EL AURA, Nuestra mejor protección | Reflexión
FUENTE
http://cienciacosmica.netAl igual que la tierra, el hombre está rodeado, por así decido, de una atmósfera, y esta atmósfera es la que la Ciencia iniciática denomina aura. Es a travíés de nuestra aura que nos comunicamos con las fuerzas y las corrientes que circulan en el espacio; según las cualidades de nuestra aura, según su sensibilidad, su pureza, su fuerza, recibimos unas u otras influencias, o no recibimos ninguna. Vivimos rodeados de corrientes negativas, pero si tenemos un aura muy poderosa, muy luminosa, estas corrientes no pueden traspasada y llegar hasta nuestra conciencia para desquiciamos o molestamos. ¿Por quíé? Porque antes de alcanzarnos, deben atravesar nuestra aura que actúa como una aduana en la frontera: no las deja pasar.
La calidad de nuestra aura, su capacidad para protegemos depende de nuestra forma de vivir. El aura de aquíél que se deja llevar por sus instintos inferiores, se convierte en una ciíénaga que sólo atrae influencias oscuras y tenebrosas. ¿Cómo atraer cosas buenas cuando continuamente se crea en uno mismo una atmósfera destructiva con malos pensamientos, rencores y sentimientos de frustración? Sabed que en tal situación, aunque se nos acercaran cosas buenas, serían rechazadas por nosotros.
El problema que se os plantea, es, pues, el de saber trabajar con vuestra aura para que tan sólo reciba las corrientes favorables, creando así alrededor vuestro, una especie de campo magníético: que os protege e influye beníéficamente en los seres que se os aproximan. Ignoran el motivo, pero cerca vuestro se sienten bien. En realidad, , lo que sienten, es una presencia, la presencia de seres espirituales atraídos por vuestra aura. Pues las entidades celestiales aman la luz y cuando perciben a un ser rodeado por esta luz, corren hacia íél.
Es pues todo un trabajo que debíéis realizar sobre vosotros mismos durante años, con el fin de atraer del universo todo lo que es verdaderamente bello y beníéfico. Si yo os pregunto: “¿Os importan verdaderamente vuestra salud, vuestra belleza, vuestra paz, vuestra felicidad? ¿Queríéis verdaderamente ser amados?†Me responderíéis: “¡Sí, sí, es lo que más deseamos!†Entonces, ¿por quíé no hacíéis nada por conseguido?
Todas estas bendiciones no os caerán del cielo, así, por casualidad. La mejor manera de atraerlas, es trabajar vuestra aura; gracias al amor la vivificáis, gracias a la sabiduría la hacíéis más luminosa, más potente por la fuerza de vuestro carácter, y más limpia y clara mediante una vida pura. Aquíél que con paciencia, con sinceridad, se consagra a la práctica de las virtudes, adquiere poco a poco un aura inmensa en la cual vienen a bañarse no solamente las criaturas celestiales sino tambiíén seres humanos que se sienten alimentados, apaciguados, fortalecidos y encaminados hacia una dirección divina.
Omraam Mikhaí«l Aí¯vanhov