Por... Gaspar Ruiz-Canela
Birmania (Myanmar) ha perdido nueve millones de habitantes según los resultados preliminares del censo realizado este año, lo que paradójicamente ha elevado el producto interior bruto (PIB) "per cápita" del país.
Hasta ahora, el Gobierno, las agencias de la ONU o las empresas realizaban sus inversiones o planeaban sus planes de desarrollo con la idea de que en Birmania vivían unos 60 millones de habitantes.
Sin embargo, esta estimación oficial, basada en datos del último censo en 1983 y en la presunción de un crecimiento sostenido, era errónea.
La semana pasada, las autoridades, que realizaron la encuesta el pasado marzo y abril con ayuda del Fondo de Población de Naciones Unidas (FPNU), indicaron que la antigua colonia británica tiene un total de 51.419.420 personas, el 51,72 % mujeres frente a un 49,28 % de hombres.
Esta disparidad, según la revista "The Economist", ha elevado en un 17 % el PIB "per cápita" de Birmania, rompiendo la barrera de los 1.000 dólares.
No obstante, los resultados del censo, aún preliminares, no hace variar significativamente el porcentaje que representan los millones de birmanos que viven bajo el umbral de la pobreza, que según la ONU ascienden a un cuarto de la población.
La encuesta poblacional, realizada por más de 117.000 oficiales, ha costado unos 74 millones de dólares (unos 53 millones de euros) y servirá, entre otras cosas, para poder calcular los planes de desarrollo y que las multinacionales calculen el tamaño del mercado.
"El censo es un recurso nacional muy valioso", indicó en un comunicado Janet Jackson, representante de FPNU en Birmania.
"Por primera vez en díécadas, el país tendrá los datos que necesita para poner carreteras, escuelas, servicios de salud y otras infraestructuras esenciales donde los ciudadanos más las necesiten", señaló Jackson.
"Los datos preliminares revelan que las ciudades de Myanmar son más densas. Tambiíén se están expandiendo rápidamente, con muchos viviendo en los extrarradios de las ciudades que han crecido sin ningún plan en absoluto", añadió.
Por otro lado, muchas multinacionales tendrán que rehacer sus hojas de cálculo y quizá un mercado de 51,4 millones de habitantes no sea tan atractivo como uno de 60 millones, pero en cualquier caso no influye en los ricos recursos naturales del país.
"Como una economía, todavía vemos que Myanmar tiene la misma capacidad productiva y el mismo poder adquisitivo, pero ahora que el número de personas ha cambiado, hay que readaptar tambiíén las estimaciones cuando se calcule los ingresos del consumidor", indicó Aung Thura, consejero delegado de la consultora Thura Swiss en el portal "The Diplomat".
Según los analistas, la disminución en el número poblacional registrada en el censo puede deberse a los movimientos migratorios hacia países vecinos, un íéxodo provocado por los conflictos que durante díécadas han padecido las minorías íétnicas, las persecuciones políticas y desastres naturales como el ciclón Nargis en 2008, en el que murieron 140.000 personas.
Un total de 1,2 millones de personas del censo proceden de regiones perifíéricas y dominadas por minorías íétnicas donde el cálculo se realizó mediante análisis de fotografías y otros sistemas, y no encuestas.
En algunas áreas el estado norteño Kachin los oficiales no pudieron acceder debido al conflicto que desde 2011 enfrenta al Ejíército y a la guerrilla kachin.
En el estado Rakhine (oeste), las autoridades no quisieron identificar a los miembros de la minoría musulmana rohingya, a los que considera inmigrantes "bengalíes".
"Ellos tienen carníés familiares que precisan que son bengalíes, incluso si ellos se autoidentifican como rohingya, lo que no está permitido, por lo que no aceptamos eso y los clasificamos como 'sin identificar'", dijo el ministro de Inmigración y Población birmano, U Khin Ye.
En Birmania hay unos 800.000 rohingyas, que son considerados apátridas y una de las minorías más perseguidas del mundo de acuerdo con la ONU.
Más de 120.000 miembros de esta minoría musulmana, que tampoco son reconocidos en Bangladesh, viven hacinados en campos de desplazados desde los brotes de violencia sectaria en 2012 en Rakhine (antiguo Arakan).