Pues nada…, que mi habitual cabreo quiero mutarlo por algo más constructivo. Yo síé cómo están las cosas en nuestro país…, yo y usted, naturalmente. Sabemos, o intuimos, cómo están las cosas allende de nuestras fronteras, no tenemos más que ver, en primer lugar twitter, y despuíés los medios al uso, esos que suelen callar lo que les imponen o lo que les interesa. Y luego se preguntan por quíé cada vez venden menos…; en fin…
Todo esto lo sabemos ya. Que esto es no es una crisis, que es una estafa, pues es la verdad. Que la pagamos los de siempre…, tambiíén. Pero, repito una vez más una frase que me parece fantástica: “sobre mi hambre, mando yoâ€. Por lo tanto, he decidido inyectarme moralina (pero de la buena, que como el colesterol, la hay de dos clases). Me he dicho que no pretendo hacer como que no ha pasado nada, ni mucho menos; que yo no olvido y que esta vida es muy larga. Que los he visto muy arriba que ahora ya no están tan elevados. Aunque sea verdad que hay otros que, estaban allí arriba, y ahora ni se les ve…; pero, insisto, nuestra vida es una empresa de largo plazo, y como por mi edad, me queda todavía la otra mitad de mi vida (tengo 48 años), como poco…, voy a recomenzar, nuevamente, a planteármela con más sosiego, más calmada; con aquello que me haga falta. Me planteo mi nueva vida con propuestas más racionales en todo: en el consumismo (que tiende a desaparecer), en las amistades (que tienden a crecer, no hay más que verles a ustedes…), en la familia (la mejor “inversión†que jamás he realizado), en mis lecturas y músicas (mi asignatura pendiente), en la solidaridad (tan necesaria y reequilibradora) y en el continuo aprendizaje (esto evitará que vuelva a cometer los mismos errores).
Estoy convencido que esto me reportará dos utilidades, fundamentalmente, entre otras:
1.- Crecer en lo que todos los humanos ansiamos de verdad: ser más felices.
2.- Ver a los de ahí arriba, un poco más cercanos, porque yo habríé crecido en lo importante y ellos ya no podrán abusar de mi natural bonhomía que hasta ahora les ha mantenido.
Y todo ello, sin olvidar, naturalmente, el trabajo. Abrí mi despacho a finales del año 2.010…, en defensa propia. No me he arrepentido. Así que, lejos de estereotipos, de campañas de buenismo institucional que no sirven para nada, aquí estamos los que queremos continuar a nuestro nuevo ritmo. Que es el adecuado. Ya verán ustedes como dentro de 48 años les diríé que no me equivocaba hoy…, ya verán ya…
Y les invito a que se lo piensen…; merece la pena.
Y, una más…, disculpen la confesión. Si han aguantado mis malos humores…, creo que esto tambiíén podrán soportarlo…; seguro que sí.
Encantado de vuesas mercedes.
Oberon.
Vale.