Por… Javier Paz
El más prominente economista keynesiano contemporáneo es el Nobel de economía Paul Krugman.
La receta de Krugman para salir de una crisis es “incurrir en díéficits e imprimir mucho dinero†(“Macroeconomic populism returnsâ€).
La receta de Krugman para EE.UU. luego de la crisis del 2008 fue (adivinen) incurrir en díéficits e imprimir dinero. En 2007 la deuda del gobierno de EE.UU. era de 9 billones de dólares (9 x 1012) y representaba un 63% del PIB. En 2013 la deuda era de 16,7 billones y representaba un 100% del PIB estadounidense. El 1ro de enero de 2008 el stock de dinero M1 era de 1,38 billones de dólares; el 1ro de agosto de 2014 subió a 2,82 billones. Estos son los niveles más altos de deuda y emisión monetaria en la historia del país, por lo que difícilmente se puede argumentar que EE.UU. no ha seguido la receta keynesiana y sin embargo para Krugman, hace falta más: “un estímulo fiscal inadecuado y una prematura austeridad podría conducir a una díécada perdida o más de depresión económica y que la Reserva Federal debería hacer más para levantar la economía…†(“Want to strengthen the recovery? Stop listening to paranoid inflationistasâ€, Salon, agosto de 2014).
Un ejemplo aun más contundente es el de sus opiniones sobre Argentina. El 2012 Krugman afirmaba que Argentina “es un destacable historia de íéxito, una que, se podría decir que contiene lecciones para la zona euro†(Down Argentina Way). Pero posteriormente, cuando el desastre argentino era innegable dijo en una entrevista hecha por Andríés Oppenheimer (“La Argentina, según Krugmanâ€) que “si se hubiera hecho un giro hacia políticas más moderadas en 2007, la historia de la Argentina hubiera sido totalmente positiva. En cambio, mantuvieron el pie sobre el aceleradorâ€. Y uno se pregunta ¿por quíé entre el 2008 y el 2012 seguía alabando las políticas de Argentina?
Y es que para Paul Krugman si un gobierno gasta, imprime dinero y no sale de la recesión, la explicación es que no gastó demasiado. Y si existe un (aparente y engañoso) repunte, como es normal que ocurra en los periodos iniciales de expansión monetaria y gasto fiscal, pues la califica como historia de íéxito, pero cuando las inevitables consecuencias a largo plazo de esas políticas se hacen evidentes y la situación no solo vuelve a deteriorarse (como ocurre en Argentina), pues el señor Krugman dice que se excedieron al aplicar sus recetas. Nunca son las políticas de Krugman las causantes de una crisis, sino su mala aplicación.
¡Paul Krugman siempre tiene la razón!
Suerte en sus inversiones…