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Autor Tema: LAS OCHO CARACTERISTICAS DE UN ADULTO INDIGO  (Leído 503 veces)

Scientia

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LAS OCHO CARACTERISTICAS DE UN ADULTO INDIGO
« en: Julio 01, 2014, 08:15:19 pm »
LAS OCHO CARACTERISTICAS DE UN ADULTO INDIGO

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Los  niños de aura azul han crecido dando paso al surgimiento de adultos muy especiales, que por desconocimiento no logran comprenderse a sí­ mismos ni menos adaptarse al sistema.

¿Perteneces a este grupo?

En las últimas díécadas hemos escuchado hablar de los niños í­ndigo, cuyos nacimientos aumentaron en número hace más de 20 años. Una especie de “raza” cuya misión es luchar contra el sistema establecido.

“Se les denomina í­ndigo porque su aura contiene una gran cantidad de color azul í­ndigo, el color de la intuición y la espiritualidad. Despuíés de la Segunda Guerra Mundial empezaron a nacer í­ndigos, aumentó su número en los años 70 y se hizo un fenómeno más masivo en los años 80”, explica la sicóloga Esther Morales León, quien es miembro del equipo de Niños Indigo de Chile. Pues bien, a estas alturas muchos de los pequeños ya se instalaron en la vida adulta, la mayorí­a sin siquiera saber si pertenecen a este grupo y, por consiguiente, sin llegar a entenderse. Un tema que para ellos resulta clave.

“Su tarea es aceptarse, valorizarse y encontrar su particular misión en la vida, haciendo uso de todos los talentos que tienen y de su elevado nivel de conciencia, para ser un real aporte a la evolución planetaria”, plantea la experta, quien nos ayuda a dilucidar quíé adultos se ajustan a estas caracterí­sticas. Idealistas, perceptivos, rebeldes…

El adulto í­ndigo se caracteriza por:

No encaja: El í­ndigo es una persona muy sensible, inteligente y creativa, disfruta haciendo cosas, tienen profunda empatí­a por otros, pero tambiíén intolerancia ante la estupidez; puede tener problemas con el enojo y la ira. Se siente diferente a la masa, no encaja, le cuesta adaptarse, es modelo para otros. Se resiste ante la autoridad y el sistema laboral jerárquico, prefiere esfuerzos cooperativos, posiciones de liderazgo o trabajar solo.

Ha tenido experiencias psí­quicas: Nos referimos a premoniciones, ver ángeles o fantasmas, experiencias fuera del cuerpo, escuchar voces. Al poder conectar con otras dimensiones, pueden ver el aura, percibir la energí­a de personas y lugares, soñar o saber cosas que ocurrirán en el futuro, adivinar el pensamiento, tienen amigos imaginarios, ver elementales, ángeles, seres desencarnados, etcíétera.

Ligados a lo espiritual: Busca el significado de su vida y comprensión del mundo a travíés de religión o espiritualidad, grupos y libros de autoayuda.

Quieren mejorar el mundo:Siente un ardiente deseo de hacer algo para cambiar y mejorar el mundo, pero puede tener problemas para identificar su camino.

Tiene problemas con los sistemas que considera ineficientes, como por ejemplo, polí­tico, educativo, míédico y legal. En la infancia…: Tiene una clara conciencia de sí­ mismo, es muy perceptivo e intuitivo, trae una sabidurí­a innata, desarrolla el pensamiento abstracto desde pequeño, es dotado y/o talentoso, soñador y visionario.

Creativo: Aprende de manera reflexiva y no repetitiva cosas diferentes, pero cuando tiene suficiente conocimiento, los dejan por aburrimiento.

No comulga con el sistema escolar actual, es rebelde a las normas y estructuras, tiene dificultades con la disciplina y la autoridad, no responden a mecanismos de culpa, quieren buenas razones. Hipersensible:Poseen una gran sensibilidad por la naturaleza, y mucha conexión de tipo espiritual, probablemente se le diagnosticó como niño con sí­ndrome de díéficit atencional con y sin hiperactividad.

No a la mentira: Le desagrada la mentira y la falsedad, tienen un desarrollado sentido de justicia, son sanadores, hipersensibles visual, auditiva y kiníésicamente, se conectan con la otra dimensión, pudiendo ser videntes o perciben una realidad que otros no ven. Wendy Chapman, la experta norteamericana autora de varios libros relativos al tema, aporta otros detalles, basándose en sus investigaciones. Son inteligentes, aunque tal vez no hayan tenido las mejores notas. Siempre necesitan saber por quíé; especialmente, por quíé se les está pidiendo que hagan algo. Les disgustaba y quizás incluso odiaban gran parte del trabajo repetitivo y obligatorio de la escuela. Eran rebeldes en la escuela en cuanto a que se negaban a hacer la tarea y rechazaban la autoridad de maestros o querí­an realmente rebelarse pero no se atreví­an, generalmente debido a presión de los padres.

Es posible que hayan experimentado depresión existencial temprana y sentimientos de impotencia. Estos últimos pueden haber ido de tristeza a desesperación total. Sentimientos suicidas durante la secundaria o antes no son inusuales en el í­ndigo adulto. Tienen dificultades en empleos dedicados al servicio. Los í­ndigos se resisten ante la autoridad y el sistema laboral jerárquico. Prefieren esfuerzos cooperativos, posiciones de liderazgo o trabajar solos.

Pueden ser extremadamente sensibles en lo emocional, incluso llorando ante el menor motivo (sin protección). O pueden ser lo opuesto y no mostrar ninguna expresión de emoción (protección completa).

Sienten frustración o rechazo hacia el tradicional “sueño americano” (trabajar 8 horas, matrimonio, 2,5 hijos, casa con cerco blanco, etcíétera). Tuvieron pocos o ningún modelo í­ndigo a imitar.

Pueden ser sensibles a la electricidad: relojes no funcionan o lámparas se apagan cuando caminan por debajo de ellas, equipos elíéctricos funcionan mal o se queman lamparitas. Son muy expresivos sexualmente o pueden rechazar la sexualidad por aburrimiento o con la intención de lograr una conexión espiritual más elevada. Pueden explorar tipos alternativos de sexualidad. Buscan el significado de sus vidas y comprensión del mundo.

Cómo vivir como un í­ndigo En medio de un mundo que no los entiende y al ser criados por padres que no saben cómo tratarlos -que confunden su forma de ser con hiperactividad o inadaptación al sistema-, las potencialidades de los í­ndigos se ven algo transgredidas. “En general las caracterí­sticas se mantienen toda la vida, sin embargo, las condiciones paranormales se van perdiendo por efectos de una educación muy racional o porque la persona teme ser incomprendida o malinterpretada”, plantea Morales. Tanto para los padres de un niño í­ndigo como para quienes lo son, vale la pena entender que desde pequeños se les debe escuchar, valorar y respetar, nunca forzarlos a hacer cosas que no quieren. “Se deben negociar las normas, ponerlos en colegios donde se les permita desarrollar su individualidad, facilitarles libros de acuerdo a su área de interíés, darles alimentos y bebidas naturales”. En vez de medicarlos para solucionar “problemas” con ellos, como es muy común, hay que optar por medidas que se ajusten a su esencia.

“Responden excelentemente a las terapias energíéticas, a los remedios naturales, la homeopatí­a y les hacen muy bien los alimentos y bebidas naturales, sin aditivos quí­micos, colorantes y azúcares. Se benefician del contacto con la naturaleza y prácticas como el yoga, tai chi y les encanta el reiki”. Hay un aspecto clave “si un í­ndigo encuentra el equilibrio, puede convertirse en un individuo muy fuerte, sano y feliz”.