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Autor Tema: MARX Y PIKKETY, INTERESANTES PERO SIEMPRE EQUIVOCADOS...  (Leído 87 veces)

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MARX Y PIKKETY, INTERESANTES PERO SIEMPRE EQUIVOCADOS...
« en: Julio 21, 2014, 09:17:59 am »
Por...  JUAN DAVID ESCOBAR VALENCIA



Las crisis amorosas, polí­ticas y económicas son difí­ciles y normalmente implican sufrimientos y la necesidad de hacer cambios, abandonar actitudes y reiniciar el camino. Pero ninguna de ellas es tan aterradora como la crisis ideológica, o tambiíén llamada "crisis de sujeción", pues muchas veces es la ideologí­a lo único a que están sujeto los sujetos.

Un ejemplo reciente de esta dolorosa experiencia fue la caí­da de la Unión Soviíética a finales de los años 80, que evidenció que el comunismo es inviable y que tal vez sea un sistema útil para hormigas, pero no para personas. Las generaciones de tirapiedras y quemabuses de los años 60 y 70, que por cierto son todaví­a gran parte de la dirigencia polí­tica, económica, religiosa y acadíémica de este paí­s, y que rogamos porque pronto salgan a vacaciones indefinidas, se tragaron sin masticar una parte de la obra de Marx y se aferraron a esa ideologí­a convencidos que iban a cambiar el mundo.

Cuarenta años intentaron creer que eso era cierto, y mientras eso nada que sucedí­a, algunos "creyentes" decidieron volverse ricos con el sistema capitalista, aunque en sus declaraciones públicas y en las fiestas con sus antiguos camaradas de bohemia y lupanares, con su lengua enardecida por costosí­simos whiskys de 18 años, siguen repitiendo las consignas de: "el pueblo unido", "la lucha de clases", la maldita "plusvalí­a", las "causas objetivas de la violencia", y gritan: "¡Que vivan los pobres…", pero eso sí­, bien lejos de sus casas.

Estos comunistas de caviar y carro blindado, y los de mochila arahuaca y gafa redonda en el otro extremo del espectro mamerto, casi sufren un derrame cuando se enteraron que la ideologí­a con la que habí­an sido amamantados en su juventud, de la que habí­an estado "sujetos", era inviable y estuvo viva artificialmente durante díécadas.

Unos de ellos, avergonzados de sí­ mismos, quemaron al escondido sus libros revolucionarios y, con alguna lágrima, sus afiches de Marx. Otros solo lo olvidaron, y otros se convirtieron en profesores universitarios y polí­ticos, y siguieron sosteniendo de forma enfermiza la existencia de algo que no existí­a. Para parecer comprometidos con los pobres, siguieron y siguen insistiendo que la clave del asunto es "la desigualdad" y no la "movilidad social", error que algún dí­a esperamos pueda superarse, y otros intentan superar su frustración envenenando estudiantes con las ideas que ellos saben inútiles.

Uno de estos que pretende volver a la vida con ropa nueva lo que muerto está, es el economista y asesor del Partido Socialista Francíés, Thomas Pikkety, que gracias a su libro y al sistema capitalista, el mismo que Stiglitz tanto critica luego de haberlo hecho rico, se ha convertido en millonario y va poder heredar a sus hijos un capital enorme y siempre creciente, porque, según íél, la tasa de retorno de este es mayor que la de la economí­a. í‰l será el culpable de la desigualdad que tanto critica.

Pikkety como Marx, realiza un trabajo muy interesante y voluminoso en tíérminos del manejo de datos, pero al igual que Marx, con algunos supuestos equivocados se plantea todas las preguntas correctas, pero nuevamente propone las soluciones erradas


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...