un deporte que ahora, más que nunca, es de los ingenieros jugando a un Scalextric real. Pero aún no se ha inventado el simulador que explique la genialidad de un adelantamiento de Hamilton, que es lo que da el toque para ganar una carrera.

El túnel de viento está detrás del edificio principal, donde conviven los Mercedes con los antiguos Brawn. Su sonido de arrancada mientras hablamos con el jefe ejecutivo de Mercedes, Toto Wolff, hace vibrar nuestros asientos como si fuíésemos a despegar.