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Autor Tema: Nada es tan nuevo…  (Leído 145 veces)

OCIN

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Nada es tan nuevo…
« en: Diciembre 13, 2014, 11:38:57 am »
Por… Ví­ctor Andríés Gómez Rodrí­guez , Yelina Gómez Martí­nez




En 1996 Giovanni Arrighi comentó de la globalización, que muchas de sus tendencias no eran una novedad. El ferrocarril y el telíégrafo, el automóvil, la radio y el telíéfono en su íépoca impresionaron igual. Y la actividad económica virtual no es tan nueva como parece. El cable submarino para el telíégrafo, desde la díécada de 1860 en adelante conectóentre sí­ a los mercados de valores; posibilitó el comercio diario y el ajuste de precios a travíés de miles de millas, debido a la electricidad. Chicago y Londres, Melbourne y Manchester se enlazaron mediante una estrecha interconexión en tiempo real. Propiciando un fluido crecimiento mundial durante ese periodo. [2]

La sociedad de la información es un reajuste -puntal de soporte al techo- de la hegemoní­a mundial con quíé paliar las hendijas que íésta sufre. La globalización nació del auge en la aceleración tecnológica (a partir de 1944) hasta hoy a efectos de los cambios en las ciencias, básicamente las vinculadas a la transmisión e intercambio de información, más que a la comunicación, que a su vez ha creado un soporte teórico normativo para la pretensión imperialista de neocolonizar al mundo humano conocido en el siglo XXI. Por el camino de las redes digitales fluye incontrolable el capital financiero. Globalización y sociedad de la información interactúan, esencialmente, para ese objetivo.

Hobsbawm, alertó que la actual globalización alcanzó un punto iníédito en tres planos: la interdependencia, la tecnologí­a y la polí­tica. Precisando, que vivimos en un mundo tan interdependiente que las operaciones corrientes se encadenan y cualquier interrupción tiene consecuencias globales inmediatas.[3]

La interdependencia, la tecnologí­a y la polí­tica, mediante las redes digitales –que contienen a las sociales- constituyen el fundamento de la sociedad de la información o del conocimiento en la “unipolaridad” capitalista durante la hegemoní­a angloestadounidense. Dichos planos interactúan al interior de esa globalización. El historiador inglíés puntualizó que el efecto perturbador de la globalización se hizo sentir con una rapidez impensable en cualquier íépoca anterior.[4] La última díécada del siglo veinte le sirvió como punto de despegue. Es improbable la emergencia de la sociedad de la información al margen de la globalización, siguiendo la pauta -de ahí­ la interacción entre esos tres planos- del enorme poder de una tecnologí­a que revoluciona el terreno económico; sobre todo en lo militar.

La tecnologí­a es más decisiva que nunca en cuestiones militares. Hoy la sociedad de la información y sus redes digitales asisten a la careada supremací­a económica angloestadounidense mediante su Complejo Militar Industrial –un tíérmino proveniente de finales de los 60 del siglo veinte, relativamente olvidado. La economí­a estadounidense se basaba en la protección de la industria nacional respecto a la competencia externa en su propio mercado. Pero el hecho de que esa economí­a ya no ocupe en el mundo industrializado actual la posición dominante de antaño constituye uno de sus puntos díébiles en el siglo XXI. La forma de solventarlo fue desarrollar el mercado de las armas. A partir de la Segunda Guerra Mundial, el comercio y acopio las de armas en tiempo de paz alcanzaron en Estados Unidos un nivel sin precedentes en la historia moderna, lo que puede explicar la dominación ejercida por ese complejo.[5]

Goldstein avizora que el capitalismo como sistema de producción con fines de lucro, está en un callejón sin salida. Con la tecnologí­a y la competencia empresarial a escala planetaria junto a la caí­da de los salarios[6], el imperialismo busca dividir a los individuos para disimular el crecimiento de la desigualdad en medio del agravamiento de la crisis desde 2007. El ciclo histórico que soportó a la economí­a terminó.[7] Coincidiendo con Arrighi, Goldstein expone la aplicación de la ciencia y la tíécnica a los procesos industriales y a las comunicaciones en la revolución tecnológica desde mediados del siglo XX. La crisis actual es global, y su esencia es la sobreproducción. Dispositivos materiales y virtuales derivados de esa última revolución tecnológica, se concentran en la implementación de la era digital mediante la informática y la transmisión e intercambio de datos, más que en las comunicaciones, para sustituir la mano de obra humana por procesos virtuales.[8]

El salto tecnológico que representaron la Internet y la comunicación por satíélite, la robótica de alto nivel y la nanotecnologí­a, la robótica productiva, la aviación no tripulada y la automatización de los puertos, fue aprovechado por la plutocracia capitalista para extender su alienación a nivel global apelando a un mí­nimo de mano de obra humana. Con el estallido en el 2000-2001 de la “burbuja tecnológica” de las punto.com, el exceso de producción tecnológica terminó en colapso, extendido a la contracción económica que fue generalizada y afectó a los sectores financiero, inmobiliario, automovilí­stico, electrónica, herramientas, etc. El mundo, de repente, se desbordó de: pantallas planas de televisión, bulldozers, muñecas Barbie, telíéfonos celulares, dispositivos informáticos, de centros comerciales… Y de mucha pacotilla simbólica inútil para la solución de los problemas vitales apremiantes[9]. En la sociedad de la información o del conocimiento, la informática y la robótica sustituyen en un contexto de crisis del sistema, al trabajo humano. La revolución tecnológica involucra al desmantelamiento del mercado del trabajo a escala global.

……..
[2] Arrighi, Giovanni. “Beyond Western Hegemonies”. Paper presented at the XXI Meeting of the Social Science History Association, New Orleans, Louisiana, october 10-13, 1996. http://fbc.binghamton.edu/gaht5.htm.
[3] Hobsbawm, Eric. Un Imperio que no es como los demás. EE.UU. IADE. 1/8/2008. http://www.iade.org.ar
[4] Ibí­dem.
[5] “El mundo de hoy es demasiado complicado para ser dominado por un solo Estado […] dejando de lado la superioridad militar, Estados Unidos depende de recursos cada vez más escasos […], su proporción en la economí­a mundial va en disminución y es vulnerable a corto y a largo plazo. Imaginemos que la […] (OPEP) decidiera mañana facturar el barril de petróleo en euros en lugar de dólares…” Ibí­dem.
[6] Goldstein, Fred. El capitalismo en un callejón sin salida. Un punto de vista marxista. Traducido por Manuel Talens y Atenea Acevedo. Copyright 2012. World View Forum. http://www.rebelión.org.
[7] Porque: “el funcionamiento automático del mercado capitalista, el ciclo normal de auge y caí­da del desarrollo capitalista, se quedó exhausto. El capitalismo llegó a un punto en el que ninguna medida de carácter económico podrí­a por sí­ sola mantener el sistema en movimiento ni hacerlo avanzar por más tiempo […]; sumido en la parálisis económica, el desempleo masivo sobrepasa la capacidad del sistema.” Ibí­dem.
[8] “La “recuperación sin empleo” es una caracterí­stica de la crisis actual […], [desde el] extraordinario desarrollo de la mundialización de la […] banca y las finanzas, la crisis actual se está jugando en un escenario mucho más amplio que las anteriores […] conforme esta crisis se profundiza y se prolonga, la clase dominante intensifica su intervención militar y agrava las tensiones mundiales al tiempo que aumenta su arsenal […] de alta tecnologí­a […], la opción de la movilización militar como estí­mulo económico para alimentar la economí­a ha disminuido en gran medida. […] Este proceso de sustitución de trabajadores por máquinas (hoy en dí­a computadoras y software) ha estado en marcha desde el inicio de sistema capitalista, hace unos quinientos años. […] Suya [de Allen Sinaí­] es la frase “la madre de todas las recuperaciones sin creación de puestos de trabajo” en referencia a la mal llamada “recuperación” de 2009-2010.” Ibí­dem.
[9] “Si hubo sobreproducción fue porque los bienes no podí­an venderse con ganancias.” Ibí­dem.


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