Jazztel, Yoigo, Orange, Telecom Italia... El baile corporativo en el sector de las telecomunicaciones se encuentra en pleno apogeo. Los rumores, unos con más empaque otros, se suceden; y tambiíén las quinielas. Como trasfondo, la necesidad, alentada incluso desde las autoridades europeas, de consolidar un sector con demasiados jugadores en liza.
Este proceso está generando movimientos sin precedentes, como el que ha sentido Telefónica en las últimas sesiones. En medio de este frenesí corporativo, la gran operadora española ha sentido el zarpazo de dos posiciones bajistas sin precedentes. Según los datos registrados en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el fondo británico B&G Master Fund abrió la veda el pasado jueves, cuando tomó una posición del 0,55% del capital. Un día despuíés fue la gala BNP Paribas la que siguió sus pasos con un 0,65% del capital. Entre ambas, por tanto, acumulan un 1,2%, cuando hasta la fecha ninguna posición corta había superado nunca el 0,49% del capital de la compañía presidida por Cíésar Alierta.
Las acciones de Telefónica cerraron este lunes en los 11,91 euros tras caer un 0,1% y atraviesan un bache que les ha llevado a caer cerca de un 4% en el conjunto de las seis últimas jornadas. En lo que va de año, se mantienen a duras penas en positivo, puesto que apenas avanzan un 0,6%.
Este comportamiento dista de la vertiginosa subida de Jazztel, que este lunes fue suspendida de cotización por la CNMV entre rumores de que Orange pudiese estar ultimando una oferta sobre la operadora presidida por Leopoldo Fernández Pujals. En ese momento, lucían una subida del 12,5% que engordaba la revalorización en 2014 hasta casi el 55%.
Los inversores cortos o bajistas son aquellos que toman posiciones en un valor con la expectativa de beneficiarse de la caída de sus acciones. Esta estrategia se emplea o bien porque entienden que la cotización está sobrevalorada y debe corregir o bien para cubrir las posiciones alcistas o largas que tienen en ese valor, en ese sector o en ese mercado.
