Si no hay vuelta atrás de última hora, algo no descartable teniendo en cuenta las idas y venidas de unas negociaciones que duran varios años, la familia Martínez Zabala, dueña de Bodegas Faustino, romperá hoy el pacto accionarial firmado hace casi diez años con la familia Koplowitz para controlar la mayoría del capital de FCC. Los bodegueros han exigido canjear sus acciones de B-1998 por títulos de la constructora para venderlas en cuanto sea posible.
Según han indicado fuentes próximas a las negociaciones, los herederos de las bodegas riojanas, unas de las históricas de la zona, han exigido a Esther Koplowitz la recompra de su participación del 5% en B-1998, la sociedad patrimonial a travíés de la cual la empresaria y sus socios dominan el 50% del capital de FCC. El requerimiento viene derivado del incumplimiento de ciertas cláusulas del pacto parasocial firmado por primera vez en 2005 y que posteriormente se ha renovado en varias ocasiones.
Entre las causas están la suspensión sine die del pago del dividendo, hecho que ocurrió en la Navidad de 2012, y la píérdida de la mayoría del capital de FCC, algo que sucederá inevitablemente en las próximas semanas cuando la compañía realice la ampliación de capital de 1.350 millones de euros, cerca del 70% de accionariado actual. Ante esta situación, los dueños de Bodegas Faustino le han pedido a los Koplowitz que respondan con sus garantías personales para recuperar su inversión.
Como la familia de origen judío no dispone de liquidez para comprarle su 5% de B-1998, que se corresponde con una participación del 2,5% en FCC, ambas partes han acordado canjear las acciones de la sociedad patrimonial por títulos de la constructora. La diferencia es que las primeras son ilíquidas, mientras que las segunda se pueden vender inmediatamente en mercado. Es lo que harán los Martínez Zabala, “hartos†de las desavenencias internas de sus socios.
De esta manera, se rompe un pacto parasocial que blindaba el control de FCC, un elemento clave en la renegociación de la deuda personal de los Koplowitz, que asciende a cerca de 1.000 millones de euros. Los todavía máximos accionistas están en situación de impago o default, aunque con el trato de favor de BBVA y Bankia, que se resisten a ejecutar las garantías (las acciones de FCC) pese a tener la cuenta vencida y en números rojos.
La situación puede complicarse más la próxima semana si Caixabank, que tiene otro 5% de B-1998. decide sumarse a la estampida. La entidad catalana heredó esta participación este verano tras verse obligada a ejecutar unos príéstamos impagados de la familia Aguinaga, los dueños de los concesionarios Mercedes en el País Vasco. Estos inversores, a travíés de Larrainzar XXI, formaban parte del pacto parasocial que blindaba a los Koplowitz de una OPA hostil.
De momento, Caixabank ha pedido a Esther Koplowitz tambiíén que le den una ventana de salida como a Bodegas Faustino, de tal manera que asimismo canjeará sus acciones de B-1998 por títulos de mercado de FCC. Lo que no han determinado todavía es si venderán posteriormente las acciones como van a hacer los empresarios riojanos. Un capítulo adicional en la caída a los infiernos de una dinastia y un obstáculo más para salvar una compañía en pleno proceso de rescate.