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Autor Tema: EL DIVIDENDO DE CARBONO…  (Leído 138 veces)

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EL DIVIDENDO DE CARBONO…
« en: Agosto 10, 2014, 05:23:08 pm »
Por… JAMES K. BOYCE (www.nytsyn.com)

 

 

Del chamuscado mundo de los debates climáticos está surgiendo una idea atrevida, que bien podrí­a darle solución al actual impasse polí­tico en cuanto a la reducción de emisiones de carbono. Esto porque le ofrecerí­a ganancias tangibles a las familias americanas aquí­ y ahora.
Un gran obstáculo para la polí­tica climática en Estados Unidos ha sido la percepción de que el gobierno nos está indicando cómo tenemos que vivir ahora en nombre de quienes vivirán mañana. Dolor en el presente para traer ganancia en el futuro no es un concepto fácil de vender. Y muchos americanos sienten una profunda aversión a cualquier cosa que huela a un gobierno más grande e intervencionista.

¿Quíé tal si pudiíéramos encontrar la manera de meter más dinero en los bolsillos de las familias y menos carbono en la atmósfera sin expandir el gobierno? Si la mezcla parece demasiado buena para ser verdad, siga leyendo.
El representante demócrata del estado de Maryland, Chris Van Hollen, piensa introducir una legislación que exigirí­a a las compañí­as de carbón, petróleo y gas natural comprar un permiso para cada tonelada de carbono presente en los combustibles que venden. Los permisos se subastarí­an, y el 100 por ciento de las ganancias serí­an devueltas al pueblo americano en forma de dividendos para todo hombre, mujer y niño por igual.
Pagar dividendos a todos no es mayor ciencia. El estado de Alaska lo viene haciendo desde 1982.
Fue entonces cuando el Fondo Permanente de Alaska, creación del gobernador Jay S. Hammond, un republicano, empezó a pagar dividendos de las regalí­as petroleras basándose en el principio de que la riqueza natural del estado le pertenece a toda su gente. Los residentes reclaman sus dividendos llenando un formulario en internet. No es sorpresa entonces que la popularidad del Fondo Permanente de Alaska es permanente entre los nativos. Entre 1982 y 2009 el fondo pagó $17,5 billones. El desembolso más grande, a propósito, se hizo durante el gobierno de Sarah Palin.

La diferencia principal entre el fondo de Alaska y el que propone Van Hollen es que en lugar de crear motivación para bombear más petróleo, su legislación crea un incentivo para quemar menos petróleo y otros combustibles a base de carbono.
Las compañí­as de energí­a le cobrarí­an a los consumidores el costo de los permisos por medio de alzas en los precios de los combustibles. Pero para la mayorí­a de las familias, la ganancia en dividendos de carbono serí­a más que el dolor del alza.
De hecho, mis cálculos demuestran que más del 80 por ciento de los hogares americanos saldrí­an aventajados económicamente, y eso sin considerar las ventajas que traen aire más limpio y un planeta más fresco.
A medida que se reduzca el tope, el precio de los combustibles fósiles subirí­a más rápido de lo que caerí­a la cantidad, así­ que las ganancias totales se elevarí­an. Mientras más apretado el tope, mayor el dividendo. Electores no sólo querrí­an mantener la polí­tica en efecto durante la transición de energí­a limpia, sino que tambiíén querrí­an fortalecerla.
El efecto neto en cualquier hogar dependerí­a de su huella de carbono, cuánto gastó, directa e indirectamente, en combustibles fósiles. Mientras menos carbono consumió, mayor es su beneficio. ¿Pero por quíé ganarí­a una amplia mayorí­a?

Hay dos razones.

Primero, entre los usuarios finales, los hogares representan dos terceras partes del consumo de combustibles fósiles en los Estados Unidos. Lo que queda es consumido por el gobierno. En el proyecto de Van Hollen, los hogares recibirí­an este dinero tambiíén.
Los republicanos deberí­an darle la bienvenida a este aspecto, ya que con los años le devolverí­a billones de dólares del gobierno al pueblo. A diferencia de un impuesto al carbono, que trae ganancias para el gobierno, el proyecto de Van Hollen es, efectivamente, un recorte de impuestos.
La segunda razón es la dramática distorsión entre los ingresos de los hogares. El consumo exagerado y la huella de carbono exagerada del 10 por ciento de los americanos más ricos significa que tambiíén generarán una porción más alta del dinero del carbono generado por el consumo de los hogares al gastar en gasolina, energí­a, viajes en avión, etc. Para estos hogares, los dividendos no compensarán los costos. Pero los ricos pueden pagar por sus emisiones.



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