Su buena fama le precede. Ingeniero de Caminos, doctor en Derecho, exministro de Hacienda, exvicepresidente del Gobierno para Asuntos Económicos y empresario de íéxito, Juan Miguel Villar Mir es todo un nombre propio del parquíé español por míéritos propios, y sus pasos son un buen termómetro de hacia dónde puede ir la salud del mercado. Sobre todo, cuando la temperatura que se mide es la de sus propias empresas.
El Grupo Villar Mir es uno de los mayores holding no cotizados de España –si no el primero–, dueño de Fertiberia, Ferroatlántica, Inmobiliaria Espacio, Colonial y la joya de la corona, el grupo de infraestructuras OHL, a travíés del cual tambiíén controla un 19% de Abertis. Todo ello, sin olvidar la participación en Santander, de cuyo consejo el empresario forma parte.
La creación de este emporio se ha construido, en gran parte, con estructuras de derivados, que han permitido al exministro financiarse en medio de la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial. Y eso, al ritmo de la espectacular evolución bursátil de OHL, que justo antes de verano acumulaba una revalorización cercana al 100% en cinco años, es decir, en lo peor de la crisis.
Sin embargo, todo este castillo está sufriendo la caída de varios naipes, que están golpeando con fuerza al valor en bolsa, una sangría que se agudizó en verano y que ha puesto en jaque algunos derivados de Villar Mir. De hecho, en los últimos tres meses el valor se deja un 25%, recorte que lo convierte en el peor título de todo el Ibex 35 en este periodo y en uno de los farolillos rojos en lo que llevamos de ejercicio. Recorte que han aprovechado los bajistas para hacerse con más del 3,5% del capital de OHL, máximo histórico.
Coincidencia o consecuencia, la realidad es que el empresario apostó por cubrirse las espaldas justo antes de que empezara la debacle, con la firma de un prepaid put (un tipo de instrumento financiero) sobre el 2% de OHL que firmó con Mediobanca en mayo, "entrando en un príéstamo de valores por el mismo número de acciones de OHL", según reconoce la compañía en los archivos de la CNMV.
Este derivado tenía fijada como fecha de ejercicio entre el 6 de agosto y el 19 de diciembre de este año, periodo que el 12 de mayo adelantó a ese mismo día, sin modificar la fecha de finalización. El precio de compra pactado por Villar Mir son 27,62 euros, con una prima de 1,99 euros, importe casi un 20% superior a los niveles en que se mueve actualmente la compañía, cuya cotización se ha visto seriamente sacudida por dos hitos.
Por una parte, el mercado dio la espalda a los resultados del primer semestre, que recogían una caída del 57,4% del beneficio. Por otra, y cuyos efectos tendrán impacto en esta segunda mitad de ejercicio, está la rescisión de uno de sus contratos estrella: la construcción de un complejo hospitalario en Qatar.
La píérdida de esta obra se conoció el 22 de julio, y justo tres días despuíés, el día 25, Villar Mir volvió a modificar el periodo de ejercicio del prepaid put al abanico que va desde el próximo 1 de noviembre hasta el 20 de marzo de 2015. ¿Quíé está indicando este movimiento? Que el prestigioso empresario y primer accionista de OHL –palabras mayores que indican la importancia de intentar interpretar sus pasos– teme que durante los próximos meses la constructora seguirá cotizando muy lejos de los 33 euros en que se movía en primavera y que están en línea con el precio objetivo que le concede el mercado.
"Estos instrumentos lo que reflejan es que se está poniendo corto, ve que el valor va a seguir sufriendo", señalan desde un banco de inversión; mientras que desde una firma competidora recuerdan que esta operativa permite a Villar Mir "comprar un derecho sobre un subyacente pero no con la fecha actual, sino sobre fecha futura desembolsando la prima hoy". Por tanto, tras los últimos acontecimientos, el empresario ha visto que no hay negocio para este año a 27 euros por acción y se ha cubierto las espaldas prorrogándolo hasta casi la próxima primavera.
La sofisticación de este instrumento, un prepaid put, lo convierte en prácticamente un desconocido entre la comunidad inversora española, pero como señala un viejo lobo del sector de las infraestructuras, "a Juan Miguel siempre se le ha conocido como el ingeniero financiero", en clara alusión a su profundo conocimiento tanto de la Ingeniería como de las Finanzas.
En OHL, por ejemplo, sólo en el último año ha podido hacerse con un 5% del grupo con descuentos del 20% frente al precio de mercado gracias a estas estructuras de derivados (en total, el empresario controla indirectamente el 61% de OHL). A principios de ejercicio, tenía cerca del 7% de OHL a travíés de estas estructuras, mientras que otro 10% está respaldando una emisión de bonos convertibles por importe de 125 millones ampliables a 150 que hizo la constructora.
Suma y sigue, porque parte de las participaciones que posee en la constructora Fertiberia y Ferroatlántica (juntas suman el 2%) las tiene en príéstamo el Grupo Villar Mir para poder realizar todas estas operativas, que recientemente han recurrido a otro truco de ingeniería financiera para lavar la cara de OHL antes de terminar el año, reducir su deuda y mejorar (aunque sea con artificios contables) el beneficio.
Fue hace dos semanas cuando Grupo Villar Mir se compró a sí mismo un 5% de Abertis, ya que adquirió este paquete a OHL a un precio un 6% por encima de mercado. Y es que parece que el empresario es consciente de que la constructora necesita varios empujoncitos para retomar su pasado brillo bursátil. Lo de Qatar ha sido un duro golpe que ha obligado al primer accionista de la constructora a rehacer sus planes... por el momento, hasta marzo de 2015.