Las empresas petroleras están viviendo uno de sus momentos más difíciles de los últimos años, y es que los bajos precios del petróleo han puesto contra las cuerdas a muchas de ellas.
En el caso de la española Repsol, estas condiciones le han llevado a reestructurar su negocio, teniendo que afrontar una serie de desinversiones para mantener su solvencia.
El mercado ya lo está premiando