Del todo a la nada en siete meses. Cuando Applus salió a bolsa, el pasado 9 mayo, su consejero delegado, Fernando Basabe, se convirtió en uno de los ejecutivos más envidiados del momento, gracias al generoso bonus que le concedió la compañía en recompensa por haber llevado al grupo hasta el mercado de valores.
Este se cifró en cerca de 30 millones de euros, ya que se dividió en un pago en efectivo de 9,95, más otro en acciones valorado, en aquel momento, en 17,9 millones. El problema es que este segundo premio se referenció al precio de la acción en el momento de salida a bolsa, sin ningún tipo de garantía ante posibles desplomes del valor, ya que el objetivo era ligar la remuneración del ejecutivo a la marcha de la empresa en el parquíé. Un negro destino, por el momento.
Desde su estreno en bolsa, que terminó fijándose en 14,5 euros por acción, Applus se deja un 45%, hasta los 7,94 euros en que cerró el ayer lunes, mínimo histórico que, además, hace que esos casi 18 millones de euros hayan quedado reducidos a apenas 9,4.
La fórmula que eligió Applus para ligar el bonus de su consejero delegado con la evolución del valor en bolsa fue concederle unos derechos sobre acciones, que se calcularon conforme al precio al que se estrenó la compañía en el parquíé y que Basabe puede ir convirtiendo en acciones contantes y sonantes los 9 de mayo de 2015, 2016 y 2017.
Como este plan se calculó tomando como referencia el precio de colocación, el resultado es que cada mes de mayo, durante los próximos tres años, el consejero delegado de Applus podrá convertir en acciones 392.989 de estos derechos (1,18 millones de acciones en total).
El problema es que, frente a los casi 6 millones de euros en que se valoró cada una de estas entregas con motivo de la salida a bolsa, ahora apenas superan los 3 millones de euros. No obstante, como Basabe no puede convertir el primer tramo de estos derechos hasta mayo, habrá que esperar hasta la próxima primavera para conocer la cifra definitiva.
Sin catalizadores para remontar el vuelo
Sin embargo, parece que el ejecutivo tiene pocos motivos para confiar en un rally de la acción capaz de revalorizar a Applus más de un 80% en cinco meses. Esta es la remontada que necesita la acción para volver a los niveles de su estreno bursátil, un escenario que no contempla el consenso de analistas ni por sus estimaciones de precios objetivos ni por sus análisis sobre los fundamentales y los catalizadores del valor.
De hecho, los expertos consultados por Bloomberg limitan a 13,49 euros el precio al que podría estar cotizando Applus dentro de un año, es decir, diciembre de 2015. Además, este potencial a doce meses se construye, sobre todo, con la vista puesta en posibles mejoras a partir de la próxima primavera, es decir, despuíés de que Basabe haya recibido el primer tramo (ya cercenado) de su plan de acciones.
Suma y sigue, porque a la píérdida de valor de este incentivo se suma la minusvalía latente que arrastra el consejero delegado de Applus por la inversión de cinco millones de euros que realizó en títulos de la sociedad tras su estreno, cifra que ahora mismo, con los mínimos del valor, apenas alcanza los 2,7 millones. Según confesó la empresa en su folleto de salida a bolsa, Basabe recibió un príéstamo de la propia compañía por importe de esos citados cinco millones de euros para comprar 344.828 acciones de Applus, inversión que hoy vale un 45% menos.
Su caso, lejos de ser una excepción, se repite con el director financiero, Joan Amigó, a quien la empresa, a travíés de la sociedad Azul Holding, tambiíén financió los 800.000 euros que invirtió en acciones del grupo, y le concedió derechos sobre 275.235 acciones que, como Basabe, podrá convertir durante los próximos tres años, a razón de 91.745 derechos cada mayo. Por el momento, la primera entrega se enfrenta a quedar reducida a la mitad.