INICIO FOROS ÍNDICES DIVISAS MATERIAS PRIMAS CALENDARIO ECONÓMICO

Autor Tema: Tambiíén el espacio-tiempo está sujeto a la «proporción áurea»  (Leído 500 veces)

Scientia

  • Administrador
  • Excelente participación
  • ***
  • Mensajes: 37.976
  • Karma: +0/-1
  • Sexo: Femenino
http://www.abc.es/ciencia/20141216/abci-tambien-espacio-tiempo-esta-201412161107.html#.VJASuZwyXz8.facebook

Tambiíén el espacio-tiempo está sujeto a la «proporción áurea»


Encuentran este «número divino», presente en muchas formas de la Naturaleza, en la «sustancia» misma del Universo


La proporción áurea está presente en muchas formas de la Naturaleza
Un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de las Universidades surafricanas de Witwatersrand y Pretoria sugiere que tambiíén el espacio-tiempo, igual que las especies biológicas y muchas de las formas de la Naturaleza, está sujeto a una "proporción áurea".

El número o proporción áurea se representa con la letra griega Phi, tiene un valor matemático de 1,618 y está presente por todas partes a nuestro alrededor: en la curvatura de los colmillos de un elefante, en la forma de un huracán, en el caparazón de un caracol, en las nervaduras de las hojas de un arbol, en la distribución los de planetas, lunas y asteroides del Sistema Solar...

Y ahora los investigadores, dirigidos por Jan Boeyens y Francis Thackeray, creen haberla encontrado tambiíén en la topologí­a del espacio-tiempo, el "tejido" en el que se desarrollan todos los eventos fí­sicos que tienen lugar en el Universo. El hallazgo se ha publicado hace apenas unas semanas en el South African Journal of Science .

Aunque trabajan en Universidades diferentes, Boeyens y Thackeray comparten el interíés por averiguar cómo la proporción áurea se expresa en la Naturaleza, desde la estructura espiral del oí­do interno de un homí­nido de hace dos millones de años a las espirales de las galaxias más lejanas, la estructura del ADN o, incluso, en la tabla periódica de los elementos.

Thackeray, que es paleontólogo, investiga si el número 1,618 está presente en la Biologí­a como una aproximación del valor medio de una hipotíética constante biológica llamada "T", que estarí­a asociada no solo a las especies vivas de mamí­feros, aves, reptiles o insectos, sino tambiíén a otras especies extintas, como podrí­an ser algunos de nuestros antepasados, desde australopitecos a parantropos o a los primeros representantes del gíénero Homo.

Sus argumentos se basan en el análisis estadí­stico de un gran número de mediciones llevadas a cabo en un multitud de ejemplares de animales de las especies más variadas, tanto vertebrados como invertebrados. "Zoólogos y paleontólogos -explica Thackeray- encuentran el número 1,618 en la espiral logarí­tmica de crecimiento de las estructuras del oí­do de los mamí­feros (la cóclea), ya sean íéstos humanos modernos o australopitecos de hace dos millones de años. Y vuelven a encontrar el mismo número en los patrones de crecimiento de las conchas espirales de muchos moluscos. Además, encuentran el mismo valor en estructuras de crecimiento en espiral incluso en las conchas de fósiles de ammonitas de hace 65 millones de años".

Boeyens, por su parte, investiga cuestiones relacionadas con la proporción áurea en el contexto de la quí­mica, la fí­sica, la Relatividad y la Mecanica Cuántica. Los meteorólogos, por ejemplo, reconocen el 1,618 en la estructura espiral de los huracanes, y los astrónomos afirman que tambiíén las espirales que forman muchas galaxias pueden identificarse con el "mágico" Phi.

Pero Boeyens ha querido ir un paso más allá, y lleva tiempo estudiando la remarcable coincidencia cósmica de este número para relacionarlo, tambiíén, con el espacio-tiempo y la mecánica cuántica. De hecho, en su artí­culo afirma que ciertos conceptos asociados con la relatividad y la fí­sica de partí­culas pueden integrarse a travíés del número áureo. En su opinión, pues, incluso el tejido espaciotemporal, la sustancia misma del Universo, estarí­a sujeto a la proporción áurea.

En concreto, los investigadores afirman que "ha llegado el momento de reconocer que la relatividad y las teorí­as cuánticas pueden integrarse y ser vinculadas numíéricamente con el valor de una constante matemática que es válida tanto en el contexto del espacio-tiempo como en el de la Biologí­a".