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Autor Tema: Períº: “Dueño de ti, dueño de nada”…  (Leído 141 veces)

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Períº: “Dueño de ti, dueño de nada”…
« en: Octubre 11, 2014, 09:46:36 am »
Por… Alfredo Bullard

 


Popularizada por Josíé Luis Rodrí­guez ‘El Puma’ hace más de tres díécadas, el estribillo central de la canción dice “Dueño de ti, dueño de quíé, dueño de nada”. Esta canción relata la historia de un hombre que se lamenta de su pareja. Su ilusión se estrella contra el maltrato de ella.

Un reciente proyecto de ley (3774) del congresista Manuel Dammert Ego-Aguirre recuerda la misma canción. Su propuesta: reforzar las empresas públicas (Petro-Perú, Enapu, Electro-Perú, Banco de la Nación, etc.) limitando su posible privatización, restringiendo la participación privada y fomentando una mayor inversión pública para hacerlas crecer.

¿El objetivo? El bienestar de la población. Asume que las empresas públicas actuarán en beneficio del interíés general y contribuirán al desarrollo del paí­s. La exposición de motivos menciona como base la famosa “Gran transformación”, el documento que contení­a el plan de gobierno de Humala, y que proponí­a reforzar las empresas públicas estratíégicas.

Según la propuesta, es bueno que ciertas actividades económicas sean de propiedad de todos. Las empresas públicas representan una suerte de propiedad social, en la que el accionista (el Estado) es representante del pueblo que es finalmente el propietario. Nos hacen a todos “dueños de algo”.

Pero lo que es de todos no es de nadie. Las empresas del Estado en realidad nos hacen dueños de nada. Un reciente artí­culo de Andrea Cadenas nos hace recordar que en 1994, solo 52 mil personas tení­an un telíéfono móvil mientras que actualmente 30 millones de personas cuentan con uno. Y nos recordó tambiíén que en el 2005, el puerto del Callao era el único en el ránking de puertos de Amíérica Latina y el Caribe que no tení­a ni una grúa pórtico ni una grúa móvil y que, hace poco más de un mes, arribaron 6 grúas que permitirán duplicar su capacidad operativa.

Estos son algunos de los logros que explican la sustancial mejora en los niveles de vida de los peruanos en las últimas dos díécadas, a los que se suman un espectacular desarrollo de la producción de electricidad, un cambio radical de la matriz energíética gracias a la llegada del gas de Camisea, la transformación del Jorge Chávez de un aeródromo de segunda en el mejor aeropuerto de Sudamíérica, la ampliación y mejora sustancial de buena parte de nuestra red de carreteras, entre otros cambios. Esa, y no el plan de gobierno del incipiente candidato Humala, ha sido la verdadera gran transformación.

Todo ello no es fruto de la “eficiencia” y “eficacia” de las empresas públicas. Es todo lo contrario. Es consecuencia de la inversión privada, la cual llegó gracias a un marco de protección que reforzó la propiedad y creó los incentivos necesarios para que los retornos justificaran la venida de capitales importantes.
Lo cierto es que ser dueños de empresas públicas nos hace dueños de nada. No es que los funcionarios de las empresas públicas sean per se incompetentes o corruptos (aunque muchas veces sea así­). Es simplemente que no tienen los incentivos adecuados para mejorar la performance de las empresas.

Diversos estudios efectuados en varios paí­ses muestran que las empresas públicas, a diferencia de las privadas, no maximizan ni eficiencia ni utilidades, sino que maximizan gastos. Tienen incentivos para contratar personal, pagar más a sus proveedores, mejorar su imagen mediante gastos inútiles. Además, su gestión suele orientarse no a la mejora del bienestar de sus consumidores, sino al logro de objetivos polí­ticos. Antes que vender bienes y servicios de calidad, las empresas públicas se usan para comprar votos.

Las empresas del Estado han sido culpables de buena parte del subdesarrollo que heredamos de los gobiernos de los 70 y 80. Ya que el congresista Dammert parece querer emular a ‘El Puma’, quizás quiera, en el futuro, entonar otra canción que este último popularizó: “No des vueltas buscando un culpable. Culpable soy yo”.


Suerte en sus inversiones…


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