Bulwin Investments, la nueva socimi promovida por Fíélix Abánades, empieza tomar cuerpo a partir del nombramiento de sus primeros ejecutivos. El dueño de Quabit ha confiado la presidencia de la nueva entidad a Jorge Calvet, expresidente de Gamesa con una amplia experiencia en el sector financiero como antiguo responsable en España de los bancos de inversión UBS y Fortis. La futura empresa tiene previsto iniciar su cotización en bolsa el próximo mes de noviembre con una oferta pública de suscripción de 500 millones de euros.
El liderazgo de Calvet al frente de Bulwin Investments se verá reforzado con el respaldo de un clásico del negocio inmobiliario como es Fríédíéric Mangeant, el ejecutivo que durante veinte años llevó las riendas en nuestro país de Knight Frank, considerada como la mayor consultora inmobiliaria del mundo. Mangeant, cuyo nombramiento se hará efectivo en los próximos días, tendrá el cargo de vicepresidente del consejo de administración en calidad de consejero independiente.
La colocación en los mercados de Bulwin Investments será coordinada por el Banco Santander con el respaldo jurídico de White & Case y Linklaters, en tanto que el bufete Píérez Llorca intervendrá como asesor legal de la firma emisora. La oferta pública, que se llevará a cabo en parte con aportaciones no dinerarias, estará dirigida a inversores cualificados, y los activos que adquiera la nueva sociedad serán en su mayoría independientes de la cartera actual o futura del Grupo Quabit.
La matriz del grupo que dirige Abánades mantendrá un contrato de gestión con Bulwin basado en un esquema de remuneración variable vinculado a objetivos de rentabilidad. El promotor alcarreño quiere separar claramente los dos ámbitos de negocio aprovechando el boom actual de las socimis como una segunda oportunidad en los mercados de valores. En el transcurso de 2014, cerca de una decena de promotores inmobiliarios se han amparado en este estatuto fiscal para desarrollar nuevos proyectos de salidas a bolsa.
La mejora de expectativas en el sector de la vivienda y la mayor confianza de los inversores internacionales en la economía española constituyen dos palancas esenciales para la reactivación de las grandes compañías inmobiliarias atrapadas en la burbuja del ladrillo. La última reforma de la ley concursal aprobada el pasado viernes por el Consejo de Ministros facilita a partir de ahora un extraordinario caldo de cultivo a la hora de reflotar las empresas que verdaderamente dispongan de proyectos viables de negocio.
En el caso de Quabit, la mejor tarjeta credencial que puede ofrecer Abánades es la refinanciación de la deuda, que se sitúa en 346 millones de euros y cuyo vencimiento está previsto para finales de 2016. La compañía tiene dos años de respiro durante los cuales deberá confirmar el cambio de signo en su cuenta de resultados, que se ha saldado con beneficios de 62 millones de euros al cierre del primer semestre. El grupo inmobiliario ha superado el lastre de su fusión con la antigua Astroc de Enrique Bañuelos y se propone apelar ahora a los mercados de capitales a fin de relanzar su actividad con especial atención al segmento residencial y de oficinas en Madrid, Barcelona y el Corredor del Henares.