El cuarto operador móvil se queda sin pareja en un negocio dominado por los grupos integrados. TeliaSonera rechazó hace un año ofertas de Vodafone y Orange y ha visto ahora frustrada la venta de su filial a Jazztel.
El baile que protagonizan las operadoras de telecomunicaciones en España ha dejado a Yoigo sin pareja. La compra de Jazztel por Orange, con una opa en efectivo casi irresistible que valora en 3.340 millones el operador de banda ancha, ha dejado a la filial española de TeliaSonera fuera de juego. Con la integración de Jazztel en Orange, que será una realidad a principios de 2015, y la unión de Vodafone y Ono, culminada este año, Yoigo queda como el único grupo de telecomunicaciones español sin presencia conjunta en las comunicaciones de banda ancha fija y móvil.
En un mercado totalmente volcado en las ofertas integradas, con el 70% de los nuevos clientes con servicios de acceso a Internet, móvil y televisión en una misma factura, estas ofertas, denominadas triple play, se han convertido en estándar. Y Yoigo no las puede ofrecer. En los cuarteles generales suecos de TeliaSonera estarán repasando quíé ha pasado para que ocurra esto. Hace un año, su filial española era la niña bonita del mercado español, con crecimientos sostenidos y sólidas rentabilidades, además de 3,5 millones de clientes con un alto grado de fidelidad. Entonces, el grupo sueco aparecía ya en todas las quinielas de los grandes operadores y, de hecho, recibió dos ofertas, una de Orange y otra de Vodafone, que rechazó por insuficientes.
Telia quería 1.000 millones por su negocio español, una cifra lejos de las cuentas que se habían hecho los grupos interesados en una compra. Tras ver cómo, pocos meses despuíés, Vodafone se decidía a comprar Ono, y ante la evidencia cada vez mayor de que competir en solitario en España era cada vez más complicado, Telia reactivó la venta. Acudió Jazztel y, de nuevo Orange, con ofertas superiores a los 500 millones, más cercana de las nuevas pretensiones del grupo sueco, entorno a los 700 millones. La integración de los dos potenciales interesados, y la condición de retirar su oferta por Yoigo que Orange ha impuesto a Jazztel para cerrar su compra, deja a Telia en una complicada situación en España.
Con sus rivales emparejados, a Yoigo le quedan dos opciones: competir en solitario o aceptar una oferta muy a la baja de Telefónica. El problema de la segunda alternativa es que la compañía que preside Cíésar Alierta no necesita comprar Yoigo para sus planes en España. Tiene una alianza con su rival que le permite usar las redes móviles de 4G de Yoigo y, a cambio, cede a la filial de Telia la posibilidad de que venda los paquetes de banda ancha del ex monopolio. Es decir, las sinergias principales que obtendría de su rival ya las disfruta sin necesidad de comprarlo. Aún así podría hacer una oferta muy a la baja para integrar la base de clientes de Yoigo, un activo valioso, pero cuyo precio no se acercaría, en ningún caso, a una cifra que Telia pudiera justificar antes sus accionistas.
Así las cosas, al grupo sueco le queda, de momento, una alternativa casi obligada: seguir en solitario y exprimir al máximo el nicho de mercado que queda entre las ofertas triple play de los grandes operadoras, que dominan el negocio, y las propuestas de los operadores virtuales, como Pepephone, Levara o MasMóvil, dirigidas a bolsas de usuarios muy específicas, como jóvenes o inmigrantes, que ofrecen un ingreso por cliente con márgenes muy estrechos. No sería la primera vez que lo consigue. Cuando aterrizó en España de la mano de Telia, Yoigo se hizo un hueco que no existía, el segmento low cost, que ahora está copado por los virtuales. Ahora, parece obligado a volver a inventarlo.