Fondo Monetario Internacional
En algún momento, las tasas de interíés mundiales van a subir. No sabemos exactamente cuándo, ni con quíé rapidez, ni hasta dónde, pero sí sabemos en quíé sentido. Tras un largo período de tasas de interíés muy bajas despuíés de la crisis financiera internacional, algunos bancos centrales (principalmente, la Reserva Federal estadounidense y el Banco de Inglaterra) se están preparando para “normalizarâ€; es decir, para endurecer poco a poco las políticas de distensión monetaria a medida que ambas economías mejoran. Y cuando suben las tasas de interíés de referencia estadounidenses y británicas, las demás tienden a imitarlas.
Entonces, ¿debería preocuparnos el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales?
El informe de 2014 sobre los efectos de contagio elaborado por el personal tíécnico del FMI analiza esta importante cuestión: a quíé y a quiíén prestarle atención a medida que las tasas de interíés comienzan a normalizarse. La respuesta depende de dos grupos de factores. Primero, lo que está ocurriendo en los países originantes, en tíérminos de los factores fundamentales que están empujando los rendimientos al alza: por ejemplo si la fuerza determinante es la intensificación del crecimiento, digamos en Estados Unidos o en el Reino Unido. Segundo, lo que está ocurriendo en los países receptores; es decir, lo vulnerables que podrían ser al aumento de los costos de endeudamiento. Ambos factores influyen en los efectos de contagio, como pone de relieve el informe.
Factores que hacen subir los rendimientos: Efectos de contagio buenos y malos
Cuando responden a perspectivas de mejora del crecimiento (shocks reales), el alza de las tasas de interíés y el repliegue del estímulo monetario de las grandes economías avanzadas producen efectos de contagio buenos. Las tasas de interíés tienden a subir en otros países, pero por efecto de la creciente actividad económica interna y externa. Otro factor positivo es que los flujos comerciales y de capital tienden a fortalecerse.
Por otra parte, cuando las tasas de interíés aumentan más rápido de lo que sugiere la economía real (shocks monetarios), la situación puede ser muy distinta. Las tasas de interíés de otros países tienden a subir de manera más abrupta al desmejorar las condiciones de liquidez de los grandes centros financieros. Suele haber salidas de capital, especialmente de las economías emergentes vulnerables. La actividad externa se modera. Los efectos de contagio tienden a ser negativos. De acuerdo con el análisis del informe, el gráfico que aparece a continuación muestra los principales determinantes del aumento de los rendimientos estadounidenses a largo plazo desde el anuncio de recorte del estímulo hace más de un año.
Veamos lo que ocurrió el verano pasado. Con un telón de fondo de mercados poco volátiles, diferenciales bajos y elevados precios de los activos, el mero hecho de que la Reserva Federal mencionara una reducción de las compras de títulos desató un shock monetario para sorpresa de los mercados (zona azul). En torno a este punto de inflexión, las tasas de interíés se movieron con gran rapidez, creando turbulencia en los mercados. Los efectos de contagio negativos se hicieron sentir en el mundo entero. El problema es que el banco central posiblemente no haya tenido mucha alternativa: si consideraba que las expectativas de los mercados y la toma de riesgo no tenían mucha contraparte, puede haber sido necesario corregir un poco el rumbo.
Ya sea que se hayan emitido con pleno conocimiento de las consecuencias o no, las comunicaciones de la Reserva Federal durante ese episodio encierran lecciones claras para el futuro. Dado que el punto de partida no es convencional —tasas de interíés bajas y balances abultados—, los grandes bancos centrales se enfrentan a retos complejos para que la normalización proceda sin sobresaltos. Si los mercados se anticipan mucho, las inquietudes en torno a la estabilidad financiera podrían exigir un aumento de las tasas de interíés aun si el crecimiento no se ha afianzado. Dado que en los últimos tiempos la volatilidad de los mercados y los diferenciales nuevamente tocaron mínimos y los precios de los activos subieron (en algunos casos a máximos históricos), esto es algo a lo que hay que prestarle atención.
¿Quíé otros factores influyen en los efectos de contagio?
Del lado receptor, los efectos de contagio causados por el aumento de las tasas de interíés dependen tambiíén de factores locales. Cuando se anunció la reducción del estímulo en mayo de 2013, por ejemplo, no todos los efectos de contagio fueron iguales; en las economías emergentes, dependieron de las políticas y los fundamentos económicos. Es interesante observar que los países más afectados fueron los que tenían díéficits externos o caídas de las reservas más pronunciados, más inflación o crecimiento más díébil. Sus tasas de interíés aumentaron o sus monedas bajaron en mayor medida.
Además, puede haber una interacción de riesgos. Los mercados pueden reevaluar las economías con fundamentos económicos más díébiles en el contexto de tasas de interíés en alza y deterioro de las condiciones financieras. Por ende, las economías más vulnerables desde este punto de vista son a las que les tendremos que prestar atención.
A fin de cuentas
Entonces, ¿debemos preocuparnos ante el aumento de las tasas de interíés? No, si es causado por un crecimiento más fuerte, una alternativa más agradable que la de tasas de interíés más bajas y crecimiento más díébil. Sin embargo, la senda que tenemos por delante es escabrosa. Mucho dependerá de lo bien que se logre manejar el proceso de normalización. Es decir, ¿con quíé facilidad podremos avanzar hacia un nivel más alto de crecimiento y de tasas de interíés? Dadas las recientes tendencias del mercado, quizás haya más escollos que salvar. Ya veremos.