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Autor Tema: “Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo”   (Leído 618 veces)

Scientia

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“Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo” 
« en: Noviembre 27, 2014, 06:42:56 pm »

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“Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo” 

Lo que nos hace envejecer es un edificio de creencias erróneas que debemos derrumbar del todo y comenzar a pensar con unos nuevos cimientos de creencias liberadoras y sanadoras:

Existe un mundo objetivo, independiente del observador, y nuestros cuerpos son un aspecto de este mundo objetivo.
El cuerpo está compuesto por masas de materia, separadas entre sí­ en el tiempo y el espacio.
Mente y cuerpo son cosas separadas e independientes la una de la otra.

El materialismo es primario, la conciencia es secundaria. En otras palabras, somos máquinas fí­sicas que han aprendido a pensar.
La conciencia humana puede ser explicada por completo como producto de la bioquí­mica.
Como individuos, somos entidades desconectadas y autosuficientes.
Nuestra percepción del mundo es automática y nos brinda una imagen adecuada de cómo son realmente las cosas.
Nuestra verdadera naturaleza queda totalmente definida por el cuerpo, el yo y la personalidad. Somos briznas de recuerdos y deseos encerrados en paquetes de carne y huesos.
El tiempo existe como absoluto y somos cautivos de ese absoluto. Nadie escapa a los estragos del tiempo.
 

10.El sufrimiento es necesario; forma parte de la realidad. Somos ví­ctimas inevitables de la enfermedad, el envejecimiento y la muerte.

Empecemos el nuevo edificio:

El mundo fí­sico, incluidos nuestros cuerpos, es una reacción del observador. Creamos el cuerpo según creamos la experiencia de nuestro mundo.
En su estado esencial, el cuerpo está compuesto de energí­a y de información, no de materia sólida. Esta energí­a e información es un afloramiento de infinitos campos de energí­a e información que abarcan el universo.
La mente y el cuerpo son inseparablemente uno. La unidad que soy yo se separa en dos corrientes de experiencia. Experimento la corriente subjetiva como ideas, sentimientos y deseos. Experimento la corriente objetiva como mi cuerpo. Sin embargo, en un plano más profundo las dos corrientes se encuentran en una sola fuente creativa. Es a partir de esta fuente desde donde debemos vivir.
La bioquí­mica del cuerpo es un producto de la conciencia.Creencias, pensamientos y emociones crean las reacciones quí­micas que sostienen la vida en cada cíélula. Una cíélula envejecida es el producto final de la conciencia que ha olvidado cómo mantenerse nueva.
La percepción parece ser automática, pero en realidad es un fenómeno aprendido. El mundo en que vives, incluida la experiencia de tu cuerpo, está completamente inspirado en el modo en que aprendiste a percibirlo. Si cambias tu percepción, cambias la experiencia de tu cuerpo y de tu mundo.
Hay impulsos de inteligencia que crean en tu cuerpo formas nuevas a cada segundo. Lo que tú eres equivale a la suma total de estos impulsos y, al cambiar sus esquemas, cambiarás tú.
Aunque cada persona parezca separada e independiente, todos nosotros estamos conectados a patrones de inteligencia que gobiernan el cosmos entero. Nuestros cuerpos son parte de un cuerpo universal; nuestras mentes, un aspecto de la mente universal.
El tiempo no existe como absoluto; sólo la eternidad. El tiempo es eternidad cuantificada, atemporalidad cortada por nosotros en fragmentos y trozos (segundos, horas, dí­as, años). Lo que llamamos tiempo lineal es un reflejo de nuestro modo de percibir el cambio. Si pudiíéramos percibir lo inmutable, el tiempo dejarí­a de existir tal como lo conocemos. Podemos aprender a re-comenzar a metabolizar lo inmutable, la eternidad, lo absoluto. Al hacerlo estaremos listos para crear la fisiologí­a de la inmortalidad.
Cada uno de nosotros habita una realidad que se encuentra más allá de todo cambio. En lo más profundo de nosotros, sin que lo sepan los cinco sentidos, existe un í­ntimo núcleo de ser, un campo de inmutabilidad que crea la personalidad, el yo y el cuerpo. Este ser es nuestro estado esencial; es quien realmente somos.
10.No somos ví­ctimas del envejecimiento, la enfermedad y la muerte. í‰stos son partes del escenario, no del espectador, que es inmune a cualquier forma de cambio. Ese espectador es el espí­ritu, la expresión del ser eterno.

Deepak Chopra,“Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo”

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