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FCC y la familia Koplowitz se enfrentan de nuevo a otro Día D. Si hoy no consigue cerrar el acuerdo con Carlos Slim o George Soros para que suscriban la mitad de la ampliación de capital de 1.000 millones aprobada en la junta general extraordinaria del pasado jueves, los fundadores entrarán de nuevo en default o impago, ya que este martes expira la prórroga que BBVA y Bankia le dieron hace un mes para alargar el pago de los otros 1.000 millones de deuda personal.
La ruptura de las conversaciones con George Soros se produjo en la tarde del pasado domingo para sorpresa de los bancos acreedores del grupo, de la propia familia y hasta del consejero delegado, Juan Bíéjar, que horas antes daba por hecho que en la mañana del lunes se cerraría el acuerdo y se lanzaría la ampliación de capital. Morgan Stanley, el asesor de la compañía, se lo comunicó a las partes a última hora de la noche.
Lo que se anunció fue que había finalizado el periodo de exclusividad dado al magnate estadounidense sin que se hubiera cerrado el acuerdo para sellar su inversión de 650 millones de euros a cambio de tomar el 25% de FCC. Una aseveración que dejaba en una situación complicada a Bíéjar, que una semana antes había dado por buena la entrada en el capital de Soros tras muchos meses de conversaciones y varias rupturas previas.
La familia añadió que las negociaciones se centraban ahora en convencer ahora a Control Empresarial de Capitales, sociedad perteneciente en su integridad a Inmobiliaria Carso, que a su vez está controlada por el multimillonario Carlos Slim. El hombre más rico del mundo, cuyo interíés fue desvelado en exclusiva por El Confidencial el pasado 3 de noviembre, ha decidido echar el resto y, a diferencia de Soros, ha hecho una oferta vinculante. Es decir, no sujeta a un análisis ulterior del balance de FCC, como si había condicionado Soros.
Esta ventaja para la compañía y la familia tenía el contrapeso negativo de que la propuesta del estadounidense ya estaba autorizada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores, mientras que la de Slim no había pasado por el tamiz del organismo supervisor. Un detalle muy relevante porque puede retrasar el lanzamiento de la ampliación de capital, por lo que FCC y las Koplowitz se enfrentarían otra vez a dos situaciones muy incómodas.
Porque tanto la empresa como los fundadores tenían como fecha límite este martes 25 de noviembre. Es el día en el que expira la prórroga o stand still que BBVA y Bankia le concedieron el pasado 20 de octubre cuando acordaron refinanciarle por tercera vez en tres años sus príéstamos personales de 1.000 millones, cuya garantía son las acciones de FCC. Aquel pacto, que permite a la familia no tener que pagar el principal de los críéditos hasta 2019, sólo les obligaba a abonar dos descubiertos por cerca de 120 millones. Un impago al que harían frente cuando tuvieran cerrada la venta de los derechos de suscripción de la ampliación de capital a un tercero, ya fuera Soros, Slim o el fondo Guggenheim.
Además, este martes 25 vence asimismo el acuerdo alcanzado el pasado viernes con los 37 bancos acreedores que aceptaron una quita del 15% del importe del tramo B de la refinanciación de la compañía, que asciende a 1.350 millones. FCC les ha pedido a las entidades financieras ese sacrificio porque, de lo contrario, el próximo 1 de enero entraría en impago al carecer de tesorería para amortizar ese críédito, por el que paga hasta un 16% de interíés.
Esta es una situación delicada que hace que el imperio FCC penda de un hilo. Algunos inversores que se habían comprometido a suscribir los títulos no entienden el portazo a Soros, que el pasado viernes exigió una rebaja en el precio de las acciones de la ampliación de capital.