Por... Pablo Espeso
Kinect llegó en junio de 2010 como el arma con la que Microsoft quería revolucionar el mundo del videojuego. Cuatro años despuíés Xbox One heredó el artilugio, renovándolo y dándole tanto otro aspecto como mejoras a nivel de funcionamiento, aunque como preveíamos terminó dejándolo bastante de lado. Kinect no es hoy tan potente e importante como lo fue en la Xbox 360, pero desde luego no deja de ser uno de los perifíéricos/accesorios más importantes de los últimos años en el panorama tecnológico.
Pasan los años y los tiempos van cambiando. Microsoft ha anunciado que dejará de vender el primer Kinect durante 2015, cesando sus ventas oficiales con el nuevo año. Esto le deja el camino completo a la segunda versión de Kinect, el de la Xbox One, con soporte para vídeo en FullHD y por supuesto todas las posibilidades que brinda el SDK 2.0, tambiíén disponible para el Kinect original pero de forma algo más limitada.
Microsoft retira del mercado uno de sus grandes hitos no sólo de los últimos años, si no tambiíén de su larga historia. Kinect no sólo ha sido utilizado como elemento de entretenimiento a travíés de las Xbox, si no que su compatibilidad con Windows así como por supuesto su SDK lo han puesto a disposición de los desarrolladores y sus ideas. Su poca presencia actual junto con la Xbox One (Kinect, ¿dónde estás?) nos permiten dirimir que el futuro está de la mano de Windows y esta comunidad de desarrollos por parte de terceros.
Adiós Kinect, hola Kinect
í‰ste no es un adiós si no un pequeño, pequeñísimo cambio. Se va el primer Kinect pero se queda la segunda versión, disponible para Xbox One por unos 150 euros en Amazon (que requiere un adaptador de 50 euros) o en su versión para sistemas Windows por 199 euros en la tienda de Microsoft España. Aunque no estemos ante el momento más feliz para Kinect, creo que aún tiene mucho camino por recorrer.