Pasos de tortuga en las medidas anticrisis de la UE
Publicado por N. Tait, R. Atkins y J. Hughes en el Financial Times
Mientras los legisladores estadounidenses luchan por acordar el plan para comprar “activos tóxicos†por valor de 700.000 millones de dólares (477.024 millones de euros), los políticos europeos aún intentan implementar los cambios en la regulación que concibieron cuando estalló la crisis crediticia hace un año.
Las próximas semanas podrían ser decisivas. Bruselas presentará propuestas legislativas para reforzar el míétodo de supervisión de los grandes bancos transfronterizos; para endurecer las normas sobre la cantidad de capital que deben mantener; y para cambiar el modo en el que se permite operar a las agencias de ráting de críéditos.
Tambiíén será cuando los reguladores internacionales de contabilidad mantengan su primera reunión extraordinaria del consejo para discutir las respuestas a esta crisis. Los expertos del International Accounting Standards Board, que establece los estándares para la UE y otras grandes economías, están estudiando nuevas normas para los activos fuera de balance, que deberían dar lugar a una mayor transparencia. Pero tambiíén afrontan una disputa cada vez mayor sobre la contabilidad del “valor razonableâ€, que obliga a las empresas a valorar la mayor parte de sus activos financieros a los precios actuales del mercado –lo que agrava, según los críticos, la actual agitación–.
La respuesta aparentemente lenta en Europa se debe en gran medida a la predilección del continente por el consenso. Las propuestas legislativas pendientes se han guiado por un denominado mapa de ruta, acordado por los ministros de Finanzas en noviembre del año pasado.
No al super-regulador
En aquella fase, los políticos rechazaron cualquier idea que llevase a la creación de un super regulador en la UE, y decidieron recurrir a los complejos acuerdos de cooperación que ya existían. Bajo íéstos, la regulación y la supervisión financieras recaen principalmente en manos de los estados miembros –pero con diversos acuerdos de cooperación formal y normas de común convenio sobre ellos–.
Pero el desarrollo de propuestas concretas para reforzar el actual sistema ha demostrado ser todo menos sencillo. Los borradores de propuestas de Bruselas para la banca han incluido “órganos colegiados†obligatorios de supervisión bancaria para entidades transfronterizas; restricciones sobre las grandes exposiciones interbancarias; y un ajuste del sistema de titulizaciones, de forma que se obliga a los emisores de estos productos a retener una cantidad de capital que cubra el 10% de las exposiciones que titulizan.
En otro proyecto legal distinto, se espera que se obligue a las agencias de ráting a registrarse en la UE para poder operar y a cumplir con determinados estándares de calidad. Ambas propuestas han sido duramente atacadas. Los críticios afirman que van a crear desventajas competitivas con otras regiones del mundo, sin apenas beneficios prácticos.
El problema es que si no se aprueban medidas con urgencias, las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrarán el año que viene, obligarán a retrasar todavía más cualquier acuerdo.Y para empeorar la situación, los propios políticos admiten que incluso si las actuales propuestas se adoptan con bastante rapidez durante los próximos meses, es probable que no sean suficientes.