Por... Lucía Leal
La mitad de los estadounidenses no saben quiíénes son, pero los hermanos Charles y David Koch se han convertido en el blanco favorito de las campañas demócratas, que ven en su músculo financiero el principal responsable de la creciente radicalización republicana.
Los hermanos más ricos del mundo atormentaron al equipo de reelección del presidente estadounidense Barack Obama en 2012, fundaron la plataforma conservadora más potente del país y merecen el odio del líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, que ha llegado a acusarlos de intentar "comprar el país".
Fondos no les faltan: con una fortuna de 41.900 millones de dólares procedentes de la industria petrolífera, los magnates Koch tienen previsto gastar 290 millones de dólares en las elecciones legislativas del próximo noviembre, entre ellos más de 100 millones en su plataforma de apoyo a republicanos "Americans for Prosperity".
Aunque sus millones llevan coloreando la política del país desde la díécada de 1980, hasta ahora solo el sector más liberal arremetía regularmente contra los hermanos, que ocupan el sexto puesto en la última lista de los más ricos del mundo de la revista Forbes.
Espoleados quizá por el temor a perder el control del Senado, los grupos afines a los demócratas han cambiado de estrategia en este ciclo hasta llenar las televisiones y radios del país de anuncios que aluden a los Koch como causa y ejemplo de un partido republicano que sirve a los más ricos a expensas de la clase media.
El más original comenzó a emitirse este jueves en todo el país y tiene como protagonistas a las "hermanas Koch", dos mujeres de clase media que no comparten vínculos de sangre, pero sí el mismo apellido de los dos magnates que forjaron su fortuna en el petróleo y la invierten en el auge del movimiento ultraconservador Tea Party.
"Somos dos mujeres de clase media que hemos criado familias y trabajado duro toda nuestra vida", dice Karen Koch, una profesora de 52 años que tiene dos hijos y vive en Michigan.
"No tenemos millones que gastar en campañas políticas, pero sí tenemos nuestras convicciones y nuestras voces. Creemos que eso es importante. Si estás de acuerdo, únete. ¡Todos podemos ser una nación de hermanas Koch!", añade Joyce Koch, una abuela de 71 años que fue trabajadora social en Nueva Jersey.
La campaña está orquestada por la mayor federación de sindicatos del país, AFL-CIO, que presiona a favor de los candidatos demócratas al Senado en estados clave, y ha recibido el respaldo instantáneo del resto de la maquinaria electoral progresista.
"Esto es un recordatorio de que los hermanos Koch se están convirtiendo en una carga para los candidatos que apoyan su agenda extremista", dijo a Efe Jeff Gohringer, portavoz de la Liga de Votantes para la Conservación, un grupo ecologista que ha denunciado en varios anuncios la oposición de los Koch a las energías limpias.
"Cuanto más sabe la gente sobre los Koch, más preocupaciones tienen", agregó.
El problema, según varios estrategas demócratas, es que no son tantos los que saben sobre los Koch. Según una encuesta publicada en marzo por la Universidad George Washington, el 52 % de los estadounidenses no sabe quiíénes son los hermanos multimillonarios, y otro 11 % no tiene opinión sobre ellos.
"La mayoría de los votantes no sabe quiíénes son los Koch, y sería mejor dedicar la cantidad de tiempo que lleva educarlos a plantear temas que sabemos que funcionan contra los republicanos", indicó un demócrata, que pidió el anonimato, a la revista Politico.
Pero tener a dos magnates con nombre propio con los que ilustrar el argumento de que los republicanos están vendidos a los intereses de la empresa privada es demasiado tentador, lo que puede explicar el protagonismo "sin precedentes" que tienen los hermanos en las campañas de este año, según la publicista política Elizabeth Wilner.
Incluso el Comitíé Demócrata de Campañas para el Senado (DSCC) ha creado una página web, "Koch Addiction", sobre el "enganche" de los republicanos a esa pareja.
A sus 78 y 74 años, respectivamente, a Charles y David Koch no parece preocuparles demasiado el renovado interíés demócrata en cómo sus bolsillos manejan el partido republicano, pero sí han contraatacado con anuncios que recuerdan que su conglomerado industrial da trabajo a unos 60.000 estadounidenses.
"Es desafortunado que políticos y grupos partidistas elijan atacar a creadores de empleo estadounidenses en vez de celebrarlos", afirmó a Politico un portavoz de las Industrias Koch, Steve Lombardo.