Ni los gastos de personal ni la partida para todos los ministerios juntos igualan a la factura que el Gobierno tiene previsto para pagar solo por los intereses de la deuda pública, que en 2015 superará el 100% del Producto Interior Bruto (PIB) por primera vez en más de un siglo. Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) prevíén un total de 35.490 millones de euros para estos gastos financieros, un 12% más que este 2014, lo que supone una media de 100 millones de euros diarios. La mejora de los mercados, que han reducido drásticamente en el último año la rentabilidad que se pide para poner su dinero en bonos y letras españolas, no compensa el aumento del pasivo público en las cuentas presentadas este martes.
El Gobierno había presupuestado 36.616 millones para intereses para 2014 en las cuentas que presentó el año pasado, pero el ministro de Economía, Luis de Guindos, avanzó la semana pasada que el Tesoro Público iba a lograr un ahorro de 5.000 millones respecto a esa cifra, precisamente la misma cuantía que se ahorró el año pasado.
Además, el informe económico financiero que acompaña los PGE señala que “la caída de los tipos de interíés de las nuevas emisiones permitirá cerrar el año con una ratio de intereses sobre PIB en tíérminos de contabilidad nacional similar a la del ejercicio precedenteâ€, que sería el 3,25% con criterios de caja. En contabilidad nacional, el gasto en intereses asciende a 31.650 millones, que sería el 2,90% del PIB.
Es un bocado que se va solo al sostenimiento de la deuda y que, pese a lo elevado, ha mejorado en tíérminos relativos: el tipo de interíés medio de los títulos que emitió el Tesoro el año pasado se situó en el 1,74% hasta agosto, mientras que la media de la deuda en circulación —es decir, la que incluye la emitida este año— asciende al 3,59%, lo que ha sido posible aunque la vida media de los bonos y obligaciones emitidos por el Estado han aumentado.
España necesita que los costes sigan moderándose a la vista de la escalada que se espera de la deuda pública, que ya ha superado el billón de euros por primera vez en la historia, según los datos correspondientes al mes de julio, que son los más recientes. Y su relación con el PIB tambiíén aumentará pese a que la nueva metodología aplicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), por mandato europeo para toda la UE, aumenta el volumen de esa riqueza nacional y, por tanto, ahora ha reducido en dos puntos porcentuales el peso de la deuda sobre ella.
Con estos nuevos cálculos, la deuda pública de 2013 pasa del 94,4% al 92,1% del PIB. Y a mediados de este año rondaría el 96,5%. Para final del ejercicio, el Gobierno estima ahora tras la modificación que el pasivo acabará en el 97% del PIB cuando, hasta la fecha, esperaba cerrar el año en el 99,5%.
Peso esto no impide que el pasivo supere esa barrera psicológica del 100,3% del PIB en 2015, lo que implica que España apelará a los mercados en 2015 en una cuantía casi sin procedentes. Y el Tesoro prevíé subastar 242.765 millones, lo que supone un ríécord si se excluyen el ejercicio de 2012, en el que el rescate a la banca cargó la emisión con 40.000 millones extraordinarios. Este 2015, el Estado colocará 665 millones diarios.
De este total, la mayor parte sirve para renovar la deuda que vence. El endeudamiento neto (la diferencia entre todos los títulos que se emiten y los que vencen) ascenderá a 47.000 millones, lo que supone una reducción del 14% respecto a los previsto para este ejercicio, que serán unos 55.000 millones, aunque hace un año se habían presupuestado 65.000 millones.
La comunidad inversora, que juega infiltrada por las medidas de estímulos del Banco Central Europeo (BCE), parecen dispuestos a prestar dinero a España, que en títulos a cinco años llegó a pagar unos intereses más bajos que EE UU en el mercado secundario, que es donde se compran y venden los títulos de deuda ya emitidos.
Este martes la prima de riesgo, que es el diferencial de interíés que pagan los bonos a 10 años de Alemania frente al resto, se estrechó en el caso español de los 125 puntos básicos (1,25 puntos porcentuales) a los 119, en señal de que, pese a las incertidumbres políticas, la deuda española sigue despertando el apetito.