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Autor Tema: ¿Quíé poseo, y cuánto vale todo esto?...  (Leído 273 veces)

OCIN

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¿Quíé poseo, y cuánto vale todo esto?...
« en: Agosto 26, 2014, 12:14:03 pm »
Por...  Quentin Hardy



Ex ingenieros de la CIA mapean fortunas


La compañí­a Addepar ofrece información clara sobre activos cada vez más complejos, como espí­as que diagraman red de comunicaciones.


Algunos de los ingenieros que antes ayudaban a la CIA a solucionar problemas se han trasladado a otro desafí­o: determinar el valor de cada inversión concebible en el mundo.

Hace cinco años, empezaron una compañí­a llamada Addepar, con la intención de ofrecer información clara y confiable sobre los activos cada vez más complejos en pensiones, fondos de inversión y fortunas familiares. En gran parte de la misma manera en que los espí­as diagraman una red de comunicaciones, Addepar filtra y sopesa las relaciones entre los miles de millones de dólares de tenencias para determinar si una cartera está a punto de desplomarse.

Los administradores de riqueza profesionales van a estar viendo muchos más grandes datos (los llamados “big data”). En la primavera pasada, Addepar recaudó una suma sustancial para entrar en esta corriente y, aunque no es el único en llevar los big data a las declaraciones de cartera, su elenco de personajes le hace destacar.

“Una de las preguntas más fundacionales en las finanzas es '¿Quíé poseo, y cuánto vale todo esto?'”, dijo Eric Poirier, el director ejecutivo de Addepar. “'¿Cuál es mi riesgo?' resulta ser un problema casi intratable”.

Aunque la lista de administradores de riqueza que usan a Addepar es confidencial, Poirier dice que ya ha crecido desde personas como Joe Lonsdale, su fundador multimillonario en el mundo de la tecnologí­a, e Iconiq Capital, que administra parte del dinero del cofundador de Facebook, Mark Zuckerberg, para incluir a oficinas familiares, bancos y gerentes de inversión en fondos de pensiones.

“En este estado, algunas personas simplemente se están enriqueciendo más”, dijo Joseph J. Piazza, presidente y director ejecutivo de Robertson Stephens LLC, un asesor de inversión en San Francisco que administra unos 500 millones de dólares usando software de Addepar. Hace 10 años, dijo, “era un emprendedor joven con 50 millones de dólares. Ahora pudiera ser 10 veces esa cantidad, y son corredores de riesgo más grandes y reflexivos”.

La inversión acostumbraba ser un mundo relativamente sencillo de acciones, bonos y efectivo, con quizá algunas propiedades. Pero la desregulación, la globalización y las computadoras han significado más opciones. Para una persona rica, esto pudiera significar derivados, capital privado, capital aventurero, mercados extraterritoriales y una veintena de opciones más, como coleccionables y bitcoins.

Y para todas las computadoras en los pisos de remate de Wall Street, mucha de la administración de dinero es sorprendentemente obsoleta. Los capitalistas aventureros quizá inviertan en tecnologí­a de vanguardia, pero en ocasiones siguen enviando informes trimestrales en papel. Los custodios financieros, que guardan los valores de la gente, a menudo tienen sistemas computarizados creados a medida. Eso dificulta comparar una operación en uno con una operación en otro.

“El mercado es mucho más complicado de lo que era”, dijo David G. Titssworth, presidente y director ejecutivo de la Asociación de Asesores de Inversión, un grupo industrial de 550 firmas registradas. “El rico tiene mayor apetito por los futuros, las mercaderí­as y las inversiones alternativas. Hay mucha demanda para ayudarles a dar seguimiento a cuáles son realmente sus posesiones”.

Poirier, de 32 años de edad, un nativo de Nueva Hampshire que empezó un negocio de programación a los 14 años antes de acudir a la Universidad de Columbia, trabajó en el análisis de productos de ingresos fijos en Lehman Brothers de 2003 a 2006, antes de que la firma de Wall Street colapsara por la mala gestión de su propio riesgo.

“Tratando de determinar un rendimiento, yo trabajaba con una docena de sistemas computarizados diferentes, con interacciones diferentes que la gente no comprendí­a bien”, dijo.
Luego tomó un empleo en Palantir Technologies, una compañí­a fundada para permitir a las agencias militares y de espionaje darle sentido a datos dispares e incompletos. Continuó con la formación de la empresa comercial de Palantir, gestionando el riesgo para cosas como la cartera de hipotecas de alto riesgo de JPMorgan Chase.

Habí­a muchos paralelos entre los dos mundos, pero en vez de agencias, espí­as y satíélites de intercepción de comunicaciones, las finanzas tienen mercados, asesores de inversión y carteras. Ambos mundos están llenos de software personalizado, lo que hace singular cada análisis de un conjunto de datos. Es difí­cil establecer como verdad un solo panorama de cualquier cosa.

Incluso una pregunta sencilla como “¿Cuántas acciones de Apple poseo?” puede ser complicada, si algunas acciones se poseen directamente, algunas están dentro de un fondo aventurero donde la persona rica es inversionista y algunas están dentro de una compañí­a que Apple adquirió.

Las finanzas “fueron la misma curva que encontríé en la comunidad del espionaje”, dijo Poirier. “¿Cómo se da sentido a información diversa de fuentes diversas, cuando la respuesta depende de quiíén estíé haciendo la pregunta?”

El paralelo fue tambiíén evidente para Lonsdale, un cofundador de Palantir. De un periodo anterior en PayPal, tení­a millones en efectivo y en papel es un multimillonario por sus posesiones en Palantir. Tambiíén conoce a muchas otras personas jóvenes en el mundo de la tecnologí­a que no podí­an entender quíé estaba sucediendo con su dinero.

“La administración de riqueza está diseñada para los años 50, no para este siglo”, dijo.
Lonsdale dejó Palantir en 2009, e inició Addepar con Jason Mirra, otro empleado de Palantir, ese mismo año.

“No tení­a sentido que Palantir contratara a entre 20 y 30 personas para trabajar en un área como íésta”, dijo Lonsdale. Mirra es director tíécnico de Addepar. Poirier se unió a principios de 2013 y se convirtió en director ejecutivo posteriormente ese año.

Además de Lonsdale, los primeros inversionistas en Addepar incluyeron a Peter Thiel, un fundador de PayPal y Palantir. Más dinero provino de las conexiones de Palantir con inversionistas en fondos compensatorios. La ronda de financiamiento de 50 millones de dólares de Addepar en mayo pasado fue encabezada por David O. Sacks – otro veterano de PayPal, quien vendió una compañí­a llamada Yammer a Microsoft por 1,200 millones de dólares en 2012 – y Valor Equity Partners, una firma de Chicago que tambiíén ha invertido en PayPal, SpaceX y Tesla Motors, entre otras compañí­as.

Pese al linaje, Lonsdale dice que Addepar, que tiene 109 empleados, no pretende ser solo una herramienta de ejecutivos de tecnologí­a ricos o herencias familiares. Son, dijo, “solo los primeros en adoptarlo”.

Karen White, presidente y directora operativa de Addepar, dice que un cliente tí­pico tiene inversiones en entre cinco y 15 bancos, casas de bolsa u otros custodios de inversión.
Addepar cobra con base en cuántos datos está revisando. White dijo que el servicio de Addepar empezaba tí­picamente en 50 mil dólares, pero puede ascender al millón de dólares, dependiendo del dinero y las variables de inversión involucradas.

Y de manera muy similar a como Palantir busca encontrar temas de espionaje comunes, como conexiones sociales y tíécnicas de fabricación de bombas, entre sus fuentes de datos, Lonsdale ha buscado reducir la información financiera a una docena de partes distintas, como cambios e precios y quíé porcentaje de algo tiene una persona.

Conforme un sistema computacional aprende el comportamiento de un cierto activo, comienza a crear una base de datos de relaciones probables, como lo que una crisis en el mercado de bonos significarí­a para los valores europeos.

“Mucha de la ciencia computacional, el aprendizaje de máquinas, puede aplicarse a eso”, dijo Lonsdale. “Hay lecciones de Palantir en cuanto a cómo hacerlo”.

Varias otras firmas tambiíén están tratando de mapear lo que vale todo en una cartera diversa. Una de las más grandes, Advent Software, pagó en 2011 73 millones de dólares por Black Diamond, una compañí­a que, como Addepar, usa la tecnologí­a de nube para incrementar su poder computacional y rastrear más fácilmente varias bases de datos a la vez.

“Hemos estado picando piedra en el problema durante 30 años”, dijo Peter Hess, presidente y director ejecutivo de Advent. “Hay mucha más complejidad ahora, y la modernización de las expectativas sobre cómo las cosas deberí­an funcionar es encabezada por el nuevo dinero de la tecnologí­a. Pero, debido a Apple y Google, incluso mis padres tienen expectativas sobre cuán fácil deberí­a ser la tecnologí­a”.



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