Buenas tardes, tengan ustedes…
Hoy he decidido que me toca ser un poco incomodo…, no síé…, el calor, el agobio porque es julio y hay que acabar miles de cosas antes del 31, mi ración quincenal “lascuentasclaras†o que “estosiguecomoestaba†y no me parece justo.
El INE publicó esta semana la estadística sobre ejecuciones hipotecarias producidas en este nuestro país que ya está saliendo de la crisis y por cuya alegría hemos de pasar todos por decreto. Resulta que, como tantas otras veces he dicho y repetido, la realidad estropea, nuevamente, los titulares…, pero no importa. Los estropeará ese día que se publica, pero al siguiente, continuamos con el jolgorio.
Pues bien, resulta que en este primer trimestre de 2.014 ha habido un 19,5% más de ejecuciones hipotecarias que el mismo trimestre del año 2.013, y un 10,4% más que el cuatro trimestre del año 2.013. Y estos números siguen…; recuerdo todavía el producido hace pocos días en Madrid, donde Kutxabank echó de una vivienda suya a una familia con un niño de 20 días de vida. Tiene razón el banco para hacerlo, me dirá usted…, sí, le digo yo. No lo niego…, el mismo derecho que tengo yo de recordar el nombre del banco que lo ha hecho…; es información.
Sigue sucediendo esto mientras que nos tragamos, crudo y entero que de los 52.0000 millones de euros que ha inyectado el Estado para el rescate del sistema financiero, casi 40.000 millones de euros hemos de darlos por perdidos. Pues sí…, estupenda gestión. La misma que la de la SAREB, (mal llamado banco malo). Las píérdidas que se generen aquí, no están sumadas a estas que he dicho, ya veremos donde acaba finalmente la factura. Lo que está claro, clarísimo, es quiíén la paga. Y usted, como yo, lo sabemos.
Cuando pasen quince años, no pongo más, y ese niño estíé estudiando historia (o vaya a saber usted cómo se llame esa asignatura en ese momento), y tenga que aprenderse las razones de la crisis del 2.007…, tendrá todo el derecho del mundo a contar la verdadera razón de la misma: el dinero que hacía falta a su familia y decenas de miles como ella, se lo llevaron unos cuantos que, otra vez, usted y yo conocemos.
Sinceramente, sigo impresionado con nuestra capacidad de resistencia y aguante.
No se me incomode vuesa merced demasiado…, seguro que no. Porque sabe que en esto, usted y yo, tenemos toda la razón.
Que pasen buen fin de semana.
Nos seguimos viendo
Vale.
Oberon.