La tensión es más que evidente entre los operadores del parquíé neoyorquino. Sólo durante el traspiíés del pasado miíércoles, sus principales indicadores se alejaron más de un 3% de los últimos máximos alcanzados recientemente. La evidente divergencia entre la Reserva Federal y el Banco Central Europeo llegó salpimentada por las protestas en Hong Kong, entre otras tensiones geopolíticas.
"Los datos económicos no están ayudando", afirma Kenneth Polcari, broker institucional de la New York Stock Exchange. "Los americanos siguen dudosos sobre la situación del mercado laboral y la posibilidad de una ralentización económica en los próximos meses", apunta. Sin embargo, durante la jornada vimos cómo las peticiones semanales de desempleo tocaron un nuevo mínimo pre crisis, hasta situarse en las 287.000 en una tasa ajustada estacionalmente a fecha del 27 de septiembre.
Dicho esto, el sector privado, que generó 213.000 empleos el pasado mes, no sorprendió a los operadores mientras que el sector manufacturero y la vivienda siguen mostrando una desaceleración, no sólo en EEUU sino en el resto del mundo. "Los inversores han realizado importantes cambios en sus carteras ante el tíérmino del tercer trimestre, se han deshecho de compañías de pequeña capitalización y valores relacionados con el sector energíético", explica Polcari, justificando "la cautela ante el fin de compra de bonos y activos respaldados por hipotecas de la Fed".
Desde JPMorgan, David Hensley, señala los datos mixtos manufactureros en EEUU y en Asia emergente como parte de la preocupación, ya que ambos suelen liderar el ciclo económico. De hecho, el banco, aunque mantiene la expansión del PIB estadounidense en el 3% este año, ve ahora nuevas presiones a la baja.
Una cautela que se contagió a los mercados asiáticos, donde las protestas pro-democráticas en Hong Kong siguen sembrando el pánico. El líder de la región, Leung Chun-yin, reiteró que no responderá a la presión para dejar su puesto. Una situación que ha hecho que el Hang Seng se haya distanciado más de un 9% de sus últimos máximos de 2014 y que suma un nuevo factor a la incertidumbre de los operadores asiáticos, preocupados por el rumbo de la economía mundial.
"Los miedos a una contracción en la eurozona, junto a que tanto EEUU como Reino Unido podrían desacelerarse, han provocado el miedo", dijo Chang Wei, analista de Mizuho Bank en un informe a sus clientes. "Esto no sólo afecta a las compañías niponas, sino tambiíén a la renta variable de EEUU, asediada tambiíén por el primer caso confirmado de íébola y el pistoletazo de salida de presentación de resultados.
Brasil, foco de preocupaciones
Pero el azote del mercado tambiíén se sintió en Latinoamíérica. En Brasil, la tensión vino, como lleva haciendo toda la semana, por las elecciones que se celebran este fin de semana. Y es que las encuestas más recientes, que se conocieron a finales de la semana pasada, daban el triunfo a la actual presidenta, Dilma Rousseff, frente a Marina Silva, la candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB).
El mercado, que estos últimos meses había esperado un cambio para reconducir la situación económica del país, no contaba con el giro en los sondeos -tras el accidente en agosto en el que perdió la vida el candidato del PSB, Eduardo Campos, Silva ganó puntos-, y aunque el índice de Brasil, el Bovespa, subía en torno al 0,48% en la sesión, en las últimas cinco sesiones retrocede casi un 3%. Y desde máximos anuales, ya se deprecia un 14,6%.
Tambiíén el real brasileño se resentía, y en las últimas cinco sesiones ya ha caído un 1,79% en su cruce contra el euro, hasta los 0,317 reales, mínimos de marzo -solo en el último mes se ha depreciado alrededor de un 7% contra la divisa comunitaria-.
En el oeste, el otro foco de la noticia fue Argentina. El presidente del Banco Central argentino, Juan Carlos Fábrega, presentó su dimisión presumiblemente por las discrepancias con el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
La repercusión en el mercado fue inmediata, y su índice de referencia, el Merval, se desplomó un 9% solo durante la jornada. Por lo que desde máximos ya retrocede un 14,95%. Pero tambiíén se resintió su divisa. El peso argentino se desplomó en los dos últimos días un 0,49% en su cruce contra la moneda común, hasta los 0,0934 pesos