Hace dos años que son socios y ya piensan en dejar de serlo. Alejandro Agag y Enrique Bañuelos quieren poner fin a sus intereses en común al frente de la Fórmula E. Casi antes de que su prometedora competición de coches elíéctricos eche a rodar, pues acaba de celebrarse la segunda prueba de su campeonato, ambos empresarios españoles negocian con varios fondos de inversión su entrada en el holding que sustenta los derechos para los próximos 25 años, según han confirmado a este diario fuentes oficiales.
En estos momentos, el mejor colocado es CVC, que está realizando una due diligence para evaluar la cuantía de su oferta por desembarcar en un negocio que conoce muy bien. La firma de capital riesgo es en la actualidad el inversor financiero de referencia de la Fórmula 1 junto al promotor y fundador Bernie Ecclestone, aunque en los últimos tiempos se ha deshecho de un 30% de su paquete mayoritario para dar entrada a otros fondos como nuevos socios, como es el caso de Delta Topco, BlackRock, Waddell&Reed y Norges.
Alejandro Agag, al contrario que Enrique Bañuelos, quiere aprovechar esta coyuntura para ofrecer a CVC una alternativa sobre ruedas al circo de la Fórmula 1. Desde hace tiempo, el fondo de private equity trata de desvincularse de Ecclestone, motivo por el que negocia ahora la venta de su participación a la cadena estadounidense Discovery Communications, que en mayo se hizo con la mayoría de Eurosport, despuíés de que el intento de sacar la compañía a bolsa en Singapur hace un año fracasara.
A pesar de potencial relación causa-efecto, la desinversión de CVC de la Fórmula 1 no es una premisa necesaria para que su entrada en la Formula E se materialice. El fondo de inversión estudia esta oportunidad como una entrada en un nuevo mercado, con un nuevo público y en un sector embrionario de negocio que, por su concepción y reglamento tíécnico, será vanguardia en el desarrollo de la tecnología elíéctrica del automóvil, independientemente de los plazos que emplee para terminar su relación con Ecclestone.
El tiempo apremia mucho más para Alejandro Agag y el resto de socios españoles que entraron en la Fórmula E de su mano, como los empresarios Luis Delso (Isolux) o Carlos Guerrero (Pepe Jeans). La oportunidad de hacer plusvalías cada vez es menor, dado que sus participaciones minoritarias han ido diluyíéndose progresivamente con la entrada de nuevos socios, como la multinacional Qualcomm, el banco privado andorrano Banca Mora o el fondo de inversión Causeway Media (Boston Celtics y San Francisco 49ers).
Según fuentes oficiales, la progresiva entrada de socios forma parte del plan de desarrollo previsto para la Fórmula E: "Ahora ha llegado el momento de incorporar a un gran inversor financiero que contribuya a consolidar el negocio". En ese escenario, CVC aparece como el candidato ideal por su experiencia y conocimiento del sector, aunque no es el único inversor financiero al que se ha ofrecido la operación. Son magnitudes millonarias y los impulsores hace tiempo que no tienen capacidad de asumir esos esfuerzos.
Esta dinámica de ampliaciones de capital, aunque no ha sido el detonante, ha terminado dinamitando la relación entre Agag y Bañuelos. El antiguo desarrollador urbanístico valenciano, que apoyó el nacimiento del proyecto con una inversión de 30 millones de euros, prefiere esperar a maximizar el valor de la Fórmula E, cuyo estreno tuvo lugar hace unas semanas en Pekín, donde se celebró una reunión del consejo de administración para tratar las negociaciones con el fondo CVC, según varios de los protagonistas.
Bañuelos desconfía de las prisas por vender de Agag, verdadero cerebro de esta competición de coches 'ecológicos' y conseguidor del acuerdo con la FIA (Jean Todt) para explotar esta prueba durante 25 años. El fundador de Veremonte sospecha que su socio quiera utilizar a CVC para reemplazarle, de manera que el yerno de Aznar siga al frente del prometedor negocio de la Fórmula E como gestor con unas nuevas condiciones. En definitiva, repetir lo que Bernie Ecclestone ha hecho a lo largo de díécadas con la Fórmula 1.
Por su parte, CVC valora la potencialidad de esta fórmula verde como alternativa al negocio convencional, donde ha tenido que aumentar el reparto de los ingresos anuales (1.500 millones de dólares) de la competición entre los equipos hasta un 60%. Además, Ecclestone ha firmado acuerdos con las principales escuderías (Ferrari, Red Bull, McLaren y Mercedes) para incrementar su participación en el pastel de los derechos a cambio de que aseguraren su presencia en la Fórmula 1 un mínimo de diez años.
Ese horizonte vinculado al poder de las escuderías hace aún más atractivo el potencial de la Fórmula E, donde marcas como Audi, BMW o Renault, único proveedor de los monoplazas de este año, están interesadas en participar para desarrollar sus tecnologías sin tantas exigencias mercantiles. De esta manera, las escuderías tendrán libertad para desarrollar sus sistemas mediante acuerdos con empresas energíéticas y distintos fabricantes de automóviles, haciendo más flexible y abierta la competición.