‘Un modelo de empresa participativo hace más factible la competitividad de esa empresa en el largo plazo’, según explicó Sabin Azua, socio director de la consultora B+I Strategy, porque con la participación de los trabajadores ‘se aporta muchísimo más valor a la innovación y en la apuesta de trabajo con los clientes’. Esta fue una de las conclusiones principales del síéptimo encuentro de ‘Conversaciones estratíégicas’ celebrado ayer en Bilbao, promovido por B+I Strategy para fomentar la competitividad empresarial.
En el encuentro explicaron sus experiencias los máximos directivos de cuatro relevantes empresas que tenían en común haber articulado diferentes modelos de participación de los trabajadores. Así participaron Izar Cuting Tools, Sociedad Anónima Laboral controlada totalmente por sus empleados, que se dedica a herramientas de corte de uso industrial; Vicinay Cadenas, Sociedad Anónima, líder mundial en cadenas navales, que ha abierto su gestión y reparto de beneficios a su plantilla; la cooperativa Ampo que produce grandes válvulas para sectores de energía y petroquímico; y la propia consultora estratíégica B+I Strategy que tambiíén ha implicado a su plantilla en la gestión y en los beneficios.
Sabin Azua advirtió que tener una empresa organizada bajo algún tipo modelo de participación de los trabajadores no asegura por sí mismo la competitividad de la compañía, ya que ‘para poder tener un proyecto empresarial participativo tienes que ser una empresa competitiva y con capacidad de sostener el proyecto empresarial en el largo plazo’, por lo que toda empresa para poder colocar los productos en el mercado ha de tener ‘tecnología, innovación y conocimiento del mercado’.
Para Azua abrir la empresa a la participación de los trabajadores no es sólo darles acceso a la propiedad, es un proceso que lleva su tiempo y que no sirve copiar los modelos de otras empresas, ya que cada organización tiene sus peculiariedades. Para empresas ya existentes el camino ‘empiezas dando mayor participación en la gestión, despuíés una mayor participación en el valor (reparto de beneficios) y terminas teniendo participación en la propiedad’.
Participación no sólo en los problemas
Los directivos de Izar Cutting Tools (Carlos Pujana), como Vicinay Cadenas (Jesús Navas) y Ampo (Jon Agirre) explicaron que tener una empresa participativa es una actitud y que no puede plantearse sólo pedir la colaboración de los trabajadores cuando hay problemas y es necesario hacer ajustes (trabajar en fines de semana, reducción de salarios, etc), sino que tambiíén hay que mantenerla en las íépocas de bonanza y beneficios.
En este sentido Carlos Pujana, director general de Izar Cuting Tools, compañía que se convirtió en SAL para superar una profunda crisis insistió en que ‘corresponsabilidad que hace que las cosas sean más fáciles tanto en los tiempos difíciles como en los de bonanza’, para añadir que ‘se habla de corresponsabilidad en general cuando las cosas van mal, pero cuando las cosas van bien no se habla tanto’. En esta misma línea Jesús Navas, director general de Vicnay Cadenas, dio un paso más al destacar que el modelo participativo se sustenta en la confianza ‘y la confianza se da con hechos, más que con palabras’, por lo tanto si ‘en los malos (momentos) estamos pidiendo esfuerzos, en los buenos tambiíén tiene que haber esa recompensa. Eso genera confianza’.
Lo que no obviaron ninguno de los directivos de las cuatro empresas participantes en el debate es que en ocasiones aunque la dirección de la empresa promueva la participación de los trabajadores, a veces íéstos no responden, no se quieren implicar en la gestión o en el capital de las compañías, porque no quieren responsabilidades a largo plazo. Ante esta situación los directivos de las cuatro empresas abogaron por buscar la forma de motivar a los trabajadores, fomentar el orgullo de pertenencia y su implicación con el proyecto empresarial de largo plazo. Para ello, Jon Agirre, presidente de Ampo, especificó que ‘la información sólo no basta, lo que hay que hacer es comunicar’.
El tamaño importa
Además de tener perfiles societarios diferentes las empresas que tomaron parte en el debate tambiíén constataron que la dimensión empresarial puede complicar, pero no imposibilitar, los sistemas participativos. Izar sólo tiene plantas en Amorebieta (Vizcaya), mientras que Vicinay además de en Vizcaya tiene plantas productivas en Brasil, China y Suecia; mientras que Ampo en Idiazabal (Guipúzcoa) y en La India; y B+I Strategy en Bilbao (Vizcaya).
Todos coincidieron en reconocer que una empresa participativa exige más esfuerzo a los directivos, tienen que dedicar mucho tiempo a ser transparentes y a promover activamente la participación de todos los estamentos de la empresa. Este esfuerzo se multiplica cuanto más grande es la compañía y obliga tambiíén a diseñar procesos participativos diferentes en función de la cultura de cada país donde se tenga implantaciones.
Pero tambiíén constataron que las empresas participativas están más vinculadas a su territorio, a su proyecto, lo cual puede convertirse en una especie de blindaje frente a operaciones de compra por parte de terceros.
Palabras clave
En las conclusiones del debate se plantearon una serie de palabras claves para propiciar la consecución de una empresa participativa: ‘Transparencia’ en la información y en las decisiones; ‘Coherencia’ en compartir tambiíén los buenos resultados; ‘Confianza’ ganada a base de hechos; ‘Coherencia’ de predicar con el ejemplo; ‘Humildad’ para admitir que en el proceso habrá errores; ‘Pasión’ por el trabajo bien hecho; ‘Exigencia’ para adaptarse a las condiciones del mercado; ‘Respeto’ a todas las personas de la organización.
Ya ven, los empresarios definen una serie de palabras que definen una empresa participativa. ¿Conocen alguna empresa de debiera ser más participativa que un estado? ¿No creen ustedes que las palabras listadas, adquieren un valor inmenso en asuntos de politica, economía…
En fin pasen ustedes un buen fin de semana.