El Gobierno sabe que el mundo de los mercados es inescrutable y no quiere que se repita otro caso como el de la salida a bolsa de Bankia, cuya oferta pública de suscripción (OPS) empobreció a cerca de 300.000 inversores particulares. Para evitar otra situación similar, que se convirtió en escándalo público, el Ministerio de Economía apenas reservará el 15% de la próxima OPV de Aena, un porcentaje muy inferior al habitual en este tipo de privatizaciones.
Según han confirmado fuentes próximas a los bancos coordinadores de la enajenación del 49% del capital del operador aeroportuario, el tramo minorista de la colocación oscilará entre un 10 y un 20% del total de las acciones vendidas. “Seguramente no será superior al 15%â€, indican fuentes de las entidades que se encargarán de distribuir las acciones. En consecuencia, el 85% restante se venderá entre inversores institucionales, como fondos de pensiones, aseguradoras y gestoras, que serán los que más opciones tendrán de comprar los títulos de Aena.
La medida es llamativa porque, en las privatizaciones que realizó el Estado en la díécada de los noventa y principios del nuevo siglo, los porcentajes del tramo reservados a los inversores particulares no bajaban nunca del 40%. Más aún, en el caso de la salida a bolsa de Bankia, realizada en el verano de 2011, llevó a superar el 75% de la totalidad de las acciones vendidas ante la ausencia de demanda por parte de los inversores profesionales.
La decisión viene inducida por el propio Ministerio de Economía, que prefiere acotar un potencial problema en el caso de que la cotización de Aena no respondiese a las expectativas, y por los dos grandes bancos españoles, BBVA y Santander. Los dos le han trasladado al Gobierno que no quieren vender en su red de oficinas un producto financiero que, aunque sólido y con posibilidades, es de futuro voláti. Ambas entidades prefieren continuar con su estrategia de traspasar el dinero de los clientes en cuentas corrientes a fondos de inversión.
Este movimiento responde a que los bancos obtienen muchas más comisiones por la suscripción de fondos que por los depósitos tradicionales y por lo que ingresarán por la venta de las acciones de Aena. Debido a la puja que hubo por ser coordinador global, la comisión por colocación oscila entre el 0,23 y el 0,29% del importe vendido, un rango pobre si se tiene en cuenta que el fee medio de este tipo de operaciones en compañías privadas es del 3%. Eso pagó Applus+ a Morgan Stanley y a UBS para que la sacaran a bolsa en mayo. En algunos casos, como ocurrió en la salida a bolsa de Abengoa en Estados Unidos, llega hasta el 5%.
Así las cosas, el importe en acciones de Aena que podrán comprar los inversores particulares será escaso. Si se tiene en cuenta que un 21% del capital se va a colocar previamente entre un núcleo duro de inversores estratíégicos y que, del 28% de la OPV, apenas un 15% estará reservado a los minoristas, el volumen rondará los 170 millones. Esta cifra se obtiene de la valoración media de Aena, que se estima en 4.000 millones, de la que el Estado mantendrá el 51% del capital.
Un aperitivo para dos bancos que suman en total más de 6.000 oficinas en España. Se da casi por hecho que el tramo de los ahorradores particulares quedará suscrito en poco más de 24 horas, con lo que el Gobierno podrá apuntarse el tanto de que la privatización es un íéxito.
Trabajo a fondo perdido
La baja comisión que cobrarán Goldman Sachs, Merrill Lynch, Morgan Stanley, BBVA y Santander por dirigir la privatización de Aena les llevará a no ganar dinero, según reconocen fuentes de estos bancos. “Poner la maquinaria comercial en marcha, con analistas, equipo de ventas, viajes, road shows, abogados y red de oficinas no compensa ni de lejos. Se trabaja para la galería para quedar bien con el Gobiernoâ€, admiten fuentes próximas a la banca.
En este sentido, apuntan que la fallida privatización de Loterías pagaba un 0,50% sobre un volumen de OPV de hasta 7.000 millones de euros. Aquí, la comisión mínima es del 0,23% sobre un importe de colocación de apenas 1.200 millones, por lo que los coordinadores globales y el resto de colocadores tendrán que repartirse 2,76 millones entre todos. Unos peanuts, como se conoce en el argot financiero, si se compara con los 12 millones que ingresaron JP Morgan y Deutsche Bank por la oferta de acciones de eDreams.