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Autor Tema: La anulación de la deuda alemana en 1953 en comparación con...  (Leído 134 veces)

OCIN

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Por...  Eric Toussaint




Estados Unidos procedió a la anulación de la deuda de algunos de sus aliados. La operación más evidente en ese sentido fue el tratamiento de la deuda alemana, regulada por el Acuerdo de Londres de 1953. Para asegurar el relanzamiento de la economí­a de la Alemania occidental y que constituyera un elemento estable y central del bloque atlántico, los aliados acreedores, con Estados Unidos a la cabeza, hicieron concesiones muy importantes a las autoridades y a las empresas alemanas endeudadas, que iban mucho más allá de una reducción de la deuda. Comparar el tratamiento acordado a la Alemania occidental de la postguerra con el dado a los paí­ses en desarrollo y a Grecia actualmente es edificante.

 
El acuerdo de Londres de 1953 sobre la deuda alemana
 
El radical alivio de la deuda de la República Federal Alemana (RFA) y su rápida reconstrucción despuíés de la segunda guerra mundial fueron posibles gracias a la voluntad polí­tica de sus acreedores, es decir, Estados Unidos y sus principales aliados occidentales (Reino Unido y Francia) dentro del marco de la guerra frí­a. En octubre de 1950, estos tres aliados formularon un proyecto en el que el gobierno federal alemán reconocí­a la existencia de deudas de los perí­odos anterior y posterior a la guerra. Además agregaban una declaración que estipulaba que «los tres paí­ses están de acuerdo en que el plan prevea una liquidación adecuada para Alemania de las exigencias, cuyo efecto final no debe desequilibrar la situación financiera de la economí­a alemana por repercusiones indeseables ni afectar excesivamente las reservas potenciales de divisas. Los tres paí­ses están convencidos de que el gobierno federal alemán comparte su posición y que la restauración de la solvencia alemana irá acompañada de un reembolso adecuado de la deuda alemana que asegure a todos los participantes una negociación justa que tenga en cuenta los problemas económicos de Alemania». |1|
 
La deuda reclamada a Alemania correspondiente al perí­odo anterior a la guerra se elevaba a 22.600 millones de marcos incluidos los intereses. La deuda de la posguerra se estimaba en 16.200 millones de marcos. Por un acuerdo alcanzado en Londres el 27 de febrero de 1953 |2| , estos montos se redujeron a 7.500 millones y 7.000 millones de marcos, respectivamente. |3| Lo que representó una reducción del 62,6 %.
 
El acuerdo establecí­a la posibilidad de suspender los pagos y renegociar las condiciones de íéstos si se presentaba un cambio substancial que limitara la disponibilidad de recursos. |4|
 
Para garantizar que la economí­a de Alemania occidental realmente se relanzara y constituyera un elemento estable y central en el bloque atlántico frente al bloque del Este, los aliados acreedores hicieron grandes concesiones a las autoridades y empresas alemanas, que fueron mucho más allá de la reducción de la deuda. Se partí­a del principio de que Alemania debí­a estar en condiciones de reembolsar la deuda manteniendo un alto nivel de crecimiento y una mejora de las condiciones de vida de la población. Pagar sin empobrecerse. Con este fin, los acreedores acordaron:
 
1.- que Alemania reembolsara en su moneda nacional, el deutshe mark, lo esencial de la parte que se le reclamada. En forma marginal, reembolsara en divisas fuertes (dólares, francos suizos, libras esterlinas…).
 
2.- que al comienzo de los años cincuenta, mientras el paí­s todaví­a tení­a una balanza comercial negativa (el valor de las importaciones es mayor que el de las exportaciones), las potencias acreedoras aceptaban que Alemania redujera sus importaciones puesto que podí­a producir muchos bienes que antes importaba. Al permitir que Alemania sustituyera importaciones por bienes de producción propia, los acreedores aceptaban reducir sus exportaciones hacia este paí­s. En el perí­odo 1950-1951, el 41 % de las importaciones alemanas provení­an del Reino Unido, de Francia y de Estados Unidos. Si se suma a esta cifra la parte de las importaciones provenientes de otros paí­ses acreedores participantes de la conferencia (Bíélgica, Paí­ses Bajos, Suecia y Suiza), la suma total llegaba hasta el 66 %.
 
3.-que los acreedores autorizaban que Alemania vendiera sus productos en el extranjero, estimulando incluso sus exportaciones, con el fin de conseguir una balanza comercial positiva. Estos diferentes elementos estaban consignados en la declaración antes mencionada. «La capacidad de pago de Alemania, a sus deudores privados y públicos, no significa sólo la capacidad de efectuar los pagos regularmente en marcos alemanes sin consecuencias inflacionarias, sino tambiíén que la economí­a del paí­s pueda cubrir sus deudas teniendo en cuenta su balanza de pagos actual.
 
El establecimiento de la capacidad de pago de Alemania requerí­a hacer frente a ciertos problemas que eran: 1) la futura capacidad productiva con una consideración particular sobre la capacidad productiva de bienes exportables y la capacidad para la sustitución de importaciones; 2) la posibilidad de vender mercaderí­as alemanas en el exterior; 3) las probables condiciones de comercio en el futuro; 4) las medidas fiscales y económicas internas necesarias para asegurar un superávit para exportar.» |5|
 
Además, en caso de litigio con los acreedores, en general, los tribunales alemanes eran competentes. Se dice, explí­citamente, que, en ciertos casos, «los tribunales alemanes podrán rechazar la ejecución […] la decisión de un tribunal extranjero o de una instancia arbitral.» Es el caso, cuando «la ejecución de la decisión serí­a contraria al orden público» (p.12 del Acuerdo de Londres).
 
Otro elemento muy importante: el servicio de la deuda se fijaba en función de la capacidad de pago de la economí­a alemana, teniendo en cuenta los adelantos en la reconstrucción del paí­s y los ingresos por exportación. Así­, la relación entre servicio de la deuda e ingresos por exportación no debí­a superar el 5 %. Esto quiere decir que Alemania occidental no debí­a dedicar más de una vigíésima parte de sus ingresos por exportación al pago de su deuda. En la práctica, Alemania no destinó jamás más del 4,2 % de estos ingresos al pago de la deuda (cifra alcanzada en 1959).
 
Y otra medida excepcional fue la aplicación de una reducción drástica del tipo de interíés, que osciló entre 0 % y 5 %.
 
Las potencias occidentales le brindaron a Alemania del Oeste una ofrenda de un enorme valor económico: el artí­culo 5 del acuerdo firmado en Londres postergaba el pago de las reparaciones y de las deudas de guerra —tanto de la primera como de la segunda guerra mundial— que la República Federal Alemana debí­a a los paí­ses ocupados, anexados o agredidos, así­ como a sus poblaciones.
 
Finalmente, hay que tener en cuenta las donaciones en dólares de Estados Unidos a Alemania occidental: 1.173, 7 millones de dólares en el marco del Plan Marshall, entre el 3 de abril de 1948 y el 30 de junio de 1952 (o sea, cerca de 11.500 millones de dólares actuales). A los cuales se agregaban, por lo menos, 200 millones de dólares (cerca de 2.000 millones de dólares actuales), entre 1954 y 1961, principalmente a travíés de la Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos (USAID).
 
Gracias a esas condiciones excepcionales, Alemania occidental se recuperó económicamente en forma muy rápida y terminó por absorber a Alemania del Este a comienzos de 1990. Y ahora, es por lejos, la economí­a más fuerte de Europa.
 
Algunos elementos para comparar
 
El resultado de una primera comparación entre la Alemania occidental de la postguerra y los PED de ahora es esclarecedora. Alemania, aunque devastada por la guerra, era económicamente más fuerte que la mayorí­a de los PED actuales. Pero en 1953 le concedieron lo que se niega a los PED.
 
Cuota de los ingresos por exportación dedicados al reembolso de la deuda.
 
Alemania fue autorizada a no dedicar al pago de la deuda más del 5 % de sus ingresos por exportación.
 
En el 2004, los paí­ses en desarrollo tuvieron que destinar al pago de la deuda, en promedio, el 10 % de sus ingresos por exportación en 2012. Este porcentaje era incluso superior al 20 % a finales de los años 90, inicio de los 2000.
 
Tipo de interíés de la deuda externa.
 
En el caso del acuerdo de 1953 concerniente a Alemania, el tipo de interíés osciló entre 0 % y 5 %.
 
En cambio, en el caso de los PED, el tipo de interíés ha sido mucho más alto. Una gran mayorí­a de los contratos prevíé tipos variables, al alza.
 
Entre 1980 y 2000, para el conjunto de los PED, el tipo de interíés medio osciló entre 4,8 % y 9,1 % (entre 5,7 % y 11,4 % en el caso de Latinoamíérica y el Caribe, llegando a oscilar en el caso de Brasil entre el 6,6 % y el 11,9 % entre 1980 y 2004).
 
Moneda en que se reembolsó la deuda externa.
 
Alemania fue autorizada a reembolsar en moneda nacional.
 
Ningún paí­s del Tercer Mundo está autorizado a hacer los mismo, salvo excepción y por una suma irrisoria. Todos los grandes paí­ses endeudados deben efectuar la totalidad de sus reembolsos en divisas fuertes (dólares, euros, yenes, francos suizos, libras esterlinas).
 
Cláusula de revisión del contrato.
 
En el caso de Alemania, el acuerdo establecí­a la posibilidad de suspender los pagos y renegociar las condiciones si se presentaba un cambio substancial que limitara la disponibilidad de recursos.
 
En el caso de los contratos de príéstamos con los PED, los acreedores consiguen que no haya cláusulas de este tipo.
 
Polí­tica de sustitución de importaciones.
 
En el acuerdo sobre la deuda alemana, se habí­a previsto explí­citamente que el paí­s podí­a producir localmente lo que hasta entonces importaba.
 
Por el contrario, el Banco Mundial y el FMI imponen a los PED la renuncia a producir en el paí­s lo que podrí­an importar.
 
Donaciones en divisas (en efectivo).
 
Alemania, aunque responsable en gran parte de la segunda guerra mundial, fue gratificada con donaciones importantes en divisas, en el marco del Plan Marshall, y más aún.
 
Los PED, en conjunto, a los cuales los paí­ses ricos han prometido asistencia y cooperación, reciben una limosna en forma de donaciones en divisas. Mientras que, colectivamente, desembolsan unos 300.000 millones de dólares por año |6|, reciben en efectivo unos 30.000 millones de dólares |7|
 
. Los paí­ses más grandes del Tercer Mundo endeudados no reciben, estrictamente, ninguna ayuda en forma de donaciones en divisas.
 
Incontestablemente, la negativa a conceder a los PED endeudados el mismo tipo de concesiones que a Alemania indica que, en realidad, los acreedores no quieren que estos paí­ses se desendeuden. Los acreedores consideran que lo que les interesa es mantenerlos en el endeudamiento permanente, para obtener de este modo un beneficio máximo bajo la forma del pago de la deuda, y para imponerles unas polí­ticas acordes a sus intereses de acreedores y asegurarse su lealtad en el seno de las instituciones internacionales.
 
Alemania 1953/Grecia 2010-2012
 
Si nos arriesgamos a hacer una comparación entre el tratamiento al que es sometida Grecia y el que se le reservó a Alemania despuíés de la segunda guerra mundial, las diferencias y la injusticia son asombrosas. Presentamos aquí­ una lista no exhaustiva en 11 puntos:
 
1.- Proporcionalmente, la reducción de la deuda concedida a Grecia en marzo de 2012 es infinitamente menor que la otorgada a Alemania.
 
2.- Las condiciones sociales y económicas que se incluyen en este plan (y en los precedentes) no favorecen en absoluto el relanzamiento de la economí­a griega mientras que los concedidos a Alemania contribuyeron ampliamente en el relanzamiento de su economí­a.
 
3.- A Grecia se le imponen privatizaciones a favor de los inversores extranjeros, principalmente, mientras que a Alemania se la alentaba a reforzar su control sobre los sectores económicos estratíégicos, con un sector público en pleno crecimiento.
 
4. Las deudas bilaterales de Grecia (respecto a los paí­ses que participaron en el plan de la Troica) no se han reducido (solamente fueron las deudas con respecto a los bancos privados) mientras que las deudas bilaterales de Alemania se redujeron en un 60 % o más.
 
5.-Grecia debe reembolsar en euros a pesar de que está en díéficit comercial —y por lo tanto con una penuria de euros— con sus socios europeos (especialmente Alemania y Francia), mientras que Alemania reembolsarí­a lo esencial de sus deudas en su propia moneda fuertemente devaluada.
 
6.-El Banco Central griego no puede prestar dinero al gobierno griego mientras que el Banco central de la RFA prestaba a las autoridades alemanas y hací­a funcionar (por cierto, con moderación) la máquina de fabricar billetes.
 
7.-Alemania estaba autorizada a no disponer más del 5 % de sus ingresos por exportación al pago de la deuda mientras que ningún lí­mite se le ha fijado a Grecia.
 
8.-Los nuevos tí­tulos de la deuda griega, que reemplazan a los antiguos debidos a los bancos, no responden más a la competencia de los tribunales griegos, sino que son competencia de las jurisdicciones de Luxemburgo y del Reino Unido —y bien sabemos cómo son favorables a los acreedores privados—, mientras que los tribunales de Alemania (la antigua potencia agresora) tení­an esa competencia.
 
9.-En materia de reembolsos de la deuda exterior, los tribunales alemanes podí­an rechazar la ejecución de las sentencias de los tribunales extranjeros o de los tribunales arbitrales en el caso en que su aplicación amenazara el orden público. En Grecia, la Troica rechazó, por supuesto, que los tribunales griegos pudieran invocar razones de orden público para suspender el reembolso de la deuda. Ahora bien las enormes protestas sociales y el surgimiento pujante de las fuerzas neo-nazis son directa consecuencia de las medidas dictadas por la Troica y por el pago de la deuda. De hecho, las autoridades griegas podrí­an perfectamente invocar el estado de necesidad y razones de orden público para suspender el pago de la deuda y abrogar las medidas antisociales impuestas por la Troica, a pesar de las protestas de Bruselas, del FMI y de los «mercados financieros» que dichos actos provocarí­an.
 
10.-En el caso de Alemania, el acuerdo establecí­a la posibilidad de suspender los pagos para poder renegociar las condiciones si se producí­a un cambio substancial que limitase la disponibilidad de recursos. Nada de eso está previsto para Grecia.
 
11.-En el acuerdo sobre la deuda alemana, está explí­citamente previsto que el paí­s pudiera producir en su territorio lo que antes importaba con el fin de alcanzar un superávit comercial y de reforzar así­ a sus productores locales. En cambio, la filosofí­a de los acuerdos impuestos a Grecia y las reglas de la Unión Europea prohí­ben a las autoridades griegas ayudar, subvencionar y proteger a sus productores locales, ya sea en agricultura, industria, o servicios frente a la competencia de los otros paí­ses de la UE (que son los principales socios comerciales de Grecia).
 
Se podrí­a agregar que Alemania, despuíés de la segunda guerra mundial, recibió donaciones en una cantidad considerable, especialmente, como ya vimos, en el marco del Plan Marshall.
 
Se puede comprender por quíé el lí­der de Syriza, Alexis Tsipras, hace referencia al acuerdo de Londres de 1953 cuando se dirige a la opinión pública europea. La injusticia con la que es tratado el pueblo griego (así­ como los otros pueblos cuyas autoridades siguen las recomendaciones de la Troica) debe despertar la conciencia de una parte de la opinión pública. Pero no alberguemos ilusiones, las razones que empujaron a las potencias occidentales a tratar Alemania del Oeste de la manera que lo hicieron despuíés de la segunda guerra mundial no son de recibo en el caso griego.
 
Para conseguir una verdadera solución al drama de la deuda y de la austeridad, serán necesarias más y más potentes movilizaciones sociales en Grecia y en el resto de la Unión Europea así­ como el ascenso al poder de un gobierno popular en Atenas. Las autoridades griegas (apoyadas por el pueblo) deberán realizar un acto unilateral de desobediencia como es la suspensión del reembolso de la deuda y abrogación de las medidas antisociales. Esto forzarí­a a los acreedores a hacer concesiones de envergadura y finalmente se podrí­a imponer la anulación de la deuda ilegí­tima. La realización, a escala popular, de una auditorí­a ciudadana de la deuda griega debe servir a preparar el terreno.
 

Notas:
 
|1| «Deutsche Auslandsschulden», 1951, pp. 7 y sig., in Philipp Hersel, El acuerdo de Londres de 1953 (III), http://www.lainsignia.org/2003/enero/econ_005.htm
 
|2| Víéase el texto completo en francíés del Acuerdo de Londres 27 de febrero de 1953: http://www.admin.ch/ch/f/rs/i9/0.946.291.364.fr.pdf
 
|3| El dólar US valí­a en esa íépoca 4,2 DM. La deuda de Alemania occidental despuíés de la reducción (o sea, 14.500 millones de DM) equivalí­a a 3.450 millones de dólares.
 
|4| Los acreedores se negaron siempre a incluir cláusulas de este tipo en los contratos con paí­ses en desarrollo o paí­ses como Grecia, Portugal, Irlanda, y los de Europe centrale y oriental.
 
|5| «Deutsche Auslandsschulden», 1951, pp. 64 y sig., in Philipp Hersel, El acuerdo de Londres de 1953 (IV), 8 de enero de 2003, http://www.lainsignia.org/2003/enero/econ_010.htm
 
|6| En el 2000, los PED desembolsaron 325.000 millones de dólares en pagos de deuda externa (publica y privada), en 2005, 400.000 millones de dólares y en 2012, 660.000 millones de dólares
 
|7| La mayor parte de la Ayuda Oficial al Desarrollo se queda en los paí­ses del Norte.



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