Por… Thierry Meyssan
British Gas exploraba las reservas palestinas. Pero Israel se oponía al inicio de su explotación por temor a que los palestinos utilizaran los ingresos para comprar armas.
En julio de 2007, el nuevo enviado especial del Cuarteto (ONU, Unión Europea, Rusia, Estados Unidos) Tony Blair negoció un acuerdo entre palestinos e israelíes, acuerdo que debía permitir la explotación de los yacimientos Marine-1 y Marine-2, en las aguas territoriales de Gaza. El entonces primer ministro de la Autoridad Palestina, Salam Fayyad, aceptó que British Gas depositara los ingresos de la Autoridad Palestina en una cuenta bancaria bajo control de Londres y Washington para garantizar que esos fondos se destinaran al desarrollo económico.
En aquella íépoca, el ex jefe del estado mayor de las fuerzas armadas israelíes, general Moshe Ya’alon, publicaba en el sitio web del Jerusalem Center for Public Affairs un estruendoso artículo donde observaba que el acuerdo negociado por Tony Blair no resolvía el problema ya que, en definitiva, el Hamas acabaría teniendo acceso a una parte de aquel dinero mientras estuviese en el poder en Gaza. El general Ya’alon concluía que la única manera de garantizar que los ingresos del gas palestino no financiaran la Resistencia sería emprender «una operación militar global para arrancar de raíz el Hamas de Gaza» [6].
En octubre de 2010 las cosas se complicaron aún más cuando Noble Energy Inc. descubrió un mega yacimiento de gas offshore, el Leviathan, que abarca parte de las aguas territoriales israelíes y libanesas. El Leviathan venía a agregarse al yacimiento Tamar, descubierto en 2001 por British Gas en aguas israelíes [7].
El Líbano, por iniciativa del Hezbollah, presentó de inmediato el caso a la ONU e hizo valer sus derechos de explotación. Pero, ignorando las protestas libanesas, Israel comenzó a explotar unilateralmente el gas de los bolsones que abarcaban las aguas de ambos países.
La guerra por el gas palestino
La actual ofensiva de Israel contra la franja de Gaza tiene varios objetivos. En primer lugar, el Mossad organizó el anuncio del secuestro y asesinato de 3 jóvenes israelíes para impedir que el parlamento adoptara una ley que prohibiría la liberación de «terroristas» [8]. Y posteriormente, el general Moshe Ya’alon, hoy ministro de Defensa, utilizó ese pretexto para desatar una ofensiva contra el Hamas, aplicando así su análisis de 2007 [9].
El nuevo presidente de Egipto, general Abdel Fattah al-Sissi, contrató como consejero a Tony Blair, quien sin embargo no ha creído necesario renunciar a sus funciones como representante del Cuarteto [10]. Prosiguiendo la defensa de los intereses de British Gas, Blair sugirió entonces una «iniciativa de paz» totalmente inaceptable para los palestinos, iniciativa naturalmente rechazada por los palestinos pero aceptada por Israel. Es evidente que el objetivo de esa maniobra es proporcionar al ejíército israelí la oportunidad de «arrancar de raíz el Hamas de Gaza». Y no es casual que el salario que recibe Tony Blair como consejero del presidente egipcio no proceda del presupuesto egipcio sino de las arcas de los Emiratos írabes Unidos.
Como de costumbre, Irán y Siria han aportado su respaldo a la Resistencia palestina (la Yihad Islámica y el Hamas), demostrando así a Tel Aviv que pueden hacerle pagar en Palestina el daño que Israel les ha hecho en Irak a travíés del Emirato Islámico y del clan kurdo de los Barzani.
Lo único que permite llegar a una comprensión correcta de los acontecimientos es su lectura bajo el ángulo de los intereses en materia de control de las fuentes de energía ya que –desde el punto de vista político– no es de interíés para Israel destruir el Hamas, movimiento a cuya creación contribuyó para debilitar a al-Fatah. Tampoco es interíés de Siria ayudar el Hamas a resistir, tratándose de un movimiento que se alió con la OTAN y que ha enviado yihadistas a luchar contra el Estado sirio. La fase de la «primavera árabe», destinada a poner la Hermandad Musulmana en el poder en todos los países árabes, ha quedado atrás y no debemos olvidar que el Hamas no es otra cosa que la rama palestina de esa cofradía.
En definitiva, el imperialismo anglosajón actúa siempre en función de las ambiciones económicas que íél mismo impone sin importarle las lógicas políticas locales. Lo que define de forma realmente duradera las fuerzas que conforman la dinámica del mundo árabe no es la diferencia entre partidos religiosos y laicos sino el hecho de estar en el bando de quienes colaboran con el imperialismo o en el bando de quienes han optado por la resistencia.
6] «Does the Prospective Purchase of British Gas from Gaza Threaten Israel’s National Security?», por el teniente general (retirado) Moshe Yaalon, Jerusalem Center for Public Affairs, 19 de octubre de 2007. «Ya’alon: British Gas natural gas deal in Gaza will finance terror», por Avi Bar-Eli, Haaretz.
[7] «¿Se modifican las cartas geopolíticas en la cuenca del Levante e Israel?», por F. William Engdahl, Red Voltaire, 3 de junio de 2012.
[8] «El jefe del Mossad había vaticinado el secuestro de los tres jóvenes israelíes», por Gerhard Wisnewski, Red Voltaire, 11 de julio de 2014.
[9] «IDF’s Gaza assault is to control Palestinian gas, avert Israeli energy crisis», por Nafeez Ahmad, The Guardian, 9 de julio de 2014. «Gaza: el gas en la mirilla», por Manlio Dinucci, Il Manifesto/Red Voltaire, 18 de julio de 2014.
[10] «Tony Blair será consejero económico del presidente egipcio al-Sissi», Red Voltaire, 3 de julio de 2014.
Suerte en sus vidas…