En busca de la estrategia de Solbes
Publicado por E.S. Mazo y D. Gracia en Expansión
El Gobierno da un giro a su discurso, más sombrío que el de hace unos meses, y prepara un camino más convincente con el que poder vender la superación de la crisis.
Cuando el míédico le dio su dictamen no podía creíérselo: ¿le cortarían el brazo entero por un simple dolor en una falange? ¿Quíé medico era aquíél? ¡Amputar un brazo cuando el problema es sólo un dedo! Afortunadamente, el susto duró poco: hubo que prescindir de un dedo, sí, pero el resto del brazo se quedó en su sitio. Aquel míédico le había acongojado tanto, que ahora perder el meñique sonaba hasta bien.
Algo así le sucede a la economía española: no está mal pintar un escenario negro, negrísimo, si de esa forma, todo lo que se diga luego será mejor que lo anterior. ¿Que los ingresos caerán hasta un 30%? Bien, si se reducen en esa cifra se estará en lo cierto. Y si lo hacen más, el Gobierno se apunta un tanto. Que caigan más de lo que pintó ayer Solbes es un escenario que toca lo agorero.
Bajar todas las previsiones económicas hasta el sótano para dejarlas luego simplemente al ras del suelo tiene otra ventaja. Muchos españoles no olvidarán nunca la virulencia de esta crisis y al Ejecutivo, que ahora sí reconoce los problemas de la economía, no le viene nada mal llegar a la mitad de la legislatura como el equipo que sacó a España de la “casi recesiónâ€.
Sólo así se entendía ayer el talante de Solbes –el mismo que negó la crisis y se resistió a rebajar sus previsiones, quedándose solo en su optimismo– en la presentación de las líneas de los Presupuestos del Estado, que el martes viajan hasta el Congreso.
El Partido Popular miró las “elocuentes†cifras de regreso al díéficit, concluyendo que son “clara expresión de que el Gobierno tira la toalla frente a la crisis, está resignado, no hay una actitud activa y contra cíclicaâ€. Porque, de hecho, si pintar un escenario negro hubiera sido fruto de otra estrategia, se habría presentado algún plan de choque.
CiU caminaba en la misma dirección: “Son unos presupuestos de crisis aguda pero sin ir acompañados de las medidas anticrisis de reactivación que necesita la economíaâ€.
El efecto es doble: además de salir triunfante en un futuro como el Ejecutivo que saque a España de la crisis –esto es, que anuncie cifras mejores a las que contienen los presupuestos sólo por simple efecto realidad, no porque haya hecho algo para así conseguirlo–, lanza a las comunidades autónomas el mensaje de que el Estado no tiene fondos para atender a sus reivindicaciones.
La misma idea transmite a sus ministerios, que tendrán que contenerse de proclamar medidas estrella que luego tenga que parar el vicepresidente. Muchos proyectos no saldrán adelante el próximo año y algunos objetivos se deberán posponer, señaló ayer Solbes, que parece dispuesto a custodiar la hucha más que nunca, una vez concedidas todas las promesas y cheques electorales de Zapatero.
En las próximas semanas, el vicepresidente deberá presentar en el Congreso un plan de reequilibrio de las finanzas para corregir el díéficit cosechado en este ejercicio y, a la vez, negociar con los posibles aliados nacionalistas –el PNV es por el momento el más cercano y UPN podría abstenerse en la votacíon, rompiendo su alianza cone l PP– el reparto de las inversiones territoriales para 2009. Un cóctel de rigor de gasto y reivindicaciones autonómicas que tiene apariencia bastante indigesta.
Cerca de la recesión
A pesar de la tormenta económica, el Gobierno descarta la recesión que ya prevíén para España, incluso, la Comisión Europea. Otro planteamiento sostiene el conseller de Economía y Finanzas de la Generalitat de Cataluña, Antoni Castells, que ve posible que la comunidad entre en recesión en “algunos trimestres†próximos.
Un pronóstico que, en caso de cumplirse, podría arrastrar a otras regiones dado el peso de Cataluña en la economía nacional.