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Autor Tema: El Monasterio de El Escorial, una puerta al infierno  (Leído 514 veces)

Scientia

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El Monasterio de El Escorial, una puerta al infierno
« en: Octubre 10, 2014, 09:15:21 pm »
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El Monasterio de El Escorial, una puerta al infierno que Felipe II se encargó de sellar
Cí‰SAR CERVERA / MADRID

Su ubicación pudo estar influida por la leyenda local sobre una mina cuyas galerí­as llegaban hasta las mismí­simas puertas del infierno. Con toda seguridad, el Monarca conocí­a el mito cuando levantó allí­ su particular Templo de Salomón



Felipe II construyó el Real Monasterio de El Escorial con dos finalidades muy concretas: conmemorar la victoria en la batalla de San Quintí­n frente a los franceses y crear un monumento funerario a la altura de la dinastí­a de los Habsburgo. No en vano, el Real Monasterio de El Escorial es, sobre todo, el sueño de juventud de un Monarca aficionado a la arquitectura y a la teologí­a en todos sus aspectos.

¿Pero por quíé eligió Felipe II la sierra madrileña para construir su gran proyecto? Además de por un tema climatológico –la zona es fresca en verano– y por la cercaní­a de los materiales necesarios para la obra, han apuntado algunos historiadores una posible causa de í­ndole esotíérica. Según una leyenda medieval, Lucifer vivió en una cueva situada a los pies del Monte Abantos (Sierra de Guadarrama), justo los dí­as entre la expulsión de las cortes celestiales y su destierro al infierno. En esos dí­as, el ángel rebelde comenzó su andadura por toda la tierra donde creó siete puertas para acceder a las tinieblas. Una de ellas estarí­a en San Lorenzo de El Escorial.

Un fuerte viento, casi huracanado, recibió a los expertos del Rey
Al parecer Felipe II no era ajeno a esta leyenda. Siguiendo el relato del cronista oficial del edificio, el padre Jerónimo fray Josíé de Sigí¼enza, el Rey convocó a una comisión de expertos para decidir el lugar más propicio para la construcción. En este grupo de sabios habí­a «filósofos, arquitectos, canteros experimentados y teólogos», quienes advirtieron al Monarca de las leyendas sobre la supuesta presencia del Diablo en la zona. No en vano, el secretario real Pedro del Hoyo –principal responsable del interíés de Felipe II por la alquimia y otras ciencias de dudosa base– se desplazó al lugar para la decisión definitiva el 14 de noviembre de 1561. Según la crónica del padre Sigí¼enza, el grupo de expertos fue asaltado por un fuerte viento, casi huracanado, que «no les dejaba llegar hasta el sitio, y arrancó las bardas de la pared de una viñuela que fueron directos hacia sus rostros». Un fenómeno que, interpretaba el fraile, era una respuesta de origen demoniaco con la intención de persuadir al Rey de que situara allí­ una estructura religiosa.
Sin embargo, no existe documentación por parte de Felipe II –siempre pródigo en cartas escritas de su puño y letra– donde se recoja su inquietud por los fenómenos descritos por Sigí¼enza. Así­ y todo, el Rey comenzó la construcción del palacio-monasterio en 1562 y encomendó las tierras a los monjes jerónimos. Tradicionalmente, la Monarquí­a hispánica habí­a estado muy vinculada a esta Orden religiosa. Y, aunque el Monarca se habí­a trasladado a vivir al edificio muchos años antes, hasta 1586 no se concluyó definitivamente la Real Basí­lica, poniendo punto y final a la obra.

Un perro negro acecha por el templo
Durante las obras, que se alargaron cerca de 21 años, se extendió entre los peones la leyenda de que un misterioso perro negro acechaba por las noches obstaculizando las obras. Y si hacemos caso a esta historia entre el mito y la realidad, el perro fue finalmente capturado y se ordenó que se le ahorcase en una de las torres del monasterio, donde permaneció meses.

El Monasterio de El Escorial, una puerta al infierno que Felipe II se encargó de sellar
ABC
Dibujo de un perro similar al de la leyenda
Sobre los planos y la simbologí­a oculta del Monasterio de El Escorial mucho han hablado los historiadores. Felipe II ordenó construir una estructura tí­picamente renacentista, según los criterios racionalistas de la íépoca, pero basado en el mí­tico Templo de Salomón. Varios arquitectos contemporáneos han coincidido en dictaminar que el Templo de Salomón –tal y como ha sido representado tradicionalmente»– y el Real Monasterio de El Escorial guardan muchas similitudes.

Así­, el hispanista Reníé Taylor llegó a afirmar que el edificio tiene una geometrí­a oculta sustentada por el cuadrado, el cí­rculo y el triángulo. En los textos bí­blicos, no obstante, se asegura que los planos del Templo de Salomón están diseñados directamente por Dios. La idea de sellar una puerta del Diablo con un templo diseñado por Dios pudo sonar tentadora en la grandilocuente mente de Felipe II, quien plagó el templo de referencias al Rey Salomón y al Rey David, empezando por las dos enormes estatuas dedicadas a estos personajes bí­blicos en la fachada principal de la basí­lica.